La nueva yo

Capítulo 4: Justicia

—He perdido todo, no he visto crecer a mis niños, ellos ni siquiera me conocen. Mi marido que creí que me amaba es un vil traidor. Mi mejor amiga una oportunista—lloré quejándome y mi madre me abrazó.

—No lo perdiste todo hija. Estás viva que es lo importante. Tus hijos están vivos y son dos niños preciosos—pronunció.

—¿Te quieren mamá? —pregunté...

—Cristhofer no me deja verlos. Consiguió la custodia completa de los niños cuando quedaste en coma, sabes que es un hombre muy influyente. También está a cargo de la empresa solo él, incluso me expulsó de allí cuando le dije sus verdades pero Dios es justo. Él hará justicia. —dijo mi madre. Mi mente empezó a recordar. Cristhofer y yo nos conocíamos desde siempre. Su padre y mi padre eran dueños de una importante empresa. Ellos siempre bromeaban en que teníamos que casarnos para que la empresa se volviera algo familiar. Cuando mi padre murió, el padre de Cris se hizo a un lado y le cedió su lugar dr CEO a su hijo, dejando de trabajar para dedicarse a descansar. Yo ocupé mi lugar, era la única hija, única heredera a diferencia de Cristhofer que tiene dos hermanos más, Amanda y Carlos. Ellos también trabajan en la empresa aunque Cris es el jefe y es a quien su padre cedió muchas más acciones. Cuando ocupé el lugar de mi padre Cristhofer y yo vivíamos en guerra, discutíamos por todos, ambos queríamos cosas distintas siempre. Él era el típico mujeriego amado por todos y yo la niña de casa, buena y estudiosa y obediente a quien ahora le faltaba su padre, el hombre que la había cuidado siempre. Eso sí siempre tenía mis argumentos lógicos para discutir con él, porque era muy inteligente,había estudiado para eso y eso era lo que lo hacía hervir de rabia, ver que su oponente no era cualquier idiota, cuando gané las elecciones para ser la presidenta de la empresa fue el punto que lo hizo perder la paciencia. Entre reclamos e indignación sintiendo que era incapaz de hacerlo por ser mujer fue a mi oficina y discutimos, me llevó al borde de la locura diciendo que había conseguido los votos de los demás accionistas de manera fraudulenta y cuando iba a pegarle una bofetada sujetó mi mano y me besó. El silencio se hizo incómodo, ambos nos quedamos heladoa sin reacción. Él me miró a los ojos y yo me acerqué y lo besé de nuevo. Comezò así un ardiente e intenso romance entre dos personas que siempre se habían odiado y que eran completamente diferentes. Él cambió, o eso yo creí. Era el hombre más cariñoso, atento, detallista y empalagoso que podía existir. Ahora me pregunto si solo lo fingía para tener más poder. Casarse conmigo era un buen plan, embarazarme también, ahora todo lo que alguna vez pensé que era amor quedaba en duda. Solo estaba clara de una cosa me había fallado de la peor manera. Si fingió lo hizo muy bien, toda su familia, incluso su padre decía que yo lo había cambiado , que Cris era ya otro hombre totalmente distinto. Su padre aseguraba que él siempre supo que íbamos a terminar juntos. Ahora todo eso me dejaba en duda.

—Mamá no le digas a nadie que estoy viva. Hoy empezará mi venganza, en mi funeral—pronuncié.

—¿De qué hablas Melissa? El doctor se lo dirá seguramente.

—No lo hará, dile que venga—pronuncié. —Voy a dejar que ese maldito vaya a llorar a mi funeral y expondré ante todo el mundo su verdadera cara. Mira ahora mismo, ellos tienen a mis hijos, mi lugar en la empresa y mi dinero. Viven en la casa que me regaló mi padre antes de morir. Han sido tan bajos que ni siquiera te han permitido estar cerca de los niños.

Mi madre salió y a los pocos minutos regresó con el doctor, un hombre joven y apuesto de unos treinta y cinco años.

—¿Doctor no le ha dicho a mi esposo que estoy viva? —preguntó.

—Intenté llamarle pero su teléfono daba apagado y el otro número que dejó nadie respondía—afirmó—¿se siente mal?

—Necesito un favor suyo—pronuncié. Él me observó confundido. —Necesito que le diga a todos que morí.

—No puedo hacer eso. M metería en problemas. Además ¿por qué harías algo así? —preguntó.

—Tuve este accidente por culpa de mi esposo, descubrí que tenía una amante, mi mejor amiga los vi conmis propios ojos. Ahora ellos viven en mi casa y ella tiene a mis hijos como si fueran de ella ¿cree que eso es justo doctor? Todos deben de saber la clase de personas que son. Mi funeral estará lleno de periodistas, ellos irán a llorar y hacer teatro cuando estuvieron engañándome todos estos años.

—Me sancionarán—dijo el doctor.

—Puede decir solo una parte de la verdad—pronuncié—no tiene que mentir. Si no miente no tendrá problemas.

—La escucho—dijo observándome fijamente.




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