Así las cosas, comenzaron a tomar forma; ella siempre me dedicaba canciones en inglés, y yo también le dedicaba muchas canciones, pero mi cantante favorito a dedicar siempre era José José; sus letras tocaban cosas que quería que se transmitieran a Daniela.
Pero el amor no siempre lo puede todo; a pesar de ser un hombre con muchas ocupaciones yo me tomaba el tiempo de responder a cada uno de sus mensajes.
Había ocasiones en las que lo único que me reconfortaba era Daniela. Solía estudiar en las mañanas, y al salir iba directo a mi trabajo de medio tiempo, lo cual siempre me dejaba agotado y sin ánimos.
Daniela era la que me apoyaba en todas mis locuras, y me daba ánimos para seguir, pero siempre había algo que no me llegaba a ser claro; a decir verdad, yo era un romántico completo, cosa opuesta de Daniela, que en ocasiones podía llegar a ser fría y cortante ante algunas situaciones, lo cual me hacía cuestionarme si ella de verdad me amaba.
Decidí no darle mucha importancia, y no presionarla en la relación, ya que sabía muy bien que su esencia era esa, pero había ocasiones en las que buscaba su cariño y tenía que rogarle que me dijera algo bonito.
En esos momentos solo quería echarme a llorar por tales asuntos, que aportaban más a mi depresión, misma que yo había cubierto con aquella capa de hielo en mi corazón, y al encontrar a Daniela se derritió.
A pesar de ser un hombre duro y con gran carácter para liderar, por dentro era como un pequeño conejo; aquel que se queda en su madriguera escondido, esperando por su madre. La cual en algún momento de su vida ya no iba a volver, y así el pequeño conejito tendría que salir a aventurarse por el mundo, descubriendo y viviendo algo para lo que sabía perfectamente que no estaba listo.
Supongo que por eso y muchas cosas más, yo comencé a ser una persona súper cerrada a muchos temas en primer lugar, los cuales estaba recién volviendo a conocer y experimentar, porque, a ver, no es fácil salir de aquel agujero de inseguridades, en las cuales te hundes profundamente, tanto así que todas y cada una de aquellas palabras que llegaron a decirte comenzaron a impregnarse en tu piel como tatuajes permanentes...
Por eso y mucho más, Daniela se convirtió en mi luz, aquella luz de ese rayo láser que elimina esos tatuajes permanentes de mi débil y asquerosa piel.