La Novia Del Presidente

Capitulo 72

Me pareció una gran idea no entrar en detalles, no tenía cómo evadir mi plan y estoy seguro que no le agradaría.

—Mi plan es tener a esa mujer cerca hasta que me lo dé. —Le dije intentando calmar las aguas.

—¿Por qué no la han hecho hablar?—Se giró nuevamente para mirarme a los ojos.—Me refiero a usar métodos extremos.

Yo solo la miré y moví la cabeza en señal negativa. Ella me conocía lo bastante como para saber que dichos métodos no me gustaban.

—Si quieres yo puedo ir y hablar con ella.—Me seguirió muy aventurera.—Le puedo sacar la información.

—¡No, no, para nada!—Grité sin pensarlo.

La idea no era mala, quizá si probaba otro método podría tener información. Lo malo era que para ello, tenía que contarle todo y no estaba dispuesto a hacerlo, mi relación estaba en riesgo.

—La conoces ¿verdad?

Me preguntó nuevamente de la nada. Esa mujer era muy analítica, los detalles no se le iban aunque quisiera.

—¿Por qué dices eso?—Tenia que hacerme el tonto para disimular.

—Son ideas mías, respóndeme.—Me miró profundamente para exigirme esa respuesta.

—Si la conozco, es una mujer que rescatamos de la guerra... ya te lo he dicho.

Me miró muy decepcionada, no le gustaba que me hiciera el tonto aunque muy comúnmente lo hacía.

Cuando una situación así pasaba, ella me miraba con aquellos rasgos de control.

Siempre se había sentido atraída por personas inteligentes y cada vez que me miraba así, sentía que la decepcionó.

No tuve más remedio que contarle todo. La feliz versión de que ella quería conmigo en la prepa y que la busqué porque casualmente su padre era quien nos robó el maletín... en fin, le dije todo.

Ella lo tomó bastante bien, incluso me afirmó que se sentía halaga por haberle ocultado todo. Eso me dió a entender que verdaderamente me importaba y que no la quería perder.

Se acercó a mi y me dió un beso corto, después me susurró al odio.

"Hiciste bien, no te sientas culpable.

Por primera vez en varias semanas, me sentí aliviado. No podía explicar lo mucho que me liberé al saber que ella me apoyaba y comprendía. Fue un golpe de moral muy alto el que recibí.

—Recuerda que no hay mucho tiempo.—Me dijo antes de irse.—Debes de aplicar cualquier método posible para ganar.

Sabías palabras de aquella mujer, aunque su insinuación era muy loca.

Yo le oculté que estaba enamorado de Miriam, ese era el motivo por el cual había decidido no torturarla y lo seguía manteniendo.

Tenía que ir y hablar con ella, entregar el maletín rojo era su única misión con la cual podría escapar de ese tormento.

Desafortunadamente para mí no pude hacerlo. Justo cuando me dirigía hacia allá me llegó la notificación de que los invitados estaban llegando. Si aquellos que se invitaron solos y que deseaban hablar conmigo.

Sin más remedio tuve que ir a recibirlos, principalmente al líder del partido quién me había apadrinado para que yo llegara a la presidencia, nunca se me olvidará eso.

Cuando lo ví entrar reconocí a ese hombre poderoso del que todos hablaban.

Llegó con sus guaruras quienes parecían una guardia real de épocas pasadas. Hombres que no se le despegaban ni para respirar.

Llegó junto a otros funcionando y parte del gobierno, entre ellos el géneral, un vetarano que había servido bien al país.

También entró con varios soldados que le cuidaban pero estos se quedaron afuera.

El resto de personas pasaron y todos me mostraron sus respetos.

Entre saludos y cortesías, llegó el momento de avanzar hacia la habitación donde sería la reunión.

Ya habían instalado una mesa, sillas, bocadillos, bebidas, proyectores, etc. Todo lo necesario para empezar.

El líder del partido se sentó en una de las cabeceras mientras que yo me senté en la otra. El secretario a lado mío, y los demás aleatoriamente.

El primer punto que se tocó en la reunión, fue el de los espias. Yo fuí el encargado de confirmarles que habían llegado esos individuos al país.

Todos los tomaron bastante mal y obviamente se llenaron de coraje, deseaban irse a la guerra de inmediato.

Yo tenía que ser más diplomático y no dejarme seducir por esos impulsos.

Tuve que ir más allá y avisar que todo dependía del secretario de asuntos exteriores quien había ido a solucionar el asunto.

Los demás no parecían conformes pero no me cuestionarion.

El líder del partido estaba en silencio, me ponía muy nervioso pues sabía que él tenía siempre cartas por jugar incluso antes que cualquiera.

Después se planteó el que hacer con aquellos espías y cómo hacerlos hablar. El general se ofreció violentamente para usado sus métodos.

Yo se lo permiti, no me podía guardar nada en ese momento.

La conversación seguiría para largo, había mucho que planear y mucho que discutir. Así eran aquellas reuniones y más una en la que el destino del país estaba en riesgo.



#1358 en Novela romántica
#456 en Otros
#87 en Acción

En el texto hay: acción drama romance

Editado: 22.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.