La Novia Del Presidente

Capitulo 43

En el fondo sabía que el secretario tenía mucha razón en lo que decía, pero yo no me iba a rendir tan fácil así que puse a trabajar mi mente y se me ocurrió una gran idea.

Mi plan consistía en meter a un infiltrado para que nos pudiera dar más detalles sobre el interior. Obviamente está misión de espionaje normalmente llevaría mucho más tiempo del que teníamos, por eso la persona escogida solamente se iba a encargar de localizar al objetivo y no a prestar tantas atenciones en los demás movimientos.

Elegí a un joven miembro reciente del gobierno, lo hice porque todos los demás guardias levantarían sospechas inmediatamente. Aunque ellos habían estudiado espionaje y otro tipo de cosas ideales para este momento, decidí que ese joven podía involucrarse más fácilmente en aquel territorio. Quizá era una corazonada o solo no quería exponer a los mejores miembros que tenía.

El joven era muy valiente, no tuvo problema en aceptar la misión conociendo los riesgos. Incluso pude notar un poco de felicidad en su rostro al sentirse elegido. No cabe duda que era alguien muy temerario y atrevido.

Él tendría un comunicador con el que me estaría reportando la situación constantemente.

—Muy bien Omar.—Le dije mientras lo acompañé al punto final para que siguiera su camino con los rebeldes.—El destino del país depende de ti. Haz todo lo posible.

—Lo haré señor. Gracias por confiar en mí.

El joven era tan noble que no podía evitar sentir culpa al creer que lo estaba enviando al matadero. Fue una mezcla de sensaciones muy rara, sin embargo no tenía tiempo para arrepentirme así que lo dejé marchar.

Aquel joven tenía 17 años, tez morena, ojos claros, muy simpático y agradable. La ropa que le conseguimos le quedaba muy bien. Era un vestuario casual, característico para los rebeldes. Se componía de un pantalón cargo color verde y una playera blanca. Incluía unas botas negras y un sombrero color café. Todo estaba listo para que el joven hiciera su actuación, dentro de algunos minutos ya no dependería de mí, lo hacía de sus habilidades y su suerte.

Mientras tanto nosotros continuamos con el resto de la operación, no solo nos basabamos en los resultados que él pudiera obtener, aunque el hecho de rescatar a Miriam era el 80% de todo.

El líder del partido había estado muy insistente en que debía enviar al personal a realizar la misión y no ir yo mismo. Ante todo el me seguía cuidando como el presidente del país, sabía que si yo caía sería mucho más difícil ganar aquella batalla.

Yo le oculté el hecho de que Miriam era la respuesta a todo, así como muchos detalles respecto al plan, obviamente no iba a revelar que dependía de mí cortejo a la hija del traidor para solucionar aquel gran desplome del gobierno.

Comprendí así que ellos no iban a quitarme los ojos de encima durante la operación, mi gran pretexto fue decir que yo mismo tenía que hacerlo.

Quedé como un héroe para todos, ellos reconocieron que tenía un gran valor al querer ir a enfrentar al enemigo yo mismo. En épocas pasadas grandes líderes y gobernantes marchaban con sus ejércitos para pelear.

Esto había cambiado muy recientemente, cuando la república se convirtió en el sistema de gobierno más popular. Ahora el gobernante siempre tendría que estar detrás de un escritorio actuando como un general moviendo sus piezas de ajedrez.

Cuando inició mi mandato jamás hubiera imaginado que las batallas bélicas estarían incluidas. Hasta el momento llevaba tres enfrentamientos de este tipo, mi mente y aún más mi cuerpo se estaban acostumbrando a esa situación.

Dentro de mí, la sangre comenzaba a hervir y la adrenalina explotó. Era como si mi voluntad se alzara para ir a rescatarla, como un caballero de la edad media arriesgándolo todo por su princesa.

Deseaba de todo corazón que Miriam siguiera viva, me daba vueltas la cabeza el hecho de pensar que ella ya no estuviera. No solo era culpa ni remordimiento por haberla llevado ahí. Era que mi corazón sufriría un gran daño al no volverla a ver.

De pronto, mi teléfono personal comenzó a sonar. Parecía que el destino me estaba intentando decir algo, pues era mi novia la que trataba de comunicarse.

—Hola amor ¿Cómo estás?—Le dije al responder su llamada.

—¿Cómo quieres que esté?—Se escuchaba muy molesta.—Mi familia quiere sacarme del país, me voy rumbo a los Estados Unidos. Estoy asustada y muy preocupada por ti.—Parecia un regaño de mi madre el cual me había ganado a pulso.—Y tú solo no te has comunicado, me has dejado desprotegida.

Sabía que tenía un poco de razón, era mi obligación estar con ella en esos momentos y ser yo mismo quien la pusiera salvo. Me había enfocado en otras cosas que me olvidé por completo de ella y su seguridad.

Mi corazón estaba dividido y ahora que la escuchaba lo corrobora aún más. Por ella también sentía un gran cariño y no me hubiese gustado que algo le pasara.

—Discúlpame por favor.—Le dije con un tono suave para intentar calmarla.—Se mis responsabilidades contigo pero tengo una más grande con este país. Ahora mismo estoy en una misión muy difícil con la que intento solucionar está guerra.

—¿Por qué no me lo contaste?—Me dijo aún con su tono de reclamo.—Se supone que somos un equipo, debemos tener esa comunicación no solo cuando te conviene. Sabes que puedo ayudar.

—Lo sé pero no te pediría que hicieras algo.—Me estaba desesperando. Pensé que ella podría ser un poco más comprensiva y menos demandante.—Pero estoy de acuerdo en que tú y tu familia se vayan del país. Deben estar a salvo.

—¿Esa es tu mejor frase?

No entendí porque se indignaba tanto. Yo no era ningún superhéroe que saldría corriendo a resolver la situación y a rescatarla. Mi único poder era el político y en esos momentos se estaba viniendo abajo con aquella revuelta.

No sabía que responderle, afortunadamente una frase llamó mi atención y le colgué deseándole lo mejor prometiéndole que me comunicaría con ella lo más pronto posible.



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En el texto hay: acción drama romance

Editado: 22.03.2025

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