-Despierta ya, bella durmiente -
Escuche esa voz lejana, casi se me hacía conocida pero no lograba recordar a quien pertenecía, abrí mis ojos lentamente, mientras mi mente trataba de procesar lo que había ocurrido y donde me encontraba, logre recobrar por completo mis sentidos, notando que me encontraba recostada a una cama, atada completamente a esta, trate de soltarme con fuerza.
- Es inútil que lo intentes bella dama, no podrás soltarte- levanté la mirada para observar que la voz pertenecía al mismo hombre que nos había capturado en primer lugar,
- Debes sentirte algo mareada, es normal, son los efectos secundarios del sedante - no respondí
- Me contaron que te portaste mal, al parecer le rompiste la nariz a una de tus compañeras - tomó una especie de folleto, leyéndolo con atención,
- Bueno eso es lo mínimo que le causaste - dejó el folleto sobre una mesa que apenas noto que existe
- Verás mi bella dama no puedes hacer eso, sin recibir un castigo y tu te lo ganaste, como soy el encargado de dar los castigos, la situación me parece más que gratificante -
Ahora si estaba algo asustada ¿como que castigo?, que demonios significa eso.
- ¿Cuál será mi lindo castigo? - yo cavando aún más profunda mi tumba, sonrió en grande
- Desde que te vi supe que terminarías aquí, en mis manos - este es mi fin, pero como soy más que idiota, no me pude quedar callada.
- Supongo sabes esta es la única manera en que me tendrás, qué de no estar atada ya te habría matado -
- Lo sé bella, pero se que tarde o temprano también terminarás siendo mía, me amaras con locura ya lo veras -
Las carcajadas que salieron de mi seguro se escucharon a kilómetros, sin dejar de reírme en su cara dije
- Amarte, por un demonio lo único que causas en mi son vómitos, eres uno de los seres más asquerosos y repugnantes que he conocido, prefiero matarme a mí misma antes que estar con tigo, mucho menos amarte, para llamar siquiera mi atención tendrías que volver a nacer y ni aún así lo lograrás - nunca deje reirme, logrado que se enojará cada vez más
- ¡Ay que te paso, inepto te enojaste! ¿por la verdad? Me pareces de lo más asqueroso y muy como varonil - realice una mueca, que reemplace por una sonrisa
- Yo creo que tu bateas para el otro bando - esta vez si exploto, creo que no le gusta que le digan gay
- ¡Callate maldita! ahora si vas a arrepentirte - me abofeteó con fuerza, no le di el gusto y a pesar que dolió no borre mi sonrisa logrando que se enojara más.
- Tranquilo tengo muchos amigos gay, tal vez alguno quiera contigo - me abofeteó nuevamente
- ¡Llevenla a la Tina! - grito
- Espero que te guste el frío maldita - esto no terminará bien para mi.
Tenía razón, no terminó muy bien, pero no le di la satisfacción de saberlo, me arrastraron por los pasillos, en cuanto llegamos al dormitorio me lanzaron al suelo, caí sentada me dolía el trasero pero en comparación al resto de mi cuerpo ni lo sentí, mire a mi alrededor notando que soy el centro de atención.
- Que me miran insolentes, ¿quieren que los mate? - de inmediato todos giraron sus rostros hacia otro lado, rodé los ojos, me levante a como pude agarre mi costado, dando pasitos logre llegar a mi cama, me senté haciendo una mueca de dolor, los chicos no estaban, esperaba que no los hubiesen castigado también, me recoste a como pude cerrando mis ojos, un par de minutos después escuche mi nombre un suave toque en mi mejilla, abrí mis ojos con cuidado
- ¿Joder que te hicieron pequeña? - mire a Cassandra adolorida
- Me volvieron mierda, ¿y los demás no les pasó nada? - pregunté con rapidez
- No tranquila, todos están en los entrenamientos todavía, ya casi finalizan, qué te hicieron, estábamos muy preocupados por tí -
- Me alegra que no les hicieran nada, que te digo tal vez sería más rápido si te cuento que no me hicieron, pero antes me ayudas a coser una herida - susurre adolorida
- Por Supuesto - se levantó trayendo con sigo los implemento necesarios
- Ayúdame a quitarme la camisa - el pudor en este momento no es algo que me importe igual casi no hay nadie aquí, en cuanto quitó mi camisa un gritillo de sorpresa se le escapó
- ¡Que te han hecho Datura! - mi abdomen estaba más que morado, los golpes de ayer más lo de hoy dejaron un notorio color en mi piel, tenía una herida a mi costado derecho no era muy profunda, pero lo suficiente para necesitar sutura.
- ¿Como te hicieron esto? -
- Bueno algunos hematomas son por los golpes de ayer, pero hoy recibí un castigo -susurre mientras ella me suturaba
- Primero me sumergieron en una tina profunda llena de agua congelada literalmente tenía una capa de hielo, casi me sacaron con hipotermia de ahí, después me amarraron a una camilla donde me electrocutaron, esas descargas si que son jodidas, me sujetaron de las manos obligándome a sostener todo mi peso en mis manos, para tomarme de saco de boxeo y por último, el infeliz me hizo esta cortada según él para que cada vez que vea la cicatriz lo recuerde - concluí mi narración de lo sucedido