La oscuridad del amor

Prologo

El agua cae sin cesar en la ducha, creando una melodía melancólica que acompaña mi confesión. Ha llegado el momento de desnudar mi alma y revelar la verdad que tanto he callado. La verdad sobre la decisión que tomé, la razón detrás de todo mi dolor.

Tomo el teléfono entre mis manos temblorosas y abro cada mensaje, cada letra escrita con tinta que alguna vez representó amor. Cada palabra, cada canción, cada promesa ahora solo son ecos de una mentira cruel.

— ¿Qué me faltó? —, susurro mientras aprieto el móvil con fuerza. — ¿Qué hice mal para no hacerte feliz? —.

Las lágrimas brotan de mis ojos, empapando mi rostro y mezclándose con la lluvia que cae del cielo. Soy... soy lo que tú creaste, una marioneta de amor falso, un reflejo distorsionado de la mujer que nunca fui.

Su nombre aparece en la pantalla, y el teléfono vibra con insistencia. Es un círculo vicioso: se va, regresa y yo caigo una y otra vez en la misma trampa. Lo amo tanto... que la única persona que no me podido amar es a mí misma.

Dejo que la llamada caiga al buzón de voz. Es hora de romper este ciclo, este tormento que me ha convertido en un ser vacío, un alma que solo vive y respira por ti.

El golpe sordo del teléfono contra el suelo me hace levantar la vista hacia la puerta. Allí estoy yo, tirada en el frío suelo del baño, con la mirada perdida en el vacío. Escucho cada gota de agua caer como un tic-tac inexorable, mientras los recuerdos desfilan por mi mente como fantasmas del pasado. Siento el líquido frío deslizarse por mis manos, un reflejo de las lágrimas que no puedo contener.

Me aferré con tanta desesperación al amor de alguien que no me di cuenta de que la única que me recibiría con los brazos abiertos era la muerte.

Perdóname, por fingir que estaba bien. Perdóname por hacerte creer que no me habías hecho daño. Perdóname, mamá, por ocultarte la verdad de mi dolor, por hacerte creer que era el príncipe azul que siempre soñé ser. Perdóname por vivir en un mundo de fantasía. Y por favor, mamá... por favor, no seas tú quien abra esa puerta.

No quiero que me veas así, rota y sin esperanza. Quiero que me recuerdes como era antes, feliz y llena de vida. Quiero que sepas que te amo, con todo mi corazón, y que siempre estarás en mis pensamientos.




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