La Princesa de Hielo

Capítulo 8: Primera cita

—Hola, no te preocupes, también acabo de llegar... —Yo seguía procesando la nueva imagen de ella, que vino a descomponer todo dentro de mi mente.

—¿Pasa algo?, te noto algo raro.

Seguramente mi rostro y tono de voz reflejaban la dura sacudida que habían recibido mis ideas. Yo debía hacer algo al respecto, ese estado mío era realmente patético para alguien dispuesto a conquistar una chica.

Cerré los ojos un breve momento y luego la miré. Realmente se veía muy bien, pero eso era algo que debía superar, sin embargo, la idea de tener una cita con una chica como ella no era algo que pudiera pasar por mi cabeza sin causar algo de conmoción.

Definitivamente estaba enredándome en mis propias ideas cuando recordé la última platica que tuve con Vanessa. "Si estás seguro de lo que dices... ¿Puedes demostrármelo?, Por favor." Sus palabras resonaron en mi cabeza dándome un respiro de mis propios pensamientos «Lo siento, no te voy a fallar», pensé mientras recobraba mi actitud habitual. Después de todo, aún sin quererlo, Vanessa se las había arreglado pasa salvarme de esa situación.

—Estoy bien, no te preocupes —contesté a la Princesa de Hielo mientras le dedicaba una sonrisa.

—Menos mal, por un momento pensé que dirías algo raro como que no querías salir conmigo o algo así, tu cara no era la que veo todos los días.

—Algo movió un poco mis ideas, pero no te preocupes.

—¿Puedo saber que fue ese "algo"? —Su curiosidad era autentica.

—Quizá... —Hice una pausa pensando si decirle lo que me había puesto así era buena idea.

—¿Quizá? ¿Qué tipo de respuesta es esa? —Dejó ver que mi respuesta no le había gustado del todo.

—Quizá algún día te lo contaré —contesté mientras reía un poco.

—Eso no es justo —reclamó.

—Lo sé, pero no quiero perder tiempo en eso ahora. Tenemos una cita ¿Recuerdas?

—Está bien ¿A dónde vamos? —Preguntó de mala gana.

Decidí que era la hora de hacer mi primer movimiento. Yo había dicho que ese día era para que me hiciera las preguntas que quisiera, pero ya que ella se lo estaba tomando tan en serio, yo también debía hacerlo. Me acerque a ella y tome su mano.

—¿Confías en mí? —pregunté mientas estábamos peligrosamente cerca.

Yo solo deseaba hacer un poco mas interesante el hecho de que no le diría a donde iríamos para tratar de darle una sorpresa, pero ella ignoró mi pregunta y le dio mucha mas importancia mi mano tomando la suya.

—¡¿Qué... que haces?! —Ella se sonrojó, era obvio que estaba muy nerviosa.

Debo decir que su rostro sonrojado era realmente lindo. Por un momento me sentí como el primer hombre sobre la luna al pensar que muchos en el trabajo hubieran hecho lo que sea por esta en mi lugar en ese momento. Después recordé a William y eso le quitó un poco la magia al momento, aun así, hice todo lo posible por borrar de mi mente a este personaje indeseable.

—Oh vamos, no me digas que tomarnos de la mano es demasiado para ti... ¿cariño? —me acerque más y ella dio un paso atrás.

—¡No... no es eso!, eso solo que fue demasiado repentino y yo no estaba preparada mentalmente para... dejó de hablar al percatarse de lo que acababa de aceptar.

—Estamos a mano entonces —Me alejé solo un poco sin soltarla y sin dejar de mirarla con una sonrisa en mi rostro.

—¡Pero si yo no he hecho nada! —Me reclamó al no tener idea del desastre que había causado su imagen de chica linda y tierna.

—Oh claro que sí lo hiciste, pero es mejor que nos vayamos —Comencé a caminar hacia el taxi llevándola conmigo.

—¿Yo que hice? Y ¿A dónde vamos? —preguntó mientras me seguía.

—Ya lo sabrás y, ya lo sabrás —Conteste ambas preguntas.

Llegamos al taxi y le abrí la puerta para que entrara.

—¡Que sorpresa!, eres de esos —exclamó ella mientras entraba al taxi.

—No te sorprendas, apenas comenzamos.

Ella sonrío y se acomodó dentro del auto, yo la seguí, cerré la puerta y le di indicaciones al chofer asegurándome de no dar mucho detalle del lugar al que íbamos, solo di la dirección concreta. Al parecer el hombre que manejaba, que era el mismo con quien había platicado unos minutos antes, entendió el mensaje y tampoco hizo ningún comentario al respecto.

Durante el viaje vi que ella estaba muy atenta al camino que estábamos tomando. En un momento sacó su celular y al ver que se disponía a ver su GPS, Eso arruinaría la sorpresa por lo que tuve que detenerla.

—¡Oye! Eso es trampa —exclame.

—OK, Ok, no lo veré, pero más vale que valga la pena.

—Ya verás que sí.

Realmente yo no sabía si el lugar valía la pena o no, simplemente había leído opiniones en internet y todos parecían muy contentos con sus visitas a ese parque, pero una de las principales razones para elegirlo era que recién había abierto y no había estado ahí con Vanessa y esa era una carta que pensaba jugar después.

Ella siguió atenta al camino sin decir mucho hasta que llegamos al lugar. Al ver desde el auto ella parecía algo sorprendida y no era para menos, lo poco que veíamos del lugar se veía realmente bien.



#26754 en Novela romántica
#16691 en Otros
#2653 en Acción

En el texto hay: amor, orgullo, metiras

Editado: 13.06.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.