La tensión en el aire era palpable. Aunque las voces habían disminuido, la sensación de algo mucho más oscuro y antiguo se hacía cada vez más evidente. Los guardias, que ya habían comenzado a instalar el campamento, se detuvieron de repente. Todos sintieron una presencia abrumadora aproximándose desde las profundidades de las ruinas. Elior, o más bien Zakarius, se mantuvo inmóvil, con sus ojos fijos en la oscuridad que se extendía más allá de la cámara subterránea.
De la penumbra emergieron hordas de seres nigrománticos, visiblemente podridos y maltrechos, como si hubieran sido levantados desde el olvido. Eran diferentes a los que habían enfrentado antes: más numerosos, más antiguos, y, sobre todo, más organizados. Entre las filas de estas criaturas, una figura imponente, envuelta en sombras, se hacía más y más clara a medida que avanzaba.
Un liche. Un verdadero amo de los muertos.
La figura se detuvo frente al ejército de criaturas, su cuerpo esquelético cubierto por ropajes oscuros y desgastados, pero emanando un aura de poder nigromántico incomparable. Sus ojos, dos orbes de energía verde brillante, parecían observar directamente a Elior, como si reconociera en él a un igual, o al menos a alguien que comprendía los secretos más oscuros del miasma.
Zakarius, en su interior, por primera vez en mucho tiempo, sintió una chispa de emoción. Esta era la clase de oponente que había estado buscando. Un verdadero reto.
"Así que... este es el temido 'Elior el Imparable'," habló el liche con una voz profunda y resonante, su tono cargado de desprecio. "He escuchado tus hazañas, cómo has masacrado a mis siervos como si fueran insectos. Pero te advierto, pequeño querubín, que no eres más que un peón en este juego antiguo."
Elior no respondió de inmediato. Simplemente sonrió, una sonrisa que no pertenecía a Elior, sino a Zakarius. "¿Peón? Te has equivocado de enemigo, cadáver andante. No tienes idea de lo que realmente soy."
El liche pareció vacilar un instante, como si notara algo extraño en la forma en que Elior hablaba. Pero pronto recuperó su compostura, alzando una mano esquelética. Con un simple gesto, las hordas de muertos vivientes comenzaron a avanzar, sus pasos resonando en la vasta cámara.
"Te mostraré lo que significa enfrentarse al verdadero poder de la muerte," declaró el liche, su voz llena de seguridad. "Y tú, como tantos otros, te convertirás en uno de mis siervos eternos."
Los guardias de Elior, ya en posición, prepararon sus armas, pero algunos de ellos no pudieron evitar sentirse abrumados por la presencia del liche y sus hordas. A pesar de su entrenamiento, enfrentarse a un ser de esta magnitud no era algo que hubieran esperado. Sin embargo, sabían que no podían fallarle a Elior.
"Mantened la formación," ordenó Elior con voz firme. "Dejadme a mí al liche. Vosotros encargaos de sus lacayos."
Los colosos rugieron en respuesta, listos para la batalla. Las espadas y armas tecnomágicas se alzaron mientras los guardias se lanzaban al combate contra la interminable horda de muertos. Los seres nigrománticos cayeron uno tras otro, pero no importaba cuántos destruyeran, parecía que más seguían emergiendo de las sombras.
Mientras tanto, Elior—o Zakarius—se lanzó directamente hacia el liche, con su coloso "Invictus" irradiando poder celestial. Los dos chocaron con una fuerza titánica, la energía de la vida y la muerte colisionando en un estallido de luz y sombras.
El liche blandía una vara oscura, de la cual emergían ráfagas de miasma que intentaban envolver a Elior. Pero con cada intento, Elior purgaba la oscuridad con su poder celestial, rompiendo el control del liche sobre su entorno.
"Impresionante," admitió el liche, sus ojos brillando con una mezcla de furia y fascinación. "Pero te subestimas si crees que puedes derrotarme con un poder tan limitado."
Zakarius, a través de Elior, respondió con una risa fría. "Limitado es lo que piensas tú. Aún no has visto nada."
Elior desató una descarga de energía tecnomágica desde el Invictus, que golpeó al liche con tal fuerza que lo empujó hacia atrás, pero no fue suficiente para destruirlo. El liche, a pesar del impacto, seguía de pie, riendo.
"Puedo sentirlo..." murmuró el liche, como si se diera cuenta de algo que había pasado por alto. "Tú... no eres como los demás. Hay algo... antiguo en ti."
Zakarius se detuvo por un momento, manteniendo su sonrisa fría. El liche había empezado a entender lo que realmente enfrentaba, pero eso solo hacía la confrontación más emocionante para Zakarius.
"Sí, estás empezando a comprender," dijo Elior. "Pero eso no cambiará tu destino."
La batalla continuó, con Elior y el liche intercambiando poderosos golpes. Sin embargo, para Zakarius, esta era más que una simple lucha de vida o muerte. Era un recordatorio de lo que una vez había sido, de los antiguos poderes que había anhelado y dominado.
Mientras las hordas de muertos caían ante los colosos de su guardia, Elior finalmente concentró todo su poder en un golpe final. Con un rugido ensordecedor, el Invictus lanzó una oleada de energía purificadora que atravesó las defensas del liche, desintegrando su forma esquelética en un instante.
El eco de la explosión resonó por toda la cámara, y el liche, ahora reducido a cenizas, desapareció junto con sus siervos.
La victoria había sido rápida, demasiado rápida para los estándares de Zakarius. Mientras el polvo se asentaba, Elior permaneció inmóvil, contemplando las ruinas que lo rodeaban.
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Editado: 18.11.2024