Para mi hijo
Hoy vino un hombre, que bien merece el loar,
hoy vino un hombre que habitó este hogar,
hoy vino un hombre y no quería creer:
¡Qué él era mi niño con quien tanto jugué!
Los sentimientos nos ciegan y nunca lo vemos,
que nuestros hijos crecen y no son pequeños,
pero el amor que cargamos en el corazón
nos hace ver cosas que ya no tienen razón.
Hoy partió del hogar quien fuera mi niño
y dinero me daba con mucho cariño,
ese pequeño tan bueno con quien jugaba
dejó ya de serlo y yo lo olvidaba.
El tiempo no vuelve porque no sabe voltear,
el tiempo no vuelve y nunca lo hará;
se fueron los hijos, se fueron los años y terminó.
Se fueron los hijos que te daban calor.
Se fueron los hijos que te hacían sonreír,
se fueron los hijos que te hacían vivir,
se fueron los hijos, pero no de tu amor
porque en él solo dejan: ¡Una gran bendición!
Continuarán más escritos. Gracias por la amable espera.
Héctor.