La popular y el nerd

12

Una sonrisa cubrió su rostro de oreja a oreja y sus ojos se iluminaron. No sabía si era posible que se viera más lindo y tierno de lo que se veía en este momento, y si era factible aquello, él lo había superado a ese parámetro con creces. Algo estaba creciendo en mi interior y no sabía realmente que era, aunque tenía alguna que otra idea de que podía ser.

Estaba ganándole cariño a su persona.

Me había acostumbrado en muy poco tiempo a estar junto a él y pasarla bien.

Y la última y peor de todas, me estaba enamorado de él.

Tan solo rogaba que no fuese esa opción, porque de esa manera mi plan se estaría dirigiéndose en la dirección contraria a la que yo quería. Se suponía que era él quien debía enamorarse de mí, para que luego yo lo dejara tirado en el piso, no sin antes pisotear su corazón, y ganar como un premio un bellísimo bolso Gucci para añadirlo a mi colección.

Tenía la impresión de que si fuese él quien me enamoraba y decidía dejarme algún día, podría causarme más dolor él a mí que yo  a él. Sabía que una persona como Logan era difícil de superar. No se encontraba a alguien como él todos los días.

—Acabas de hacerme el chico más feliz del mundo—tomó mi mano y entramos a su cuarto.

No era nada extraordinario, pequeño pero acogedor. Mi habitación era tres veces más grande que la de él y mi casa equivale a dos casas de él. Él tenía tan poco, lo justo y necesario y era feliz. Yo tenía 3 veces más cosas que él y no era tan feliz como él.

—Siéntate, ponte cómoda—dijo señalando a la cama.

Arquee una ceja.

—No me tendrás tan rápido ahí—señale la cama con la cabeza.

—Claro, puedes dormir en el piso, o en el sofá en la sala de estar, como tú quieras—una media sonrisa se apoderó de su rostro.

¿Por qué los chicos que sonreían así, eran más guapos?

—No deja, dormiré aquí. Pero—dije al ver esa sonrisa pervertida de nuevo—Tú dormirás en el piso.

—Pensé que querías dormir conmigo, en mi cama.

—Dije que quería dormir contigo, en tu habitación, no contigo en la misma cama.

—Embustera.

—¿Qué dijiste Scott?

—Se me escapó—dijo tapando su boca como un niño pequeño.

—No te creo.

—Pues no me creas. Iré a buscar un colchón y unas colchas para taparme. Tú ponte cómoda, cámbiate, has esas cosas que las chicas hacen como llenarse de cremas o perfume o lo que sea que hagan.

—¿Tienes muchas hermanas y no aprendiste nada, no?

—Se muchas cosas, más de las que piensas—desapareció por la puerta.

Porque siempre decía cosas así, ¿qué tanto sabia, que tanto había experimentado? 5 minutos después apareció nuevamente.

—Te ayudo.

—No, puedo solo.

—Te ayudo, no es una pregunta, te estoy diciendo lo que voy a hacer.

—Está bien. Gracias. —su timidez aflorando nuevamente.

—De nada.

10 minutos después todo estaba acomodado, y cada uno estaba en su respectiva cama.

— ¿Por qué te fijaste en mí?—preguntó.

—Porque eres diferente a los demás. Solo por eso.

Él sonrió y sujeto mi mano.

—Cuéntame más sobre ti—le pedí.

 

 

 

 




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