La oscuridad de la Corona

Capítulo 3: Una noche llena de sorpresas

La persona que reflejaba el espejo me resultaba extrañamente familiar pero el sentimiento de desconocer mi reflejo era aún más extraño.

Sentada en aquel tocador repleto de maquillaje, joyas y accesorios, mi vista pasaba en silencio por las distintas siluetas que se encontraban a mi alrededor, trabajan en mi como si fuera una pintura y no una persona.

Una de mis doncellas cepillaba con suavidad mi largo cabello platinado desenredando cada hebra con cuidado y paciencia, para después asegurarse de colocar cada una meticulosamente en un recogido que parecía ser perfecto.

Mientras tanto había otras dos doncellas, mientras que una se encontraban terminando de aplicar con precisión un toque de rubor en mis mejillas  la otra terminaba de agregar las sombras oscuras en mis parpados haciendo que el color de mis ojos resaltara aún más.

A medida que el tiempo avanzaba, la habitación se llenaba con el murmullo suave de conversaciones en voz baja y el tintineo delicado de las joyas que empezaban a adornarme. A pesar del lujo que me rodeaba, un velo de melancolía se cernía sobre mis hombros y en silencio desee que algo pasara esta noche e hiciera que sea distinta a todas las anteriores.

-Princesa es momento del vestido

En silencio asentí lentamente mientras me levantaba de mi asiento, me deje conducir por las muchachas hasta donde se encontraba el vestido. No podía evitar sentirme como una muñeca ya que mi trabajo era simplemente quedarme parada allí mientras me vestían.

El vestido parecía sacado de un sueño siendo de color azul oscuro y junto a su falda amplia y fluida que caía en suaves pliegues alrededor de mi cuerpo. El corpiño ajustado está adornado con detalles bordados en oro y plata, el cual brillaría con cada movimiento que haga.

Un delicado encaje adorna las mangas cortas mientras que una hilera de pequeñas perlas adorna el escote en forma de corazón, añadiendo un brillo sutil pero encantador al look.

Y por un momento, me permití perderme en la magia del momento de disfrutar de ver mi reflejo y apreciar todo el trabajo que habían puesto en mi apariencia.

Salí de la habitación con paso noble y grácil, rodeada por la suave luz que iluminaba el pasillo. El vestido azul que cubría mi cuerpo parecía fluir con gracia con cada paso que daba, como si hubiera una corriente invisible que me llevara a mi destino. Algo que sonaba típico de un cuento.

Los pasillos del palacio resonaban con los murmullos distantes de los invitados que esperaban ansiosos por mi llegada. Cada paso que daba era como un eco de anticipación, un suave susurro de expectativa que se elevaba en el aire e impregnaba en el ambiente.

El murmullo se hizo más fuerte a medida que me acercaba al salón mis manos agarraron el dobladillo del vestido, buscando su suavidad y su textura en medio de la agitación emocional que me rodeaba. No podía evitar sentirme bien, aunque no lo quisiera del todo esta era mi realidad.

Finalmente, las puertas dobles de la sala se abrieron frente a mí, revelando una escena deslumbrante de esplendor, gracia y elegancia. Mientras caminaba por el pasillo central, los invitados más exquisitamente vestidos se volvieron hacia mí con expresiones de admiración y respeto en sus rostros.

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, una mezcla de excitación y nerviosismo que me amenazaba. Pero mantengo la cabeza en alto y me recuerdo a mí misma que soy una princesa y que debo afrontar este desafío con la misma dignidad y gracia.

Con cada paso que daba me iba acercando cada vez más al centro donde me esperaban mis padres, aunque mi corazón estaba lleno de dudas y miedos, mi apariencia se mantenía tranquila y serena, con una imagen tranquila y noble.

-Estas preciosa hermanita

Sonreí mirando a Adrián mientras tomaba su mano y este me hacía dar una vuelta sobre mi misma, ignorando el hecho de que nuestra madre tenía una clara preferencia hacia su persona, eso nunca impidió que tengamos una buena relación.

Di una suave risa mientras lo observaba divertida y lentamente empecé a tirar de su mano para que me acompañara al centro del salón. Como tradición debía iniciar todo con un baile con mi padre pero sabía que a él no le importaba que Adrián bailara conmigo.

Una suave melodía inundo el silencio del salón, aun sonrientes empezamos a bailar al compás de aquella melodía. Ambos nos divertíamos en ese momento ignorando por completo a todo nuestro alrededor.

-Feliz cumpleaños Adri

Mis palabras salieron lo suficientes bajas para que solo nosotros las escucháramos, vi como sonrió con cariño, con una expresión que demostraba que mis palabras no se las espera, mientras se acercaba a dejar un beso en mi frente escuche su murmuro.

-Feliz cumpleaños Soph… Y gracias

No importaba que nuestra madre tuviera preferencias, no debía importarme que el mundo a nuestro alrededor solo festejara por mí. No. Pero era conocida por romper las reglas y si reconocer el cumpleaños de mi hermano mellizo era romper una, con gusto lo haría.

Cuando terminamos la pieza de baile podía sentir todas las miradas sobre nosotros, aunque por alguna razón había una que sentía que me quemaba en la nuca. Discretamente fui moviendo mi cabeza tratando de buscar a esa persona.

Entre la multitud, vi como destacaba, quizás por su forma de vestir, su energía o la extraña conexión magnética que sentía hacia ella. Mientras ella caminaba entre la multitud nuestras miradas parecían que no podían apartarse.

A pesar de que las personas empezaban a acercarse y el bullicio empezaba a ser notorio a nuestro alrededor, parecía como si el resto del mundo desapareciera a nuestro alrededor en el momento en que mire sus ojos.

Había una chispa en sus ojos, un destello de reconocimiento y complicidad, sentía como me escaneaba con su mirada, deteniéndose en mi cuello por más de unos segundos y volvía a subir a mis ojos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.