Capitulo 61

Ahí estaba yo, conduciendo a máxima velocidad por aquella carretera. Me podia dar el lujo de hacerlo ya que no había tantos carros y el camino era todo recto. Las curvas peligrosas las había dejado atrás y ahora solo deseabas deslizarme para olvidarme de todo. Había escuchado una vez que era muy buena terapia conducir y vaya que era cierto pues sin intención, me dejé llevar por aquel camino.

El auto ayudaba mucho, era tan moderno, tan fácil de manejar, que era difícil no caer seducida ante sus encantos.

Tenía un estéreo, la radio local no sonaba, la señal se perdía, sin embargo, dejaron puesta una USB con música, era muy buena selección así que el chofer se llevaba un punto por eso.

El aire acondicionado también era una gran ventaja, hacía demasiado calor y recibir esa briza fría controlaba todo mi sistema. Los asientos eran tan cómodos qué podía descansar en ellos. Tenía un sensor de movimiento, el cual me hacía más sencillo estacionarme si es que en algún momento planeaba hacerlo. En ese momento lo que quería era seguir corriendo a tal velocidad en la que me pudiera olvidar de todo.

Había salido rumbo a lo prometido, necesitaba ir a las coordenadas para encontrar aquel maletín. Estaba un poco confundida, al fin tenía mi libertad y no sabía si quería perderla de nuevo...manejando a esa velocidad era casi un hecho que podría pasar. Conforme la adrenalina bajó, también reduje la velocidad del auto, pues no deseaba accidentarme y ya había pasado el límite permitido.

Ahora solo necesitaba ajustarme bien el cinturón y seguir avanzando. Mi rumbo era seguro, aquella carretera me llevaría a una desviación la cual me regresaría a la ciudad y de ahí tenía que tomar una desviación más hacia la carretera.

A mi padre se le había ocurrido guardarlo en medio del bosque. Una pésima elección si me preguntan porque incluso las personas que deseamos encontrarlo y que teníamos las coordenadas, nos era demasiado difícil hacerlo.

Rogaba porque no lo hubiera enterrado pues no llevaba ningún equipo para que me ayudara en esta función. Además de lo cansado que sería y yo tenía mucha prisa por irme de ahí.

Conforme pensaban esto, discutía con el espíritu de mi padre que en ocasiones se me volvía a aparecer. Reclamos tras reclamos recibía de mi parte con el argumento de la distancia que eligió así como la forma.

Después de unos minutos desahogándome con gritos y velocidad tuve que reconocer el verdadero motivo para todo eso. Me sentía muy mal desde que salí de la casa. Mi querido presidente me volvió a engañar. Pude ver muy claro todo desde la ventana de aquel cuarto en el que me permitió quedarme.

Había llegado a una mujer muy hermosa y elegante, llegó de la nada, lo cual se me hizo muy raro pues a mí entender era una ubicación secreta así que el hecho de que estuviera ahí significaba que alguien de confianza le dió esa ubicación

Después pude ver como saludó tan euforicamente a Esteban y éste le correspondió. Desde ahí puede darme cuenta que no era una relación únicamente de amistad sino que Luis tenía razón, el querido presidente tenía una novia y esta lo había ido a ver a aquel lugar en donde me metió a mí... Si, después de besarme y fingir que me deseaba, llamó a su novia para viajar con ella. Es un hombre nefasto, alguien sin honor.

Él fingió que nada pasaba, por lo menos el muy bastardo no se comportó de una manera tan cínica. Trató de fingir enfrente de su novia lo cual me dió un poco de emoción.

Solo me estaba engañando. Esteban estaba jugando conmigo, todo tenía sentido pues lo hacía únicamente para conseguir su objetivo. Nunca me quiso en verdad, aunque podía jurar que en sus ojos ví que sentía cariño, lo podía jurar, se veía sincero cuando me besó.

Incluso su deseo, sus ganas de estar conmigo, parecían sinceros... Esteban es hombre al fin y al cabo, no le hubiera disgustado estar conmigo, pero sus sentimientos... en verdad es un gran actor, me engañó por completo.

Ahora menos que nunca estaba dispuesta a darle la información del maletín. Claro que iba a buscarlo, encontrarlo y usar esa información en su contra. No por el despecho sino por haber participado en la muerte de mi padre.

Gracias a sus recientes acciones y a que lo pude ver con su novia, pude entender lo mentiroso que era y que solo había sido una más en su lista.

Primero necesitaba estar segura de que contenía esa información, si era algo tan malo lo usaria.

Obviamente si él estaba tan desesperado por encontrarlo, tanto que hizo mentira tras mentira e incluso una guerra, debía ser muy importante, así que no tenía más remedio que encontrarlo.

Según la ubicación en tiempo real, yo ya estaba cerca de las coordenadas.

Le había dado la vuelta a la ciudad. Tanto esfuerzo por fin podía terminar, pasé una zona de muchos baches pero con aquel carro ni siquiera se sintieron, parecía como si siguiera en plena carretera. Comencé a avanzar un poco más lento no quería pasarme y tener que regresar.

Después de un rato en el que estuve avanzando entre la hierba, decidí bajar del carro pues consideré que estaba lo suficientemente cerca para ir caminando. Había muchos árboles que me impedían el paso sobre ruedas, así que el momento de entrar en acción llegó.

Mi estómago me indicaba que habían pasado muchas horas en esa misión, crujía con deseo de alimentos. Por suerte había llevado un lunch de aquella casa, un regalo más de mi querido presidente. La comida no era muy fina, solo me pude hacer un par de sándwiches pero bastó para calmar mi apetito. También me hidrate pues al caminar y con el intenso calor hacía falta, después de eso saqué mi libreta para revisar las coordenadas y continuar. Según la brújula del celular, la aplicación de la ubicación y los apuntes en mi libreta comencé a caminar lentamente.

Mi instinto me decía que estaba muy cerca y no podía ver ninguna cabaña en los alrededores. Quizá mi padre debía haber anotado alguna referencia. Pero no podía pedir más, él ya no estaba conmigo y me había llevado hasta ese lugar. No podía rendirme.