La princesa del país perdido

Capítulo 4: La niebla

"El tiempo hizo olvidar a los hombres los días de los dioses serpiente. Puede que hasta incluso las mismas criaturas mágicas que se presumen longevas tampoco lo recuerden. Pues estos dioses son tan viejos como la madre tierra, o quizás mucho más... Nadie lo sabe.

Allá arriba... Más arriba que las propias estrellas, donde queda el oscuro velo del vacío infinito, es donde yace la morada de estos seres. Los cuales bajaban cada cierto tiempo siempre en un grupo conformado por siete, con el único fin de devorar a todo ser viviente que se cruzase por su camino.

El hambre de los dioses era grande, su fuerza; incomparable, la matanza; excesiva.

Los sobrevivientes a estás continúas pesadillas ya hartos de aguantar y lamentar su penosa situación decidieron poner un fin a esto, pero tenían que idear un plan perfecto para ir en contra de seres tan poderosos que hacían temblar incluso a los mismísimos gigantes de antaño.

Uno de los principales puntos de reunión donde asistían los representantes de cada criatura mágica, incluído el hombre, era el reino hechicero de las tierras de Venrumia o también llamado Camavelia como acostumbraban a decirle las hadas. Aquí durante las numerosas lunaciones que tardarían en regresar estos reptiles otra vez, se creó entre todos la solución que los salvaría de las fauces de estas supuestas deidades devoradoras.

Cómo no podían matarlos porque era imposible, se optó por encerrarlos en un lugar donde la luz del sol no llegaría nunca. Un lugar que les haría añorar el cielo con cada día que pasara, siendo su mayor tortura el no volver a probar bocado alguno durante toda la eternidad. O así se creía.

Entre todos cavaron y cavaron hasta lo más recóndito de la tierra, más allá que las profundas moradas de los seres intraterrestres, muy por debajo del abismo dando con las entrañas de este mundo para convertirlo en una prisión máxima.

Fue así que cuando llegó el día del retorno de las monstruosas serpientes, ya todo estaba listo para ellos. Lograron engañarlos fácilmente con lo que más querían consumir atrayendolos hasta el punto acordado.

El suelo era falso, era un espejismo, que al pisarlo todos los monstruos cayeron por ese enorme agujero que luego sería sellado por más de mil puertas mágicas.

Y sobre la última puerta se construyó un castillo, que sería usado como una fortaleza para vigilar a que los dioses serpiente no se escaparan. Pero algo raro pasó allá y muchos de los vigilantes de pronto desaparecieron sin dejar rastros, así quedando el lugar abandonado hasta la fecha."

Esa fue la historia que le contaron a Mika y que luego ella nos la dijo a nosotros. Incluso los gatos se habían sentado alrededor de ella para escuchar atentos, y no se porque pero presentía que algunos se estaban conteniendo las ganas de reír.

--¡Ese cuento es absurdo!-- había gritado Henry --¡No hay manera en la que pueda ser verdad!, seguro te la contó una persona anciana y loca.

-- B-Bueno tampoco dije que fuera real-- respondió ella --, solo es una historia más del montón sobre el castillo.

--Incluso las historias sobre rituales paganos o aquelarres suenan más creíbles que ese relato tuyo-- dijo el mientras se cruzaba de brazos sentado en una roca frunciendo el seño -- ¿Nos tomas por tontos?.

--Crees en leyendas de ciudades perdidas, en los duendes, en la astrología y hasta en los extraterrestres ¿Pero no en un cuento de hadas?-- le reclamé yo

--...Aquelarres... ¡Vaya lo había olvidado!, ¿Sabían que en un par de días ya iniciará la noche de Walpurgis?-- nos dijo Mika de pronto muy emocionada alzando su voz y erizando a algunos gatos del susto.

Aquella noche de Walpurgis a la que se refería Mika trataba de un festival moderno europeo y escandinavo, el cual combinaba elementos de las costumbres de un antiguo Sabbath celta y la canonización de una misionera cristiana con poderes supuestamente milagrosos. En esa fecha muchos neopaganos se refieren a este festival como un segundo halloween, y tiene varias similitudes con la celebración de Samhain del 31 de octubre.

Durante un Walpurgis es habitual que la gente se disfrace de brujas y diablillos haciendo bromas a sus amigos y vecinos, tirándoles papel higiénico en sus casas. Además de que se encienden hogueras para quemar efigies(muñecos) con notas de sus malos recuerdos del año pasado. Pero claro, dentro del Rumity Mundi era muy difícil notar eso porque casi toda la gente ya iba disfrazada de lo que sea.

A mí amiga le encantaba esa celebración y nos decía que era una fecha donde las brujas se reunían formando el famoso aquelarre, además de que adquirían mayor poder. Pero Henry siempre estaba ahí para contradecirla diciendo que antiguamente en un Walpurgis era más para desterrar, colgar y quemar brujas. Por eso el motivo de colocar las hogueras todavía.

No sé en verdad quien pudo haber tenido razón aquí.

Mientras seguíamos hablando a la vez alimentabamos a estos gatos con galletas especiales para ellos, donde algunos comían y otros las ignoraban. Entonces nos percatamos de que Owen se estaba tardando demasiado en venir, así que decidimos salir a buscarlo entre todos. Pero luego Henry mencionó que mejor se quedaría alimentando a los gatos y que fuéramos solo nosotras a por Owen. Yo no quería eso, no quería dejarlo solo con ellos porque temía a que le hicieran daño. Pero nada pude hacer.

Durante el camino de regreso al parque Mika y yo conversábamos sobre su posible futuro, en donde ella no estaba de acuerdo con la decisión de sus padres para mandarla a estudiar muy lejos de nosotros. Dijo que nos extrañaría mucho, en especial a mí, y eso me conmovió bastante pues Mika era la única amistad mujer que yo tenía en realidad y también la iba a extrañar.




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