La perla mágica, volumen I

El portal misterioso (Parte 2)

-¡Perdón, no quise ser entrometida! ¡No pensé que fuese tan importante!

Apenas Kathy habló, el espejo dejó de vibrar. Esteban se quedó inmóvil, tratando de procesar lo que acababa de suceder. Respiró hondo y salió del baño, encontrándose con su compañera.

-¿Estás bien? -le preguntó la chica con timidez. Tenía el cabello completamente mojado.

Gotas de agua resbalaban por su frente y caían sobre el suéter desu uniforme.

-Estoy bien. Tenía ganas de estar solo -le respondió de manera entrecortada. Kathy abrió la boca para decir algo, sin embargo, un estruendo proveniente de las tuberías interrumpió sus palabras. Los chicos se miraron con confusión.

-¿Qué fue eso? -susurró Kathy. Esteban se acercó con lentitud hacia la fuente del ruido, cuando un temblor hizo nuevamente vibrar los espejos. De pronto, uno de los inodoros escupió todos los residuos e inmundicias que habían ingresado durante el día. El agua sucia se deslizó bajo sus pies, avanzando hacia el pasillo. De inmediato Kathy sintió unas enormes ganas de vomitar.

-Vámonos de aquí -le dijo a Esteban, mientras cubría su nariz con las manos. El chico, sin embargo, observaba atónito al inodoro que acababa de estallar. Este volvió a expulsar un escupitajo, pero a diferencia de la vez anterior, el agua que emanaba emitía suaves destellos luminosos y desprendía olor a menta-. Debe ser el olordel Pato Purific -afirmó Kathy, intentando buscar una explicación racional-. Ya, vámonos.

-¿Qué es eso? -preguntó Esteban, señalando el interior de la taza de baño. Flotando en el agua, una botella de vidrio parecía una diminuta embarcación. En su interior albergaba un pergamino descolorido, enrollado y asegurado con una delicada cadena de plata. Los dos jóvenes la contemplaron en silencio, atónitos. Esteban la extrajo con sumo cuidado, mojándose ligeramente los dedos. Apenas la tocó, el corcho que la sellaba salió disparado, volando por el aire y chocando contra el espejo, el que estalló en una miríada de fragmentos.

Kathy sacó cuidadosamente el pergamino de la botella y comenzó a desenrollar la cadena, mientras Esteban la observaba boquiabierto y en silencio. Cuando la chica logró extender la cadena por completo, descubrieron que terminaba en un viejo relicario. En él se podía leer, aunque vagamente, el nombre de una mujer: JulietteD'Aguerre.

Esteban tomó el pergamino y, con temor a rasgarlo, comenzó a desplegarlo con lentitud. Una vez que estuvo completamente extendido, se dieron cuenta de que era un mapa. Bajo este, unas desesperadas palabras de súplica:

Por favor, ayúdanos... No hay más esperanzas. El fin está cerca...

Al girar el papel, los chicos notaron que la extraña carta estaba firmada por dos iniciales y una fecha imposiblede acertar en el calendario:

C.A. y P.T.

11 de junio, 672.

El mapa indicaba, con un marcador rojo, el camino hacia un portal situado en el sótano de una antigua casa colonial. Desde la puerta principal, la ruta atravesaba el patio central, continuaba hasta una habitación en una esquina, y descendía por una escalera que conducía al sótano y a un estrecho sendero. Aunque el recorrido parecía sencillo, no había pistas sobre cómo acceder a aquel lugar.

-Mejor volvamos a la sala -le dijo Esteban a Kathy, guardando ambos objetos en sus bolsillos.

Al regresar, la señorita Martínez, con los brazos cruzados,les reprendió por tardarse tanto. "Uuuy", bromeó Rodrigo entre risas, insinuando que habían estado ocupados con algo más en el baño. Esteban le dio una mirada de odio y se sentó en la esquina de la sala, haciéndole un ademán a Kathy para que se sentara junto a él.

-¿Crees que debamos contarle a alguien? -le susurró. Kathy dio una mirada a su alrededor. Su hermana leía el siguiente libro del plan lector, Daniela seguía con sus audífonos puestos, Cristóbal se había quedado dormido y Rodrigo se había acercado a hablar con su profesora. ¿Qué se supone que podían decirles? ¿Realmente alguien llegaría a creerles?

-Profe -dijo de pronto Esteban, levantando su mano-. ¿Alguna vez ha escuchado el nombre de Juliette D'Aguerre?

-¿Es en serio? -le respondió la señorita Martínez, confundida-.
Ustedes a veces me sorprenden.

-Bueno, pero ¿la conoce o no? -inquirió Esteban, mostrándose cada vez más impaciente.

La profesora movió su cabeza en señal de negación y se acomodó en su silla, recostando su espalda en el respaldo.

- Los D'Aguerre son los dueños de la casona donde se fundó el colegio. Pasan, literalmente, todos los días por el retrato familiar cuando ingresan por la puerta principal -cuando su profesora dijo esto, Esteban y Kathy cruzaron miradas con asombro.

-Pero, Juliette... ¿Quién era ella? -preguntó Kathy.

-La hija mayor, si no me equivoco. Pero es una historia extraña. Se dice que desapareció y, después de eso, la familia volvió a Francia, su país de origen. La casona fue adquirida por la municipalidad y luego la vendieron para la construcción del colegio.

-¿Cómo que desapareció? -preguntó Rodrigo, intrigado. La profesora Martínez notó que ahora los seis estudiantes la observaban atentos.

-Bueno, las malas lenguas dicen que había quedado embarazada. Por decoro, la mandaron lejos. Pero son solo rumores. No creo que alguna vez sepamos la verdad. ¿Por qué preguntan tanto por ella?

Kathy lanzó una mirada a Esteban, y agitó sus manos en un gesto de negación, intentando que mantuviera el secreto. No obstante, Esteban ya se había puesto de pie para enseñarle el relicario a su maestra.

-Encontramos esto en el baño de hombres - le dijo, entregándole la joya. La señorita Martínez la observó con detención e intentó abrirlo, pero fue imposible.

-Qué extraño. ¿Quizás se le cayó a alguien?

-¿Hace cuánto tiempo vivieron los D'aguerre aquí?-preguntó Kathy-. ¿No sería raro que alguien aún tuviese un collar como ese?



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En el texto hay: fantasia, adolescentes, worldbuilding

Editado: 30.01.2025

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