La Orden de Horus

12. La huida

ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ᵗʷᵉˡᵛᵉ 

ᵗʰᵉ ᵉˢᶜᵃᵖᵉ

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En los siguientes días La Orden no paró de repetir el holograma una y otra vez, tratando de encontrar hasta el mínimo detalle que fuera importante. En las camisetas de los hombres de negro, diferenciaron un nombre, era SCORPIUS.

No tenían ni la menor idea de lo que era SCORPIUS por lo que se pusieron a investigar. Recolectaron la información necesaria y descubrieron que SCORPIUS era una organización terrorista que había estado activa durante miles de años. Estudiaron todas las cosas que SCORPIUS había hecho, no solo habían destruido a la última Orden, también fueron conquistando otros planetas los cuales carecían de seguridad y sus habitantes estaban indefensos. Ellos se aprovechaban de ello y terminaron esclavizando a cada uno de los habitantes de aquellos pobres planetas.

SCORPIUS se movía entre las sombras. Había influenciado bastante en la historia universal y era uno de los mayores enemigos del Consejo Universal, y sobre todo de La Orden de Horus, era imposible seguirles el rastro, pues eran capaces de desaparecer en un pestañeo.

Logan se encargó de investigar los últimos pasos de SCORPIUS hackeando el sistema de La Orden y colándose sin que nadie se diera cuenta. Pero no encontró nada, era como si nunca hubieran existido, ni una sola pista. Mientras él terminaba de apuntar todo lo que fuera útil en su libreta, el resto preparaban las mochilas con lo justo y necesario. Iban a escapar aquella noche, no tenían un destino ni un lugar donde quedarse, pero serían capaces de sobrevivir por su propia cuenta. Eran conscientes de que se convertirían en fugitivos de La Orden y les buscarían hasta debajo de las piedras, pero no les importaba.

Logan cerró su libreta y la guardó en su mochila. Se dirigió al armario y de ahí sacó varios pañuelos y otras prendas. Le entregó uno de los pañuelos a Olimpia, otro a Hefesto y el último se lo quedó él. Dark cogió una larga capa con capucha, cubría la mayoría de su cuerpo y le permitiría esconder su identidad. Al ser el líder, él sería el principal objetivo.

— ¿Por qué nos das pañuelos? —preguntó el dios.

—Iremos por el desierto, zanahoria. Tenemos que protegernos del sol y algunas tormentas de arena que pueda haber —explicó despeinando la cabellera pelirroja de Hefesto—. Por cierto, me gusta tu tono de pelo. ¿Cuál es?

— ¿Tono de mi pelo? No sé, yo nací así.

Mientras Hefesto y Logan se envolvieron en una plática sobre tonos de pelo y el por qué Logan quería teñirse el pelo, Dark y Olimpia siguieron recogiendo en silencio y echándose miradas de vez en cuando.

— ¿Estás seguro de esto? —inquirió la guerrera mirándole de reojo.

— ¿De qué? —el pelinegro detuvo todo lo que estaba haciendo.

—De escapar. Hace poco me dijiste que esta era nuestra nueva oportunidad, y ahora estamos a punto de convertirnos en fugitivos. No nos dejaran en paz nunca hasta encontrarnos. Lo sabes, ¿no? —ella se cruzó de brazos.

—Esto es lo mejor que podemos hacer. No sé qué nos oculta El Ancestral, pero de tan solo pensarlo me dan escalofríos —Dark dio unos pasos más que acortaron la distancia con la joven. Ella desvió la mirada con nerviosismo—. Pero créeme que sé bien mi función de líder, y os protegeré de cualquier peligro, incluso si eso incluye sacrificarme. Lo haré.

— ¿Esto lo está diciendo un líder o un amigo? —el cazador abrió la boca para contestar, pero el rubio interrumpió su conversación.

— ¡Muy bien! ¿Estamos todos? -dijo dando una palmada—. Olimpia, ¿Recuperaste las armas?

Ella asintió y de una bolsa negra de plástico sacó las armas que El Consejo les había confiscado después del escándalo del otro día. La guerrera se colocó sus espadas en la espalda, le entregó las numerosas dagas a Dark y la lanza a Hefesto quien le dio un beso apenas la recibió.

— ¿No piensas coger nada? —le dijo el dios a Logan.

—Luchar no es lo mío. Soy más de correr por mi vida.

—Sigo sin saber qué haces aquí —Olimpia negó con la cabeza.

—Si todos estamos listos. Pongámonos en marcha —ordenó Dark.

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Hefesto se asomó por la pared y le hizo señas a Dark con dos dedos indicando que podían pasar. Los guardias estaban dormidos, Olimpia los había estado estudiando durante varias noches para saber cómo era la vigilancia en la base, bastante nefasta. Logan y Dark avanzaron rápidamente seguidos de Hefesto y Olimpia.

Su objetivo era llegar a la zona dónde las naves se encontraban. Logan ya sabía pilotar una, podrían escapar fácilmente con una de esas y llegar más rápido a donde sea que tuvieran que ir.

Se movieron detrás de los transportes para evitar ser vistos hasta llegar a la número 008. Olimpia, Hefesto y Dark se encargaron de vigilar que no llegara ningún guardia pero la suerte no estuvo de su lado, y las alarmas ya habían sonado.

Un grupo de hombres bastante robustos llegaron al lugar y los apuntaron con sus armas.

— ¡Al suelo! ¡Ya! —ordenaron. Pero ellos ya habían tomado una decisión, iban a luchar.

Dark y Olimpia se cubrieron las espaldas mientras atacaban a varios guardias a la vez. Hefesto se defendía con su lanza y mientras le hacía una gran herida con el filo de su lanza a uno, con el otro extremo golpeaba la cara de otro.




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