La princesa de repuesto

Capitulo 32. Mensaje desde el cielo

- ¿No han encontrado nada? 
- No, alteza.  
- ¡Sigan buscando! 
La princesa Jade se llevó ambas manos a la cabeza, mientras miraba los informes que fueron revisados por su padre. En el fondo, se alegró el saber que el no hizo grandes cambios, salvo el robot que, por algún motivo, se terminó quedándoselo con él.  
Debido a los últimos acontecimientos, se había olvidado por completo del robot. Al principio, supuso que solo quería cuidar del juguete de su nieta, pero leyó una frase en clave que le dio a entender que la maquina tenía un mensaje secreto y necesitaba descifrarla.  
Pero, a esas alturas, ya no le importaba nada.  
“Ya recuperé mi título de princesa y estoy a un paso de ser coronada reina”, pensó Jade, con frialdad. “La corte esta de manos atadas. Incluso mis enemigos admiten que soy la única opción. Y aunque mis padres hayan escapado, ellos piensan que la mocosa realmente está muerta. ¡Qué importa lo que oculte ese tonto robot bailarín! ¡Lo que importa es el presente!”  
Ya con un poco más de ánimos, activo su dispositivo comunicador y llamo a su fiel amiga, la baronesa Montse.  
Cuando se proyectó su rostro, le dijo:  
- Montse, reúne a los periodistas. Hare una conferencia de prensa de última hora en el palacio y quiero que se proyecte por todo el reino.  
- Si, majestad – dijo Montse – en ese caso, también me encargare de buscar las cámaras proyectoras y drones de transferencias en diferido para exhibir la grabación de la conferencia en los pueblos más lejanos.  
- Me alegra que te anticipes a mis movimientos, querida Montse. Haz lo que considere correcto para que todo el reino pueda verme, sin excepciones.  
- Como usted diga, majestad.  
Una vez finalizada la conversación, la princesa Jade miro hacia la ventana de su oficina. El jardín se encontraba completamente vacío, pero todavía podía ver ahí al príncipe Rogelio jugando con la princesa Leonor, como un recuerdo que se resistía a borrarse de su mente.  
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El campamento fue trasladado a un pequeño pueblo donde, de inmediato, la reina y la princesa fueron recibidas con aplausos. Aunque solo había un periodista disponible, este hizo el esfuerzo por instalar una tarima en su propia casa, donde entrevistaría a Abigail para revelar el misterio detrás de su prolongada desaparición y que haría para recuperar su trono.  
- No esperaba que me aceptaran con buen agrado ni mucho menos que reconocieran a mi nieta, tras difundirse su “fallecimiento” - le comento la reina Abigail al rey Marco, horas antes de la entrevista.  
- Muchos pueblos lejanos han esperado por usted, esposa – le dijo Marco, con una media sonrisa – pasa que están tan aislados que mi hija los ignoro por completo. Solo piensa en ellos para cuando llega el periodo de los impuestos, pero, después de eso, actúa como si no existieran. Aunque, admitámoslo, es mucho mejor estar aquí que en un campamento escondido en las montañas.  
- Me lo dice el hombre que estuvo enfermo por tres años – dijo Abigail, también sonriendo – siempre fui una guerrera, puedo adaptarme a cualquier situación.  
- Si, pero te olvidas que eres una reina – dijo Marco, frunciendo ligeramente el ceño – no necesitas pasar por las adversidades si tienes caballeros a tu disposición. Aunque, dada las circunstancias, fue bueno para ti haber entrenado como soldado en tu juventud.  
- Me alegra que lo entiendas, cariño – Abigail le dio un ligero beso en la mejilla, haciendo que Marco se sonrojara – pero no me gusta verte a ti en esta clase de ambiente. Por eso te pido que resistas un poco más para que pueda terminar esta lucha y regresar juntos al palacio.  
Mientras se preparaban para la entrevista, en la plaza central del pueblo se proyectó una pantalla holográfica, donde aparecía la princesa Jade rodeada de micrófonos y grabadoras. El duque Tulio y la princesa Leonor se encontraban dentro de un carro custodiado por los guardias. La niña señaló la pantalla desde la ventana del coche y dijo: 
- ¡Mira! ¡Es mi tía! ¡Que linda es!  
El duque, temiendo que la niña escuchara algo indebido, le dijo a la sirvienta que la cuidaba:  
- Lleva a la princesa con sus abuelos. Trata de distraerla con algo mientras se marchan, lo importante es que no escuche nada referente a su tía.  
- Si, señor – dijo la mujer.  
Cuando la mucama y la princesa se marcharon subiéndose a otro vehículo, el duque Tulio siguió mirando la pantalla para saber lo que diría la princesa Jade.  
Escucho una sarta de tonterías sobre que ella los lideraría, que remendaría los errores cometidos en su periodo de regencia y que ahora cuenta con más experiencia que antes. Pero lo que más le impacto fueron estas palabras:  
- Se que muchos se molestaran por lo que diga a continuación, pero es muy importante para mí. Encontré a mi madre hace algún tiempo y la mantuve oculta del mundo, debido a que hace cuatro años fue secuestrada y torturada de tantas formas que perdió la cordura. Lamentablemente, escapo hace poco y decidí buscarla. Por eso, les pido que, si alguien la ve, no le crean nada de lo que les diga. En lugar de eso, avísenme para traerla de vuelta al palacio. Recuerden, no está bien de la cabeza. Y como buena hija que soy, es mi deber cuidarla.  
