Elior continúa su solitario viaje a bordo del Invictus, ignorando las señales de las patrullas de la república que informan de su ubicación. Su camino lo lleva, casi por destino, al lugar donde años atrás libró la brutal batalla contra las fuerzas nigrománticas. El paisaje que una vez estuvo teñido de oscuridad y muerte ahora parece calmado, pero el aire aún guarda ecos del pasado.
Al llegar, Elior se detiene por un momento, contemplando los restos de la guerra. Su mente rememora vívidamente las escenas de destrucción, sacrificios y la vorágine de emociones que lo llevaron a convertirse en el héroe que todos conocen. Sin embargo, en su corazón, Zakarius siente que algo falta, algo que no se encuentra en los laureles y títulos que ha acumulado.
Mientras avanza hacia el este, sus ojos se encuentran con la imponente figura de la gran fortaleza que protege el sello del portal nigromántico. Aunque su propósito era sellado y seguro, algo en el interior de Elior lo atrae a esa antigua estructura. Una inquietante curiosidad surge en su mente, como si el portal, aún dormido, le llamara.
Sin detenerse a meditarlo más, Elior siente una compulsión irrefrenable por explorar lo que yace más allá del portal. La sensación de que algo importante está al otro lado lo consume. Ignorando las advertencias que le llegan desde las patrullas de la república, continúa su avance hacia la fortaleza, decidido a descubrir qué es lo que está atrayéndolo y por qué se siente obligado a adentrarse en los vestigios de la guerra que tanto marcó su vida.
Así, con una mezcla de determinación y duda, Elior se aproxima al sello, desconectado del resto del mundo y siguiendo un impulso que no puede ni quiere detener.
Elior, montado en su Invictus, avanza sin detenerse hacia la fortaleza que protege el sello del portal nigromántico. Los guardias, a bordo de sus colosos, intentan bloquear su paso, conscientes de la importancia crítica de ese lugar. Saben que algo no está bien y, al reconocer la silueta del Invictus, algunos vacilan, mientras otros se lanzan valientemente al ataque, pero es en vano.
El Invictus, con una precisión y fuerza descomunales, derrota a los colosos que intentan detenerlo sin destruirlos por completo, como si Elior se negara a hacerles daño más allá de lo necesario. Los guardias caen uno por uno, incapaces de resistir la superioridad técnica y brutal del coloso imparable. Elior, en silencio y con una determinación férrea, sigue avanzando hacia el portal.
Mientras tanto, en lo alto del cielo, una aeronave rápida se aproxima a gran velocidad. A bordo, Kael y Auron observan con preocupación el comportamiento errático de Elior. Para ambos, esto es mucho más que un simple acto de rebelión. Auron, abatido y lleno de desesperación, no logra entender los motivos de su hijo, mientras que Kael, en su propia confusión, intenta mantener la calma, buscando una manera de abordar la situación.
—"¿Qué lo está impulsando a hacer esto?"— murmura Auron, con una mezcla de angustia y desconcierto. —"¿Por qué sigue ignorando todo lo que intentamos hacer por él?"
Kael, siempre analítico, responde: —"Tal vez ni él mismo lo sepa. Algo ha cambiado en su interior. No es el mismo niño que conocíamos... No desde hace mucho tiempo."
La nave aterriza cerca de la fortaleza, justo cuando Elior está por llegar al sello. Kael y Auron descienden apresuradamente, con la esperanza de detenerlo y obtener respuestas. El Invictus, al ver la aeronave aterrizar, se detiene por un momento. La figura de Elior, aún oculta en la cabina, permanece inmóvil, como si estuviera esperando algo.
Kael da un paso al frente, levantando la voz. —"Elior, por favor, detente. No tienes que hacer esto solo. Si quieres saber algo, si sientes que hay más allá del portal, debemos hablarlo. No estás solo."
Auron, más emocional, alza la voz con desesperación. —"¡Hijo! ¡Por favor, regresa conmigo! Lo que sea que estés buscando, podemos enfrentarlo juntos. No quiero perderte de nuevo."
Pero Elior sigue sin moverse. Desde la cabina del Invictus, observa a su padre y a Kael. Sabe que están preocupados, sabe que quieren detenerlo. Pero dentro de él, Zakarius siente que este es un camino que debe recorrer solo, una respuesta que no puede ser comprendida por otros.
Elior finalmente decide escuchar las súplicas de Kael y Auron. Después de una pausa prolongada, el Invictus se detiene por completo, el chasis del coloso vibrando suavemente mientras el interior de la cabina se abre con un leve zumbido. Elior emerge, su expresión seria y distante, pero con una calma que no habían visto en él durante mucho tiempo.
Kael y Auron lo miran expectantes, con una mezcla de alivio y preocupación. Elior da un par de pasos hacia ellos, sus ojos brillando con una intensidad que aún reflejaba las cicatrices de la guerra, pero también una sensación de propósito renovado. Auron, visiblemente nervioso, da un paso al frente, pero Kael lo detiene con una mano, esperando que Elior hable primero.
Finalmente, Elior rompe el silencio.
—"Sé que ambos están preocupados por mí, que no entienden por qué me he comportado de esta manera."— Su voz es firme, pero cargada de una profunda introspección. —"Luché, sangré y sufrí por este mundo celestial. Salvé a nuestras tierras y ayudé a que las repúblicas se convirtieran en lo que son hoy: una de las mayores potencias del mundo. Pero después de todo eso... sigo sintiéndome vacío."
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Editado: 18.11.2024