Cristhofer:
Tomaba con el objetivo de embriagarme, yo solo , encerrado en mi despacho. Recordaba ciando Meli y yo nos casamos, lo feliz que estaba cuando vimos en el ultrasonido que eran dos bebés y su cara de felicidad planeando los nombres de nuestros hijos. Me sentía la peor persona del planeta, ella no se merecía todo el daño que le hice, sentía remordimiento y mis ojos se nublaron un poco cuando mi teléfono empezó a sonar. Era el doctor que llevaba tiempo ocupándose de Melissa en el hospital. Atendí inmediatamente esperando saber que había pasado con ella.
—Hola, tienes novedades para mí—cuestioné.
—Buenas tardes, señor, hicimos lo que pidió y desconectamos ya los equipos. La madre de Melissa está haciéndose cargo de todo. —un silencio extremo se hizo, no fui capaz de gesticular alguna palabra. Una sensación de vacío llenó mi pecho suspiré con pensar quedándome mudo un instante.
—¿Está muerta? —cuestioné romoiendo el desgarrador silencio,con un nudo en la garganta, sentí más dolor del que imaginé que podía sentir un perro infiel como yo y en ese preciso instante la llamada se calló. Intenté marcarle nuevamente, varias veces para ultimar algunos detalles pero el teléfono daba apagado o fuera del área de cobertura. Entonces suspiré, tomé otro trago de mi copa, uno muy grande y le marqué a la madre de Melissa,la señora Leonor, estaba completamente seguro de que me odiaba y tenía sus razones para ello, no solo traiciné a su hija, también metí a una mujer en su casa y la alejé de sus nietos que eran la única familia que le quedaba viva, ya que el padre de Melissa había muerto y Melissa era su única hija, lo sé fui perverso y no justifico mis acciones perro temía que si le permitía estar cerca de los niños ella los pondría en mi contra y les contaría que su madre verdadera era Melissa y que Aurors era solo una impostora, que no era su madre y que solo era una miserable desleal que había robado todo lo de su amiga. Pero fuera como fuera Melissa era la madre de mis hijos y mi esposa, por lo menos ante la ley seguía siéndolo y es por eso que debía presentarme en su funeral o de lo contrario que dirían de mí. Mi empresa era muy exitosa y siempre estaba en el ojo público al igual que mi vida.
—Buenas tardes Leonor—dije cuando ella atendiò mi llamadas después de haberle insistido unas cuatro veces.
—Asesino, mataste a mi hija. Está muerta por tu culpa. —gritó
—Disculpe, lo siento mucho pero su hija lleva muerta ya cinco años, es hora de avanzar
—Maldito idiota, no tienes corazón—exclamó y yo suspiré.
—Solo quiero saber donde será el funeral—cuestioné.
—En la misma funeraria en que velamos al padre de Melissa pero no eres bien recibido allí y mucho menos esa mujerzuela —gritó y yo solo colgué. Terminé mi botella. Me puse de pie y salí de allí.
—Amor qué sucediò ¿ya murió? —preguntò Aurora llena de curiosidad.
—Si, prepárate iremos al funeral.
—Ya voy inmediatamente—corrió hacia las escaleras como si la hubiera invitado a ir a una fiesta. Y yo sin embargo me sentía tan mal, tan culpable. Ambos nos terminamos preparando. Los niños estaban en la sala cuando bajamos para irnos, ambos vestidos de negro.
—¿Papá dónde irán? —preguntó la niña. Aurora y yo nos cruzamos miradas.
—Iremos a una fiesta cariño—ella sonrió acariciando su rostro. Yo la miré con reproché y ella solo se encogió de hombros.
—Volveremos pronto, pórtense bien—me arrodillé abrazándolos a los dos al mismo tiempo.
—Perdón—murmuré, tan bajo que ni siquiera ellos me escucharon. Aurora y yo fuimos al auto. Mientras conducía ella puso una canción.
—Ahora nos podremos casar, ser la familia que siempre quisimos, sin ataduras—sonrió mirándome.
—¿Te puedo preguntar algo? —ella sonrió feliz, me miró con sorpresa, sus ojos se iluminaron, creo que se esperaba que le pidiera matrimonio o algo así en lo que no pensaba para nada en estos momentos.
—¿No sientes algo?
—Te amo—respondió
—Hablo de Melissa. Era tu mejor amiga ¿no sientes lástima? ¿Culpa?
—Melissa siempre fue una egoista—respondió, mis ojos se pusieron pequeños, fijos en la carretera—y yo no fui quien cortó el freno del auto ¿qué quieres que sienta lástima? Tuvimos que escondernos por su culpa. Amor... Esto no es culpa nuestra.
—¿Aún me pregunto cómo ella pudo descubrir que estaba contigo? Y llegar a ese lugar
—Cris parece que no estás feliz de que al fin estemos juntos—exclamó y no respondí, solo detuve el auto frente al lugar donde sería el funeral, ya estaba lleno de gente, Melissa tenía mucha gente que la quería. También estaba la prensa allí