Capitulo IV

Despues de aquello ya no interactuaba tanto en el grupo, ya que ahora tenía su usuario y hablaba con ella personalmente. Todo comenzó a ir bien. Ella aún seguía teniendo ese humor y esencia que me cautivaron en aquellas letras virtuales.

Jamás pensé que me ilusionaría tanto por tener una relación, y mucho menos cambiar mis hábitos. Lo que era antes parecía haberse borrado por completo, tanto así que incluso mis amigos me comentaron que me veía más risueño, como si yo estuviera enamorado.

De repente, e inconscientemente, comencé a ligar con Daniela. En un inicio parecía una joda; ella también lo tomaba con gracia, pero después de poco tiempo decidí pedirle que fuera mi pareja oficialmente. Jamás olvidaría esa noche, aquella que hizo que mi corazón comenzara a romper ese cristal de hielo y se llenara de un fuego ardiente, mientras le daba todo lo que tenía para ofrecer a Daniela.

Un marzo 14, alrededor de las 11 o 12 de la noche, yo decidí confesar mi amor, y cómo me hacía sentir Daniela con cada uno de sus mensajes, tanto así que creo que quería llorar de la emoción de amar a alguien.

Esa misma noche formalizamos algo como novios, siendo completamente conscientes de que la distancia era un inconveniente, pero aún así decidimos luchar por tener algo especial.

Ese siempre fue mi objetivo: obtener el amor de una mujer tan simple y pura como ella, la cual en algún momento dio un giro parcial a su personalidad, dejándome totalmente aislado de aquella bella jovencita de la cual me había enamorado.

Pero no podía reprochar nada; yo sabía perfectamente que ella era menor e inmadura, sabía que en algún momento ella maduraría y cambiaría su personalidad y manera de pensar, porque así es la vida, pero pensé que para ese entonces falta mucho, y también que para aquel momento yo lograría entablar una relación súper fuerte y duradera con ella, lo cual jamás sucedió.