La Presentación

Capítulo 2: Las dudas

 

 

AL DÍA SIGUIENTE

 

—Vine a despedirme, chicos, —murmuró Rain tan pronto interceptó a sus amigos en el portón de la escuela.

Ocean y Noah enmudecieron.  No podían creerlo. Su amigo desprendía un ligero olor a feromonas.  Ambos estaban confundidos.  A coco, el chico olía a coco.  Ninguno de los dos sabría decir si eran unas feromonas alfa u omega.

—Oh…  —Noah fue el primero en decir algo.  Ocean seguía petrificado.  —Te extrañaremos mucho, Rain.

Ambos chicos se ven envueltos en un dulce y reconfortante abrazo.  Ocean tragó saliva.  Él se sentía inoportuno, pero necesitaba preguntar.  La expresión tallada en el rostro de Rain no se veía como buenas noticias.

—¿Y bien?  Perdona por no ser una guía andante de feromonas, pero, ¿qué indicó el doctor? ¿Alfa u omega? 

Noah se separa de Rain para darle espacio a contestar la pregunta de su mejor amigo.

—O-Omega, —tartamudeó, avergonzado y con los ojos envueltos en lágrimas.

Él, de verdad, tenía la esperanza de ser alfa.  Rain lo tenía todo para serlo.  Tenía todo, menos la estatura, le hacía falta la mitad de lo que tenía Pato.

—Hola…  —saludó una tímida voz a sus espaldas.

“Hablando del diablo…”  Pensó Ocean.

Pato se encogió con timidez cuando los tres pares de ojos se fijaron en él.

—Siento no despedirme, mis padres se enloquecieron, y-y yo…  Estaba pasando por un mal momento y no pude-

Rain corre a los brazos del alfa y lo abraza fuertemente de la cintura sin dejarle terminar de hablar.  La diferencia de altura era bastante notoria.  El alto tambalea y se balancea con el pequeño huracán que tiene entre sus brazos.

—No vuelvas a hacer eso o los titulares anunciarán el primer asesinado de un omega a un alfa, —gruñó Rain.

Tanto Ocean como Noah estaban pasmados.  Ciertamente, Rain actuó como si no le afectara tanto.  Así que no podían creer lo que veían sus ojos.  Rain se veía desesperado, necesitado.  Nunca lo habían visto así. La designación cambiaba drásticamente a los adolescentes y ese era otro de los miedos de Ocean y Noah.  Ambos tenían miedo de que sus cambios los llevaran a ser más hormonales, necesitados de otras cosas y que su amistad quedase en segundo plano.

—Espera… ese dulce olor… ¿Eres tú? —Preguntó Pato y encorvó todo su cuerpo para poder escabullir su nariz más cerquita del cuello del omega.

—Si-sí —tartamudeó Rain.  —Aléjate, Alfa.

Ambos tomaron distancia.

—Lo s-siento, fue muy atrevido de mi parte. E-es solo que es un olor...

—Raro, ¿verdad? —interrumpió.  —Tampoco lo creí cuando surgió.  No me queda mucho ser omega, —soltó una risita nerviosa. 

Ocean y Noah sentían que sobraban. 

Al unísono se dedicaron miradas furtivas para ponerse de acuerdo en aprovechar cualquier momento que surgiese y abandonar la conversación.

—No digas eso.  Eres increíble, Rain.  Cualquier cosa te queda genial.  Serás el omega pateador de culos alfas.

La voz tierna de Pato los hizo reír a todos.  Dado la personalidad de Rain, todos tenían certeza de que así sería.

—Tu olor a whisky me tiene mareado.  N-No sé cómo obtuviste un olor así, —murmuró Rain con claro sonrojo en el rostro.

—No va tampoco con mi personalidad, ¿cierto? —balbuceó Pato, también con un sonrojo en el rostro.  —Todo esto es tan raro.  Nuestras designaciones son raras.

Aquello dio a Ocean qué pensar, en el sentido de que lo hizo sentir esperanzado. Aún podía estar junto a su Noni. Ambos tendrían la misma designación y no se iban a separar.

“Pero mira a Pato y Rain…”  Una voz le hizo distraerse un poco de sus pensamientos. 

Los mencionados conversaban como si nadie más existiera.

“Ambos parecen destinados.”  Ocean sintió envidia.  Ser destinado era algo más poderoso que la amistad.

“¿De verdad quieres tener la misma designación que Noah? ¿De verdad quieres eso?  Solo podrían permitirse ser amigos…”  Una voz insidiosa hizo eco en su cabeza.

No es como que ser de la misma designación les impidiera ser algo más, pero sí les traía ciertas limitaciones por cuestión evolutiva: choques entre sus alfas por establecer territorio o rivalidad entre sus omegas para ser el que más llame la atención.  Uno de los dos debería resignarse al otro, o establecer turnos para ello y aceptar que su única forma de tener una familia, es sencillamente adoptando.

“¡No! ¡No! ¡Y no!” Gritó Noah para sus adentros.

“¿Qué me pasa? ¿Por qué estoy dudando ahora? ¿Por qué estoy deseando una familia con Noah cuando esos no son los deseos de mi mejor amigo?” Agitó su cabeza para espantar todos esos pensamientos intrusivos.

Ocean sentía que se estaba ahogando.  Necesitaba escapar.  Con desespero, procedió a despedirse rápidamente de sus amigos y entró a la escuela.  Él sabía que tenía que quitarse todas esas ideas absurdas de la cabeza.  Noah y él han hablado del tema.  Ocean sabe que su mejor amigo desea emparejarse con una omeguita y hacer una familia, justo como él.  No está en negociación ese asunto.  Ocean debe olvidarse de los sentimientos estúpidos que solo arruinarán su amistad.




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