La Orden de Horus

10. Molly Mi

ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ᵗᵉⁿ 

ᴹᵒˡˡʸ ᴹⁱ

Dark analizó la pintura que había frente a él

Dark analizó la pintura que había frente a él. En ella estaba representada la lucha de la última Orden. Era de autor anónimo y era conocida como "La lucha final". A pesar de estar llena de tonos dorados y brillantes, transmitía tensión, violencia y dramatismo. Por la izquierda atacaba La Orden con sus armas afiladas y poderosas y por la derecha estaba SCORPIUS, todos vestidos de negro. Ambos bandos estaban cubiertos de sangre y sudor.

Una mano se posó en el hombro de Dark sobresaltándole.

—Odin fue un excelente guerrero. Defendió a capa y espada al mundo de los actos malvados de SCORPIUS, lo hizo hasta que la muerte le abrazó —explicó El Ancestral.

Logan acomodó sus gafas y se acercó a ellos admirando el cuadro.

— ¿Anubis tuvo algo que ver? —pregunto abriendo el libro que tenía en sus manos y rebuscando entre las páginas.

—Nadie lo sabe. Pero si sabemos que Odin pudo irse en paz con su familia —El Ancestral se encogió de hombros para luego sonreír con nostalgia.

Por otra parte Olimpia se encontró con una armadura plateada. Estaba protegida por un grueso cristal y expuesta en un maniquí. Leyó la historia de dicha armadura y se sorprendió al ver que perteneció a una mujer. (Nombre) formó parte de La Orden de Horus y trabajo fue muy importante. Fue una salvadora y una gran guía para la población. Sus pupilas se dilataron, Hefesto divisó la admiración en sus ojos. Él se colocó a su lado y sonrió.

—Se nota que fue una gran mujer, ¿no crees?

Olimpia asintió en silencio. En Gothor las mujeres eran despreciadas. Ninguna mujer podía ser guerrera, era completamente ridículo y absurdo. Ella misma fue ridiculizada por aquellos hombres altos, robustos y sudorosos. Cuando se mudó a la capital de Gothor tenía que soportar todos los días el ser humillada, los constantes recordatorios de que nunca lograría ser quién deseaba y que peor cosa que los escupitajos que dejaban a su paso. Pero una sonrisa involuntaria nació en sus labios al recordar que ella había escapado de aquel infierno, y ahora Olimpia se reía de ellos.

—Mm... composición complicada, colores brillantes y llamativos y desde luego no hay simetría —analizó Logan mediante murmullos.

Olimpia y Hefesto se acercaron a donde estaban el resto.

— ¿Qué? —inquirió Dark con confusión tras escuchar las palabras del historiador.

—Analizo la pintura. Historia del Arte —Dark realizó una mueca—. ¿No has estudiado Historia del Arte?

—No.

—Estudios, querido, estudios —respondió llevándose una mano a la frente.

De repente el rostro del Ancestral se iluminó y se aproximó a Logan quién seguía anotando en el libro con mucha concentración, y que por cierto, era prestado.

—Logan, ¿por qué no me acompañas a un sitio? Tengo algo que darte.

El rubio se giró con confusión frunciendo el ceño y los labios.

—No recuerdo haberte pedido nada, viejo.

—Oh, no lo has hecho.

Sin quedarle otra opción el hombre siguió al Ancestral y ambos salieron de la sala del museo. Dark, Hefesto y Olimpia terminaron quedándose rodeados de cuadros, armas y armaduras. Aquellos días habían sido tranquilos y a veces aburridos, si en algo coinciden, era que no estaban acostumbrados a la paz pues sus vidas siempre habían sido demasiadas ajetreadas. Los tres terminaron sentándose en el banco que había frente a "La lucha final".

—Sabéis... —comenzó diciendo la guerrera—. Hace poco vi una taberna por ahí. Parecía estar bien y bueno... pensé que podríamos ir... ¿quizá? —dijo dudando al final.

Dark se echó levemente para atrás mirándome con Hefesto mientras Olimpia seguía inclinada hacia delante. La chica comenzó a mover la pierna con nerviosismo al no haber recibido una respuesta inmediata pero cuando Dark y Hefesto terminaron de sonreír contestaron.

—Me parece una buena idea —contestó Dark de acuerdo.

—Opino lo mismo.

Después de escuchar la propuesta de la guerrera, Dark entendió el gran esfuerzo que suponía para ella. Podía notar que las palabras que le dijo en el parque aquel día le habían hecho clic de alguna forma en su cerebro, y ahora la joven se encontraba tratando de ser más amable y acercarse más a ellos. Era un pequeño cambio, pero era un gran paso para ella, y Dark lo agradecía profundamente. Porque él sabía que en un futuro cercano, las cosas dejarían de estar tensas y Olimpia se convertiría en una gran amiga y compañera.

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La risa de Olimpia apenas se escuchó con el ruido del ambiente. Tapó su boca sin parar de reír con la botella de cerveza en su otra mano. Hefesto siguió soltando estupideces y Dark pronto se unió con una gran carcajada.

Ir a la taberna que Olimpia había sugerido fue la mejor opción que pudieron tomar. Fueron muy bien atendidos y la gente que deambulaba por allí era muy agradable. Parecía ser que la taberna era un lugar muy concurrido, estaba abierta día y noche todos los días de la semana. Desde luego era un sitio barato y de calidad, también tenía varios juegos para entretener a los clientes y licores de todos los gustos y colores.

El alcohol los había terminado de relajar por completo, el dios no paraba de contar sus típicas anécdotas del Olimpo que tenía de sobra, y Dark no paraba de burlarse diciendo que eran los "típicos chistes malos del tío".




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