La Orden de Horus

6. Dinosaurios y una inmensa fortaleza

ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ˢⁱˣ 

ᵈⁱⁿᵒˢᵃᵘʳˢ ᵃⁿᵈ ᵃⁿ ⁱᵐᵐᵉⁿˢᵉ ᶠᵒʳᵗʳᵉˢˢ

Cuando la nave aterrizó en tierra firme, Hefesto fue el primero en salir para vomitar toda su comida

Cuando la nave aterrizó en tierra firme, Hefesto fue el primero en salir para vomitar toda su comida. Se prometió a sí mismo que esa era la última vez que confiaría en alguien, y aún más en las palabras: "No es para tanto".

Aquella nave letal, le había zarandeado tanto que sintió cómo su estómago entero se desacomodaba por completo. Ahora temía por si no se volvía a reacomodar. Incluso notó cuando la nave se adentró en la atmósfera, se suponía que aquello era tecnología avanzada, pero aun así sintió el calor ¡El calor que casi prende fuego sus pobres órganos! Pero él ni se inmutó, tuvo que esconder su sufrimiento, ya que Hefesto era el Dios del Fuego.

Continuó vomitando como si no hubiera un mañana, y cuando no hubo nada más que echar, se desplomó en el suelo, inconsciente. El resto de las personas que había en la nave salieron, y todos se veían realmente bien, excepto los compañeros de Hefesto, pues Dark todavía sentía que su alma se había despegado de su cuerpo.

Era peor que una montaña rusa.

Un grupo de trabajadores de La Orden los esperaba en la zona de aterrizaje, inmediatamente comenzaron a hacerse cargo de la nave. Ni siquiera hizo falta que El Ancestral abriera la boca, y unos paramédicos ya llegaban con una camilla preparada. Subieron a Hefesto en ella y Olimpia decidió ir con ellos.

Dark respiró hondo antes de enderezarse. Debía de aparentar que estaba bien, porque en el fondo no lo estaba y sentía que dentro de él había una guerra entre órganos.

Jadeó exhausto del duro viaje de tan solo unos quince minutos y decidió distraerse observando el paisaje. Y fue muy buena decisión, porque lo que sus ojos contemplaban ahora, era impresionantemente majestuoso.

—Hermoso ¿verdad? —preguntó El Ancestral acercándose a él después de terminar de hablar con unos hombres.

— ¿Estoy viendo lo que estoy viendo? —cuestionó asombrado.

Pues encima de él había nada más y nada menos que dinosaurios.

Sí, dinosaurios.

Era bastante extraña la situación. Se trataba de una gran fortaleza futurística pero a la vez con una decoración que le daba vida, ubicada en medio de un paisaje verde y lleno de colores debido a la colorida flora. Y no solo eso, este mundo que Dark aún no podía creer que era el planeta Tierra, estaba lleno de los animales que creyó extintos.

—Desconozco esta flora —comentó Logan con incredulidad—. Además de historia estudié botánica y zoología, créeme. Pero esto no lo he visto en los libros nunca.

Dark logró despegar la mirada del paisaje y la posó en Logan.

— ¿De verdad hablas de la vegetación cuando estamos viendo los malditos dinosaurios?

El Ancestral comenzó a caminar con las manos detrás de la espalda y con una leve sonrisa. Logan y Dark le siguieron sin quitar la mirada del horizonte. Iban por un camino vallado ya que la altura era bastante alta y había un gran riesgo de caerse.

—En este lugar criamos a los dinosaurios en secreto. Esto requirió años y años claramente, se podría decir que de cierta manera han evolucionado y se han acostumbrado a nuestra presencia en este lugar.

Logan levantó una ceja.

— ¿Dices que están domesticados, viejo?

—Algo parecido, pero no como los perros y gatos. ¿Cómo decirlo...? Ellos saben que nosotros también vivimos aquí, que compartimos un ecosistema y que nosotros no somos un peligro para ellos, ni ellos para nosotros. Nos respetan, los respetamos e incluso a veces nos ayudamos mutuamente.

Llegaron a una especie de mirador y El Ancestral estiró el brazo señalando el horizonte.

—Construimos estos parques naturales donde ellos tienen todo lo que necesitan para vivir. Por eso están tan cerca. Nos lo agradecen todos los días, por no ser crueles con ellos y darles la libertad que se merecen.

Logan formó una pequeña sonrisa admirando a los seres gigantes.

—Es un gesto muy bonito por vuestra parte. El ser humano es cruel.

—Los animales son inocentes y muy nobles. Los humanos fueron como una plaga para ellos —el anciano comenzó a caminar de nuevo siendo seguido por Dark y Logan—. Este lugar es un secreto, si llega a salir a la luz, estos pobres seres pasaran un infierno y no solo ellos, las plantas también —se giró hacia ellos deteniendo sus pasos—. Por eso es esencial que guardéis silencio. Todas las generaciones que han pasado por este lugar, se han comprometido a este juramento y lo han cumplido hasta su muerte.

— ¿Generaciones? ¿Desde cuándo ha surgido todo esto? Estoy bastante perdido -confesó el historiador.

—La historia oficial de la Tierra, cuenta que el imperio egipcio desapareció poco a poco hasta llegar a su final. Así lo hicieron creer, eran muy inteligentes y por ello iban más adelantados. De no ser por ellos, esto no existiría ahora.

—Dios mío, necesito leerme los libros oficiales —Logan se tironeó de los pelos.

Dark, quien había estado escuchando la conversación todo ese rato decidió hablar finalmente.

— ¿Los dinosaurios se dejan tocar? —inquirió observando al grupo de gente que pasaba cerca de unos Triceratops, y acariciaban a uno de ellos. Aquel dinosaurio no lucía molesto por el contacto en lo absoluto, al contrario, le gustaba.

Logan puso los ojos en blanco, aun no podía creer que el cazador seguía pensando en los dinosaurios ¡No era para tanto! Había cosas más interesantes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.