La Novia Del Presidente

Capitulo 44

"La veo, la veo"

El joven Omar a quien habíamos enviado había logrado llegar muy rápido al centro del campamento. Por la frase que decía nos daba a entender que veía Miriam, eso levantó demasiado mi ánimo, tanto que olvidé a mi novia por completo para centrarme en ella. Me acerqué al secretario quién tenía la bocina para escuchar mejor las noticias

El joven había hecho contacto visual con nuestro objetivo. Mi corazón palpitó rápidamente al escuchar le decir que estaba viva.

"Parece que la tienen en contra de su voluntad. La han sacado de un chiquero, varios de los hombres la han sacado de ahí y la llevan agarrada a otra habitación. Creo que no tenemos mucho tiempo antes de que le hagan algo.

Escuché su reporte y hubiese deseado estar yo mismo ahí para solucionar las cosas. Quizá no me podía enfrentar a todos ellos yo solo, pero viendo la situación podría solucionar el problema. Ahora mi única ventaja era que el joven pudiera describir las cosas y poder pensar en algo.

—¿Qué más ves?—Pregunté desesperado.

—No puedo hablar ahora.—Respondió apresurado.—La seguiré y los mantendré informados.

Muy a mi pesar y provocándome demasiada molestia, el chico se atrevió a cerrar las comunicaciones. Hice un coraje enorme pues quería saber detalle a detalle y paso a paso lo que ahí ocurría. Golpeé la mesa y todo lo que se me puso enfrente, estaba totalmente disgustado y desesperado.

—Señor, el joven tiene razón.—Dijo el secretario al notar mi situación.—Es nuestro único espía ahí, no podemos arriesgarnos a perderlo. La misión es lo más importante.

Mi fiel compañero me había sabido llegar al mencionar las palabras "misión importante" Me hizo recapacitar y entender que yo estaba cometiendo un error al ponerme así. No se equivocaba al decir qué era nuestra única oportunidad de rescatar a Miriam.

Traté de despejar mi mente caminando un poco en aquella guarida que teníamos. El lugar estaba muy bien diseñado y fortificado para resistir situaciones así, quien lo hizo no descartaba el hecho de tener conflictos militares.

Quizá lo hizo pensando en luchar con grupos como mi amigo Luis y no en una Revolución en el país, pero nos estaba sirviendo de mucho para refugiados.

Los pasillos estaban muy reducidos pero eran de acero puro. Los caminos eran muy largos para llegar de una habitación a otra, en todos ellos podían verse armas y municiones. Además de tener muy poca ventilación e iluminación, también carecía de privacidad pues ninguna habitación tenía puertas.

Caminé por ese pequeño búnker un largo rato, necesitaba despejarme de las malas noticias y de las quejas de todos los miembros del gobierno con las que me acosaban para dar una solución.

A pesar de estar en ese lugar aislado, la tecnología como el internet y la señal telefónica llegaban sin ningún problema. No deseaba mirar las noticias pues no quería razonar sobre el caos que la ciudad vivía. Quería enfocarme en recuperar el maletín primordialmente, para después hacerle frente a aquellos grupos rebeldes.

Sin lugar a dudas me había tocado gobernar en una de las peores etapas. Los otros gobiernos habían tenido tan descontento al pueblo que en algún momento iban a detonar en esto.

"¡¿Por qué a mí carajo?!"

Me preguntaba constantemente mientras caminaba, realmente no me podía quejar, tampoco es que yo haya sido el mejor presidente y me haya preocupado por el pueblo y sus necesidades, pero tampoco me consideraba el peor gobernante y atender todos estos problemas se estaba volviendo demasiado para mí.

Solo hubiera deseado una vida normal… si es que existía. Una en la que pudiera quedar mi nombre grabado en la historia del país como un gobernante justo y que luchó por su pueblo. Aprender de la política, tener una esposa hermosa, hijos, poder retirarme en una gran casa o un rancho y así terminar mi vida. Nada de lo que había planeado estaba pasando.

Después de relajarme decidí regresar a donde todos estaban reunidos. Quizá había pasado alguna buena noticia que me levantara el ánimo.

Pero no fue así, al contrario, el secretario me inundó con las mismas quejas con las que yo me había ido de ahí.

La mitad del pueblo aún seguía apoyándome y creía que yo sería un héroe que los liberaría de aquella situación. La otra mitad aparentemente compartía los ideales de los rebeldes y aunque no se unieron a la lucha física lo hicieron a la social.

—Señor, el líder del partido pregunta por los avances de la misión.—Me dijo el secretario al verme entrar.—¿Le reporta usted mismo o desea que yo lo haga?

—Yo hablaré con él... gracias.

Hablar con él era una simple forma de decir que escucharia sus regaños y exigencias. Quizá el tiempo había avanzado de una forma diferente para ellos en la capital, pues para mí había sido tan poco, que no se podía exigir una solución en ese momento.

Tomé el teléfono y me comuniqué con él alistando mi mente para recibir regaños y probablemente insultos.

—Esteban, ¡¿Qué carajo está pasando allá?!—Su tono de voz era muy fuerte.—¡Necesito saber la situación actual de inmediato!

—La misión sigue en proceso.—Le respondí con mucha flojera.—El único avance que tengo es que el objetivo ha sido localizado. Falta extraerlo.

—Te exijo saber en este mismo momento en qué consiste exactamente la misión.

Su temperamento era odioso en verdad. Él no era una persona capaz de dejarnos trabajar, no confiaba en nuestras decisiones y juicio propio.

Tuve que contarle todo detenidamente, desde la traición del padre de Miriam, mi plan para seducirla, el choque con el grupo de Luis y todo lo que había estado cargando hasta ese día.

Rescaté un poco lo positivo, esa parte me había hecho liberarme como si le hubiese contado en mis problemas a un gran amigo y al sentirme escuchado pude sentir una gran liberación, además, me ayudó a reflexionar un poco mis acciones y comenzar a corregir mentalmente algunas de ellas.



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En el texto hay: acción drama romance

Editado: 22.03.2025

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