La Orden de las Sombras: Mentiras

CUARENTA Y CUATRO

 

Emily

La casa de Clark era exactamente como me la imaginaba, masculina, olía a colonia de hombre y estaba demasiado ordenada, cosa que coincidía con su personalidad tan estricta. Sobre la cocina descansaba un plato y un vaso sobre un escurridor. Nada más a la vista. Era tan ordenado que parecía nadie vivir allí. La puerta se abrió bruscamente sobresaltándonos y dejando entrar el bullicio de la tormenta que estaba pronta a dejar caer toda su furia.

—¡Mierda! —Se quejó quitándose ese anorak verde militar que siempre usaba. —Hoffman, Ashdown y Meyer...

Sonrió mirándonos mientras colocaba una pava de agua a calentar y luego se dirigió a la chimenea para avivar el fuego.

—¿Por qué no me sorprende que sean ustedes los elegidos para venir a verme? —preguntó aun de cuclillas frente a la chimenea, que en segundos encendió con una columna de fuego que iluminó sus orejas. —Líder en la academia... —Señaló a Silas. —La chica que no puede evitar meterse en problemas y el encargado del contrabando en Golden Hill.

Ninguno respondió y él sonrió negando con la cabeza, fue hasta la habitación y de ella volvió con un papel prolijamente doblado.

—¿Es para té? —pregunté cuando la pava comenzó a silbar. —Puedo prepararlo.

—Gracias Emily —respondió él comenzando a desplegar el papel que, sorprendentemente ocupó toda la mesa.

Dejé el té infusionándose en la mesada y me acerqué.

—Este es el mapa de los túneles —indicó. —Desembocan en varios lugares del pueblo: una vieja taberna que actualmente es una cafetería literaria, otra tenía salida en el Granero Hush...

—¿El mercado de muebles? —Interrumpió Ron.

—Antiguamente era un mercado de provisiones, vendían harina, granos, frutas. Tenía lógica porque en invierno cargaban los carros y les tomaba solo una hora cruzar a Golden Hill y mantenerlo abastecido. Hay una entrada por la actual casa de la cultura, pero está completamente sellada hace varios años. El edificio fue derribado y vuelto a construir, ese lado del túnel debería estar desmoronado por completo. La iglesia de San Amando F. —Su pulgar golpeó el lugar varias veces. —Estuve pensando en la teoría de Victoria y pienso que es el único lugar que no puedo asegurar que esté sellado.

—¿Es la iglesia en ruinas? —preguntó Silas.

—¿Ruinas? —Odiaba estar tan en la nada, no conocía el pueblo, ni siquiera la escuela en profundidad.

—La iglesia se prendió fuego hace unos seis años —explicó mi novio. —La destrucción fue tan grande que la escuela donó un predio en el centro y se construyó una nueva. Entonces el lugar quedó casi en ruinas.

—El predio fue adquirido hace unos años y se postergó varias veces el derrumbe.

—¿Quién lo compró? ¿Puede que esa sea la respuesta?

—Un Holding de varias empresas, es imposible saber exactamente quién está detrás de esa compra —respondió Clark.

—Demasiada casualidad —dije.

Clark asintió.

—¿Y desde aquí? —preguntó Ron. —¿Cuáles son los accesos?

—Como te dije, me aseguré de que los accesos estén cerrados. Están, literalmente, sellados con hormigón. Pero tiene lógica pensar en entradas clandestinas por las que fluyera el contrabando a la escuela, lo cual no es nuevo... —dijo mirando a Ronan que sonrió enseñando sus hermosos hoyuelos.

—¿Tienes idea de donde puede estar esa entrada clandestina? —preguntó Silas.

—Dudo que solo sea una —intervino Ronan y Clark asintió de acuerdo con él.

—No tengo idea, teniendo en cuenta como están las cosas va a ser difícil para mí ponerme a buscarlas — consideró. —Tendrán que encargarse ustedes. Supongo que no estarán dentro del edificio, por mi parte saldré al pueblo mañana y hablaré con algunas personas que podrían ayudarme, iré a la iglesia en ruinas a investigar.

—Nosotros buscaremos por el bosque, sería un lugar ideal. Tal vez cerca de la academia ¿No? —pregunté.

—No pueden acercarse a la academia, tienen que ser disimulados. —Clark volvió con la tetera y sirvió las tazas.

Se alejó de la mesa y se sentó frente a la chimenea mientras Ron y Silas discutían los mejores lugares para iniciar la búsqueda. Por mi parte decidí acercarme a Clark, no siempre nos llevábamos bien, pero nuestras pocas conversaciones siempre resultaron buenas.

—¿Por qué te pareció extraño lo que pasó con Wagner en el baile? —Mi pregunta lo tomó por sorpresa.

Clark observó mis movimientos, mientras me sentaba lentamente en el suelo de espaldas a la chimenea, el calor se agradecía.

» ¿Crees que ella está con los Reyes...?

—¿Qué? —Me interrumpió molesto. —¡Claro que no!

—Solo decía...—me defendí.

—Wagner es un eslabón importante, como cualquier director que haya estado en la escuela...— Bebió su té y cerró los ojos para disfrutarlo. —Es un paso seguro para ocupar el Supremo Concejo de Grado 6. —Asentí. —Si quieres demostrar tu poder sobre La Orden ¿Por qué no asesinarla ahí mismo?

En ese momento entendí porque sus dudas y si era como Clark decía, no tenía sentido haberla dejado con vida. También entendía porque mi abuelo le había permitido ir a su casa después de despedirla, la casa era un lugar seguro.

—¿Creen que aún corre peligro?

Clark levantó sus hombros y por primera vez vi inseguridad en la mirada del hombre que no dejaba de sacudir su pierna derecha en un vaivén que me ponía nerviosa.

—Es la primera vez en mi vida que siento que no tengo el control de lo que pasa a mi alrededor Emily.

―No entiendo porque sigues aquí —dije bebiendo el té amargo, al que ya comenzaba a acostumbrarme.

—¿A qué te refieres?

—Tengo casi diecisiete ¿sabes? No soy tonta y nunca pasé por alto las miradas que se hacían con Cleopatra, son bastante malos disimulando...

—¿Desde cuándo me tuteas Emily? — sonrió de costado.

—Lo decidí hace un rato, la verdad. —levanté los hombros quitándole importancia al asunto. —La cosa es, que en realidad te preocupas por ella y lo entiendo... pero deberías ir con Cleo...




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