La nueva yo

Capítulo 10: Nada es como antes

—Me despediré de los niños antes de irme—dijo Aurora al estar fuera de la habitación matrimonial con una maleta con algunas cosas, él asintió.

—Te espero abajo—dijo y ella fue a la habitación de los pequeños.

—Mis amores mamá los extrañará mucho—dijo abrazándose de los pequeños. Y derramando unas lágrimas. —Sepan que no quiero irme, los amo mucho. Pero esa mujer vino a echarme de aquí, es la amante de su padre—murmuró cubriendo sus ojos con sus manos como si estuviera llorando.

—Solo te queremos a ti—dijo la pequeña besando su rostro.

—No queremos a esa mujer. No puedes dejarnos aquí—agregó el niño.

—No puedo hacer nada más. Su padre me ha echado como perro callejero. Solo ustedes pueden hacer que yo vuelva.

—¿Qué hacemos mamá? —se encogió de hombros la pequeña.

—Digan que no comerán nada hasta que yo no vuelva. Tampoco repasen, portense mal aquí y en la escuela—agregó y los pequeños la abrazaron. —si no hacen que su padre ne busque pronto moriré de tristeza en la calle—acarició el rostro de ambos pequeños. Si algo me pasa y muero recuerden que los amo—besó la frente de ambos niños cuyos rostros se tornaron demasiado tristes y se puso de pie caminando hacia la puerta de la habitación, diciéndole adios con la mano como quien se despide para no irse y Crish llegó hasta la puerta.

—No queremos que mamá se vaya—gritó el niño

—¡No queremos a esa mujer!

—Llévanos contigo mamá—gritaban con los ojos llenos de lágrimas.

—No puedo con esto—dijo ella bajando corriendo pareciendo llorar los niños corrieron tras ella ignorando a su padre al alcanzarla abajo se sujetaron de ella abrazándose de sus piernas.

—Ves lo que has logrado.—reclamó como si yo fuera la culpable de todo. Mi odio hacia ella se recrudeció.

—Yo soy su madre nunca debiste venir aquí—exclamé—¡soy su madre! —le dije a los pequeños como si me fueran a creer. Como si eso fuera a cambiar el rumbo desastroso de las cosas.

—No eres su madre, los pariste y los abandonaste—dijo cínicamente. Los pequeños miraban todo con los ojos bien abiertos. Debía haber contado todo desde el principio, conocerlos sin que ellos supieran. Ya esa mujersuela había ganado terreno y es que cuando pensaba que no podía caer más bajo ella terminaba sorprendiéndome.

—¡Mientes! —la señalé con el dedo, irritada—tuve un accidente y quedé en coma—dije callendo arrodillada frente a los niños. Siempre los amé pero ese accidente me hizo permanecer en un hospital.

—No estabas cuando ellos se enfermaban, ni cuando tenían una tarea, su madre soy yo siempre he estado para ellos. —No le hice caso a sus palabras y tomé las manos de los pequeños, una de cada uno. Mía apartó su mano de mí:

—No te conocemos, no eres nuestra madre —exclamó la niña, arreguindándose de Aurora.

—Ya tenemos una mamá y no necesitamos otra—se apartó el niño cruzándose de brazos y al parecer la mala del cuento era yo.

—¡Ya basta! —gritò Cristofher, los pequeños saltaron del susto al escuchar el tono de voz que estaba usando, yo sin embargo me había quedado muda. Tenía un plan para todo menos para el odio de mis pequeños. —Todo lo que dice Meli es verdad. Ella es su madre—me señaló y me parecía raro todo lo que estaba ocurriendo y que no se hubiera puesto de parte de su amante. Los niños lo miraron asustados y los ojos de Aurora se volvieron pequeños llenos de rabia e intriga.

—Ella no los dejó, tuvo un accidente, quedó en coma y ahora es que se recuperó...

—Pero ya tenemos una madre—dijo Miguel señalando a Aurora, cada vez que me rechazaban por ella mi corazón se desplomaba, justo por ella, la persona que destruyó mi vida, mi familia.

—Y queremos como madre a la que tenemos—pronunció la niña.

—No conocen a Melissa aún, primero denle una oportunidad de siquiera conocerla y luego eligen a que madre quieren.

—Cris—reclamó su amante.

—Es lo justo. Ya vayan a su habitación —dijo pacientemente señalando las escaleras.

—No iré sin mamá—pronunció la pequeña cruzándose de brazos.

—¡Que vayan a su habitación he dicho! —gritó y los niños salieron corriendo. Yome sentí mal por ellos. —Todo esto que hicieron le hace daño a los niños—reclamó—se supone que le contaríamos todos con un psicólogo presente pero ya valió madres. Te acompañaré al auto—dijo saliendo con su mujer hacia fuera yo mientras tanto con el corazón roto empecé a caminar por lo que solía ser mi casa, algunas cosas habían cambiado, otras parecían igual, sin embargo ya nada jamás sería como antes, ni siquiera yo y el mayor reto que tenía ante mí era lo que más quería: ganarme el corazón de mis hijos

Gran reto para Melissa. Lo peor que Aurora ha sido la madre que siempre han conocido los niños y por eso confían en ella ciegamente. Y por lo que vamos viendo la relación de los niños con Aurora es mucho más estrecha que con su padre... Qué opinan... Los leo




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