El duque Tulio gruño. Noto que algunos pobladores murmuraban entre sí, como si dudaran de cómo lidiar con esta situación. En eso, uno de los guardias comento:  
-  La princesa Jade está desesperada. Acaba de lanzar una noticia que sacudirá al mundo entero, sin analizar las consecuencias. No se preocupe, su excelencia. El pueblo cree a la verdadera reina.  
El duque asumió con la cabeza. Ya en pocas horas, la reina Abigail contraatacaría mediante una entrevista que también seria transmitido en los pueblos más cercanos. Mas adelante, enviarían drones hacia las ciudades más lejanas para que todos supieran la clase de persona que era la princesa Jade.  
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El mensaje de la princesa Jade calo hondo en el corazón de los ciudadanos, pero los nobles quedaron todavía más desconcertados al saber que ella mantuvo oculta a su madre por mucho tiempo y no se lo dijo a nadie.  
Cada vez que la cuestionaban al respecto, ella se excusaba diciendo:  
- Mi madre quedo trastornada por su secuestro, necesitaba mantenerla alejada de toda clase de preocupaciones. Lo que le hicieron esos bandidos no tiene perdón y juro que me vengare de todos ellos.  
La joven se dirigió a sus aposentos y, mientras las sirvientas le cambiaban la ropa, ella se regocijaba en su interior. Ya puso a su madre en evidencia y si la encontraban, nadie creería en su palabra porque fue tildada de loca. Así, la atraparía fácilmente para enviarla a un lugar bien lejano, en donde no podría volver.  
En eso, escucho que su dispositivo comunicador comenzaba a sonar. Lo atendió enseguida, pensando que sería Montse. Pero resulto ser su secretaria quien, con una expresión de asombro, le dijo:  
- Majestad, tiene que ver esto. Su madre fue entrevistada en un pueblo remoto donde le dieron asilo.  
de inmediato, se dirigió al salón de proyecciones del palacio. Ahí, activo las cámaras y vio a su madre, sentada sobre una tarima, junto a un periodista que le hacía varias preguntas mientras registraba las respuestas con una grabadora.  
- ¿A qué se debe su desaparición, majestad?  
- Mis hijas planearon una conspiración contra mí.  
- ¿Fue un trabajo en conjunto?  
- No. Cada una actuó por su cuenta. Por eso estoy frustrada conmigo misma, no sé en que he fallado con ellas.  
- No hizo nada malo, majestad. Son sus hijas las que nacieron con un alma perversa. Sin ofender.  
- Tranquilo, joven. Es libre de expresar lo que piensa.  
- Gracias, majestad. Ahora bien, ¿qué plane hacer ahora? 
- Por este medio, solicito a mi hija que me deje seguir gobernando con la frente en alto, hasta el final de mis días. También quiero que ella no solo se retire sino, también, se entregue a la justicia por los crímenes que cometió. Si se niega a eso, no tendré de otra que atacar de frente. Tengo a mis soldados de vuelta, muchos habitantes del reino me apoyan. No quiero llevar este conflicto familiar a un nivel en donde el reino entero termine pereciendo.  
Jade lanzo un grito al cielo. Ahora sabía que fue de los soldados que se retiraron y por qué varios de los miembros de la corte se resistían a verla sentada en el trono. Así es que, con eso en mente, llamo al consejo y espero a que todos entraran a la sala.  
Una vez dentro, ella les dijo:  
- Seré directa: los que apoyan abiertamente a la reina PUEDEN RETIRARSE. No consentiré que formen parte del congreso personas que le den la razón a una demente. El resto, se queda.  
Tal como lo previo, la mitad del consejo se retiró, sin decir ni una sola palabra.  
Respiro hondo, a modo de tranquilizarse, y les dijo a los que se quedaron:  
- No quise llegar a estos extremos, pero mi madre no me deja otra opción. Ella está dispuesta a atacarnos y yo pienso en tomar la delantera. Preparen todo lo necesario para evitar que el ejército de mi madre logre llegar hasta la capital. ¡AHORA! 
Los nobles corrieron rápidamente a cumplir sus órdenes. Cuando se marcharon, Jade se quedó charlando con la baronesa Montse sobre algunas de las impresiones que tuvieron acerca de la entrevista.  
- Creo que ella logro dar con el duque y la mocosa – concluyo Jade – si no, no me explico por qué sigue actuando así de osada.  
Montse no dijo nada, pero reflejo una profunda preocupación en su rostro. Si bien apoyaba a Jade, no estaba de acuerdo con iniciar una guerra civil. Pero no había marcha atrás, debía serle fiel a su amiga si quería que ella siguiera encubriéndola de su crimen.  
Jade, quien la noto preocupada, le dijo:  
- Los civiles estarán bien. En caso de que no consiga suprimirla, redirigiré su ejército a campo abierto, para que no toquen la capital. Nadie saldrá herido.  
- Lo entiendo, majestad. Así se hará – dijo Montse – Hay algo más que necesite de mí?  
- Por ahora, nada – dijo Jade – puedes descansar.  
Cuando Montse se retiró, Jade contemplo la sala vacía y volvió a reproducir el video. Solo así registraría cada palabra para, luego, echárselo en cara tras su victoria en la guerra.  
 




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