La nueva yo

Capítulo 1: La mayor traición

Melissa:

—Al fin se durmieron—dije observando a mis bebés dormir plácidamente, eran tan hermosos, una hembra y un varón, Mía y Miguel. Muy parecidos, uno estaba vestido de azul, la niña de rosa, ambos con abrigos y pantalones en la cuna dividida.

—Ya me debo ir a trabajar mi amor—dijo mi esposo besándome en los labios y mi mejor amiga que estaba sentada a mi lado en la cama se cruzó de brazos.

—Meli ahora que has cambiado tanto no te da miedo que Cris se fije en otra mujer—pronunció Aurora una vez que Cris había abandonado la habitación. No lo niego, su comentario me hizo sentir bastante mal y mi vista se quedó fija en el enorme espejo que había en mi habitación. Había engordado mucho con el embarazo de los gemelos, mi cuerpo no se veía igual, incluso mi barriga se veía aún más pronunciada. Iba vestida con un pijama rosa y el cabello despeinado, era ka primera vez que me miraba al espejo desde que había amanecido.

—Ya hace tres meses que pariste y sigues igual, no has bajado de peso y Cris es un hombre exitoso, de negocios.... Cualquier mujer moriría por estar con él—agregó de forma maliciosa siendo insuficiente su primer comentario, yo tragué en seco, sus palabras me dolieron porque aunque era cierto todo lo que decía, ella era mi mejor amiga y se suponía que no debía bajarme el autoestima de esa forma.

—Cristhofer y yo nos amamos—exclamé—es verdad estoy algo gorda aún pero si te das cuenta hace solo tres meses di a luz y no he tenido tiempo aún de empezar a hacer ejercicio. Los bebés demandan mucho tiempo y quiero estar siempre con ellos cuidándolos. Ya tendré tiempo de volver a ser como antes. Tenemos nuestra familia que es lo más importante —miré a los pequeños y sonreí. Aunque mi cuerpo había cambiado estaba muy feliz de que llegaran a mi vida.

—Suerte con eso. Yo ya me tengo que ir—se puso de pie tomando su bolso y abandonó la habitación. Yo me senté en la cama mirándome frente al espejo, es verdad ya no era igual que antes, mi cuerpo no era el mismo, y ya casi no tenía tiempo de arreglarme. Los niños se despertaban muchas veces en la noche y tenía ojeras pronunciadas. Eso sin contar que no habíamos contratado ninguna niñera, pues queríamos cuidar nosotros mismos de los pequeños. Me sentí triste, mi autoestima en este momento estaba por los suelos, mis ojos se humedecieron hasta que la pequeña empezó a llorar y tuve que dejar a un lado la tristeza para tomarla en mis brazos y amamantarla.

************

Terminaba de dormir a los gemelos cuando mi teléfono sonó, mi madre estaba allí a mi lado, amaba a sus nietos, yo era hija única, mi padre había muerto y solo nos teníamos una a la otra. Miré el teléfono y vi un mensaje de un número desconocido:

—Tu esposo te engaña—leí, mi corazón se aceleró, Cristhofer era un esposo amoroso, nunca me había fallado, adoraba a nuestros bebés, no podía creerlo. Entonces recordé las palabras de esta mañana de mi amiga. Había quedado muy gorda después de tener a los bebés, ya no me veía hermosa como antes.

—¿Quién eres? ¿Cómo sabes algo así? —pregunté y en menos de un minuto recibí como respuesta una dirección que quedaba a solo 20 minutos de la mansión.

—Mamá cuida a los bebés volveré pronto, en menos de una hora estoy aquí—exclamé besando la frente de mis bebés que acababan de dormirse.

—Meli ¿a dónde vas? —preguntó mi madre preocupada poniéndose de pie, yo prácticamente no salía de casa nunca y menos sin los bebés pero esos mensajes me hicieron perder la cordura. No respondí, solo corrí hacia el auto y conduje aprisa hasta la dirección indicada, una casa de dos pisos. Empujé la puerta y estaba solo junta. Vi la camisa con la que salió mi esposo esta mañana de la casa tirada en el sofá, la tomé en mis manos,conocía ese olor a la perfección y aún así eso no era suficiente para mí, subí las escaleras y la puerta de la habitación estaba abierta. Allí estaba mi marido, el padre de mis gemelos, haciendo el amor con mi mejor amiga. Me cubrí los labios, enormes lágrimas rodaron por mis mejillas. Ella lo apartó al verme.

—No es lo que crees cariño—dijo cínicamente mientras yo solo salí corriendo y él tras de mí. Entré a mi auto y empecé a conducir acelerando para llegar rápido a casa mientras lloraba como loca, intenté detener el auto frente a la mansión y no pude, pisé el freno una y otra y otra vez sin lograrlo chocando contra otro auto y saliéndome de la carretera quedando el auto al revés.

Solo diré qué esposo! Qué amiga!... Empezando muy emocionada esta nueva historia que espero les guste... ¿Qué opinan? Mañana habrá nuevo capítulo




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.