La Orden de Horus

1. Cuatro superhéroes, cuatro polos opuestos

ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ᵒⁿᵉ

ᶠᵒᵘʳ ˢᵘᵖᵉʳʰᵉʳᵒᵉˢ, ᶠᵒᵘʳ ᵖᵒˡᵃʳ ᵒᵖᵖᵒˢⁱᵗᵉˢ

ᶠᵒᵘʳ ˢᵘᵖᵉʳʰᵉʳᵒᵉˢ, ᶠᵒᵘʳ ᵖᵒˡᵃʳ ᵒᵖᵖᵒˢⁱᵗᵉˢ

[2023]

En algún lugar del espacio

El silencio inundaba la habitación. Una habitación en la que había encerradas cuatro personas. El ambiente se sentía pesado, y sobre todo la frustración abarcaba sus diferentes mentes. Todavía se encontraban asimilando la situación, hace tan solo una semana cada cual se hacía cargo de su propia vida y ni siquiera se conocían entre ellos. Luego llegó un anciano, y no era un anciano cualquiera, de aquellos indefensos que como máximo podrían golpearte con el bastón. Este cabrón portaba un maldito cetro con un ojo y para colmo era un secuestrador.

Sí, así como lo lees. Un anciano se encargó de secuestrar a las cuatro pobres personas. Los raptó, y los encerró en una nave gigante en medio del espacio donde solo Dios sabe en qué parte estaba, o mejor dicho, están. Dark, una de las víctimas, seguía avergonzado de no haber podido luchar contra un anciano de huesos débiles como las ramas de un árbol.

Logan, otra de las víctimas, se imaginaba lo peor, un destino terrorífico, de esos que les tocaba a las víctimas de las películas gore. Él estaba ahí encerrado y sin salida, de seguro que el anciano ya planeaba la forma en la que los iba a torturar y luego cortar en pedacitos. Tampoco olvidaba el hecho de que en esta catastrófica situación conoció a un dios. Se trataba del dios Hefesto, proveniente del Olimpo, un dios que le arrebató su paciencia y que le hizo amar y odiar su presencia. Como olvidar que ese estúpido dios no pudo luchar contra el viejo psicópata. Logan habría dicho que se hubiera lanzado al vacío, pero tampoco tenía la libertad de hacerlo ya que seguía ENCERRADO.

Olimpia, la última víctima, se mantuvo indiferente todo el tiempo. Es decir, al principio casi atraviesa al hombre con una de sus dos espadas, luego se calmó y de todas las horas que llevan en la habitación encerrados, no ha abierto la boca en ningún momento. Solo miraba sus uñas desinteresada, jugaba con mechones de pelo o cerraba los ojos y apoyaba la cabeza en la pared.

Logan suspiró agotado de no hacer nada y comenzó a golpear su cabeza contra la columna que tenía más cerca.

—Como pase una hora más aquí, no soy responsable de la locura que se desatará en mí —advirtió.

Nadie contestó. Se limitaron a ignorarlo.

— ¡La cordura se está alejando de mí! ¡Primer aviso! —exclamó más alto.

— ¡Cállate de una maldita vez! —gritó ahora Olimpia.

— ¡Vaya! Mira quien ha abierto la boca finalmente.

La guerrera resopló y se cruzó de brazos. Ella no aguantaba a ninguno de sus compañeros, Hefesto era el que no odiaba tanto. Y Logan... bueno, a Logan nadie le quería.

—Basta ya —intervino Dark—. No sé si os dais cuenta de que todas estas horas hemos sido vigilados por eso —señaló a la cámara que se encontraba en la esquina superior—. Nos está poniendo a prueba, quiere ver cómo nos llevamos cuando estamos solos y si somos capaces de resolver problemas sin que intervenga nadie.

Olimpia y Logan se quedaron escuchando atentamente a sus palabras, ya que Hefesto dormía plácidamente en la mesa de la habitación. Dark había sido nombrado "líder provisional" de la nueva Orden, una Orden provisional. Eso era otra parte de la historia que ninguno había entendido. El viejo les habló de una tal Orden de Horus, ellos no escucharon la historia porque se encontraban bastante desconcertados de haber sido raptados repentinamente. Suponían que más tarde les volvería a contar la historia.

—Muy bien. ¿Y qué sugieres que hagamos, genio? —volvió a decir Logan.

—Que no discutamos. Debemos comportarnos como un verdadero equipo y eso haremos. Al menos hasta que logremos escapar —murmuró a lo último.

Minutos después, la puerta emitió un pitido indicando que había sido desbloqueada y al abrirse, el viejo apareció con su "ojocetro" como lo había nombrado Logan, y después de unos segundos sonrió.

—Sabía que podríais hablar como adultos —mencionó con alegría.

—Juro que cuando llegue a mi planeta le denunciaré y le harán sufrir, viejo —amenazó Logan.

—Primero, agradecería que me llaméis Ancestral, y segundo, por favor no entréis en pánico, aquí estáis a salvo y no voy a torturaros ni a cortaros en pedacitos tal y como pensabas tú, Logan —aclaró.

Logan rascó su cabeza preguntándose cómo sabía que había pensado eso. El Ancestral les indicó con una mano que tomaran asiento. Hefesto quien aún seguía dormido sobre la mesa se despertó por el manotazo de Logan y aunque estaba más desubicado que cuando llegó, no dijo absolutamente nada.

—Tenéis una misión, la cual si superáis, podréis pasar a la siguiente etapa de la creación de la nueva Orden. Ya habéis llegado hasta aquí...

—Secuestrados, claro —interrumpió Logan.

—Por favor Logan, silencio —pidió educadamente el viejo, es decir, El Ancestral—. Os he estado investigando desde hace tiempo.

—Ah, eso quiere decir que si eres el acosador psicópata que decía yo —volvió a interrumpir.

Olimpia le golpeó en la cabeza a lo que él cerró la boca inmediatamente.

—Que te calles te ha dicho.

El Ancestral carraspeó y aclaró su voz para continuar con su explicación. Dark se agarró el entrecejo y luego se refregó los ojos estresado por todo lo que sucedía a su alrededor. Él había logrado escapar de su oscuro pasado, y al sentirse libre pero perdido, un desconocido se lo llevó en contra de su voluntad.




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