La Princesa del Reino Perdido

III

Reino de Arthegón
16 de Diciembre de 1945
 


Pesadez, mis ojos se sentían cansados y mis brazos dolían mientras sentía como mi espalda era recargada en una suave superficie, no estaba conciente, no del todo. Intenté abrir mis ojos pero eran demasiado pesados, oigo voces distorsionadas que no conozco, no puedo entender lo que dicen. Siento como alguien coloca sus manos en mi brazo y el dolor se incrementa, quiero gritar pero mi garganta se siente seca, mis gritos no salen al exterior, se quedan atorados en mi garganta volviendo más difícil la tarea de respirar, mi mente evoca el recuerdo de mi hermano, mis miedos crecen al no saber qué pasó con el, no podría perderlo, no aguantaría tal dolor.

-. Jorge .- escuchó mi propia voz en un triste susurro ronco. Quería llorar, gritar, salir huyendo y buscar a Jorge pero estaba estancada sin poder hacer nada en absoluto y eso me hacía enojar. No sé cómo pero con dificultad logré abrir mis ojos, mi visión no era del todo clara, escuché cómo alguien me hablaba, sentí unas manos colocar mi cuerpo para sentarme y luego sentí como un líquido quemaba mi garganta, alguien me dice que eso me haría sentir mejor, recostó mi cuerpo de nuevo, mis ojos pesaban demasiado, quería mantenerme despierta más sin embargo me es difícil, cada vez que parpadeo mis ojos se abren menos y mi visión se torna más borrosa, hasta que no pude más y cai en la inconsciencia de nuevo.

[∆]

Mis ojos se abren con dificultad, mi cuerpo dolía más sin embargo no tanto como la última vez que estuve despierta después del accidente ¡El accidente! ¡Jorge!. Me levanté con una dolorosa rapidez, mi cuerpo me recriminó por ello pero no me importó aquello, estaba en una alcoba con decoración arcaica, paredes de ladrillos, muebles de madera gastados, alfombra roja y con un solitario candelabro, busque alguna corriente de electricidad pero no había cableado alguno por ninguna parte. Mi cuerpo estaba cubierto con un vestido blanco, de mangas largas y gruesas. Caminé hacia la salida de aquel extrano lugar, escuché voces al bajar las escaleras, mi corazón late con fuerza del miedo, mis piernas tiemblan mientas bajo con lentitud las escaleras, en la parte de abajo solo había una mesa de madera vieja, una pequeña estufa de leña y una caja con lo que parecían ser verduras. No había nadie en aquel lugar, las risas sonaron de nuevo en la parte de afuera, caminé hacia la puerta y mis ojos se agrandaron al ver el exterior, estábamos en el medio del bosque, habían árboles rodeando toda la pequeña edificación y frente a mis ojos un gran y hermoso lago. Escuché de nuevo el sonido de risas, caminé con lentitud hacia la parte de atrás de la cabaña. En la pared habían muchos trozos de leña apilados de forma ordenada, mis ojos se dirigieron hacia donde provenía el sonido; mi hermano estaba con una hacha intentando en vano cortar un trozo de tronco en dos, pero eso no fue lo que más me alertó sino el joven que reía a su lado, estaba de espaldas por lo cual no podía ver su rostro pero tenía la certeza no lo conocía al igual que no reconocía el lugar donde me encontraba, yo carraspeó y mi hermano voltea a verme, tira su instrumento a un lado y corre hacia mi.
 

-. Eli ¡Has despertado! .- me dice con una sonrisa mientras me abraza fuertemente, yo de devuelvo el abrazo con más fuerza, mis ojos se cristalizan al sentir su cuerpo junto al mío ¡Hemos sobrevivido! El está vivo al igual que yo, sin poder evitar un sollozo se escapa de mi garganta mientras me aferró más al pequeño y solo suspira. Mi mirada se encuentra con unos vivaces ojos ámbar, el hombre veía la escena con una pequeña sonrisa la cual borro al sentir mi mirada, sus ojos y los míos se conectaron.
 

Él era una criatura bella, como aquellos paisajes tan hermosos que es imposible apartar la mirada, sus ojos ámbar contrastaban a la perfección con su piel canela y su cabello negro, cada parte de su presencia era como el más perfecto y elaborado rompecabezas, cada aspecto físico encajaba perfectamente creando una formidable obra de arte. Yo solo me quedé sin palabras mientras apreciaba a la criatura más hermosa que mis ojos habían visto.
 

Mi hermano se separó de mi y el joven de ojos claros se acerca hacia nosotros, su semblante era serio aunque no intimidante, pensé que iba a decir algo, a presentarse o simplemente decir "hola" más sin embargo el joven no dijo nada, solo camino de largo hasta perderse entre los árboles, mi mirada se dirigió hacia el menor y el solo se encogió de hombros.
 

-. El es una persona extraña .- comenta mi hermano sin importancia.
 

-. ¿Quién es el? ¿Donde estamos? .- pregunte pero él se encoge de hombros.
 

-. Desperté apenas hace unas horas atrás, me imagino que el remolino nos arrastró hacia acá y el nos saco del oceano pero no he visto el océano aún, seguramente la bahía está a unos cuantos metros .- comenta el joven y ella solo asiente 
 

-. ¿Qué te ha dicho él? .- pregunto con curiosidad.
 

-. Nada irrelevante, solo me pidió ayuda con algunas cosas, luego me enseñó a partir un tronco cuando tú apareciste .- dice el y ella solo asiente. 
 

Mi mente empieza a trabajar en muchas hipótesis y ninguna me gusta demasiado. Sí mi hermano despertó poco antes que yo significaba que el muchacho había cambiado mis ropajes, mi rostro ardió ante aquella idea. Mi hermano regreso con su imposible tarea de partir un tronco, me preocupaba que se hiciera daño pero el parecía decidido a hacerlo. Caminé unos metros alrededor del lago, a lo lejos pude ver una banqueta pintada de blanco, me dirigí hacia ella y me senté a apreciar la vista, me inquietan muchas cosas pero el lugar es tan pacífico que me contagio aquella paz de alguna manera, me senté en la pequeña banca a apreciar el lago que servía de espejo de los frondosos árboles que se reflejaban en el, mi hermano había logrado finalmente partir aquel tronco y celebraba su victoria con un gracioso baile, una pequeña risa se escapa de mis labios al verlo tan feliz.
 



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En el texto hay: misterio, segunda guerra mundial, realeza

Editado: 06.05.2020

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