La Princesa del Reino Perdido

VIII

El Páramo, Sur de Arthegón

Entre los escasos momentos de tranquilidad, cuando las palabras son silenciadas con el escalofriante sonido de un grito ahogado de terror, cuando un momento mágico es cortado abruptamente por un sonido escabroso, mis pies se mueven con velocidad, mi corazón late con rapidez en mi pecho y todo parece ir en cámara lenta, corro con rapidez pero parece que no llego nunca, mi cuerpo pesa y no puedo mantener el ritmo de mi acelerado corazón, mi cuerpo empieza a temblar conforme me veo a la distancia el gran Sauce donde montamos el campamento, con la poca fuerza que me queda en las piernas corro hasta llegar hacia donde mi hermano estaba, su pequeño cuerpo se sacudía temblando con fervor, me acerque a él y coloque mis manos en sus brazos pero el se exaltó ante mi contacto, sus ojos me miraban con miedo, le llamo por su nombre pero él no contesta, luego me doy cuenta que no me mira con miedo, su mirada está fija en algún punto detrás de mí. Me levanto con lentitud y mi cuerpo se voltea lentamente, mis ojos se agrandan cuando veo el por qué mi hermano había gritado de aquella manera. Unos ojos rojos brillantes me miraban, yo parecía una muñeca pequeña a comparación de la criatura. Su cuerpo era de un color azul oscuro y sus alas se movían frenéticamente volando sobre el suelo, yo trague en seco al ver que el dragón se acerca a mi con una peligrosa lentitud, como si disfrutará del miedo que provoca con su intimidante presencia. Yo no sabía que hacer ante aquello, el dragón baja de su vuelo y sus patas tocan el césped, queda a pocos centímetros de mi, acerca su rostro al mío, mis ojos miran los suyos y parece hipnotizar me ya que no puedo moverme de mi lugar, solo me quedo estática mientras el se acerca más a mi.

 

-. ¡Vete de aquí! .- escuchó la voz de Andrew, el dragón quien hasta ese momento se había mantenido tranquilo con su enorme mano me golpea arrojando mi cuerpo al un lado del gran árbol, mi vista esta borrosa y mi corazón late con fuerza, intento levantarme pero es inútil, mi cuerpo pesa demasiado en estos momentos, mis ojos como un borrón pueden ver como el gigante animal lanza un fuego morado al capitán, no pude distinguir si le había lastimado o no. Mis ojos pesan demasiado y al final mi cuerpo no puede más y colapso.

 

|••|

 

20 de Diciembre de 1945

 

Mi cuerpo dolía, mis ojos poco a poco fueron acostumbrándose a la luz, el cielo era celeste, el silencio era levemente interrumpido por el cantar de algún pájaro a la lejanía. Me levanto con lentitud, me dolía el cuerpo demasiado como para hacer movimientos muy bruscos. Mi mirada se dirige a mi hermano, el se encontraba sentado en la raíz del árbol, me miraba con atención, los recuerdos de la noche anterior llegaron a mi memoria de golpe, abro mis ojos con sorpresa y con la rapidez que me permite mi cuerpo me acerco a mi hermano, le abrazo fuertemente y sorprendentemente el me corresponde.

 

-. ¿Estás bien? .- preguntó

 

-. No te preocupes por mí ¿Cómo te sientes tú? .- pregunta él.

 

-. Me duele un poco el cuerpo .- digo y el asiente.

 

-. Es lógico después del golpe que la criatura le proporciono ayer .- escuchó su cálida voz, el me miraba con preocupación.

 

-. ¿Por qué nos atacó? .- pregunto y él solo suspira.

 

-. No lo sé, los dragones viven en las montañas del norte y no suelen bajar al páramo o al bosque, no le encuentro motivo al por qué bajo este dragón .- dice el.

 

-. Tal vez la oscuridad ya está llegando a las montañas y ellos están huyendo .- le digo pero el niega.

 

-. Las montañas son tierra sagrada, es el único lugar que no será afectado con la oscuridad .- dice el y yo asiento lentamente.

 

-. Este viaje resultó ser más peligroso de lo que creímos, será mejor que continuemos, no quiero estar aquí más tiempo del necesario .- dice mi hermano y se aleja para empezar a guardar las cosas.

 

-. ¿Te sientes bien para continuar? .- me pregunta suavemente, en sus ojos hay preocupación por mi persona y aquello hizo que mi corazón saltará de emocion.

 

-. Solo tengo un dolor leve, puedo seguir viajando además que Jorge tiene razón mientras más rápido salgamos de aquí mejor .- digo y el asiente, baja su mirada y se aleja de mi sin decir nada más.

 

Media hora después habíamos retomado el camino hacia el castillo, Andrew no me dirigió una mirada en todo el día, los tres caminamos en silencio, en el camino nos encontramos a Tincus y Rango junto al pequeño ciervo en brazos. Ellos nos comentaron que habían hablado con toda su comunidad y habían decidido no comer más a los animales pequeños, me pidieron ayuda, para enseñarles a los demás a cocinar sin necesidad de animales, el campamento de los ogros quedaba de pasada así que cuando llegamos como a las cinco de la tarde ellos nos ofrecieron pasar la noche y aceptamos ya que Andrew tenía temor de que el dragón anduviera por allí melodiando, no quería tener problemas con aquellas criaturas, yo tampoco así que el campamento de los Ogros sonaba atractivo y seguro. Los Ogros habían ido por las frutas y verduras, las hembras y yo las cocinamos de distintas maneras, así no se aburriran de comer verduras y podrían variar sus comidas. No dejaba de pensar en el dragón, la actitud primera del dragón no coincidía con su agresiva actitud después, cuando sus ojos y los míos se conectaron yo no sentí miedo por extraño que parezca, sus ojos eran tiernos y podría decir que temerosos. Es una extraña sensación pero no estoy segura de que el hubiera querido lastimarme, tal vez el grito del capitán le asustó y no pudo contener un espasmo, aunque no estaba segura de ello, no conocía aquellos lugares y no podía decir a ciencia cierta que aquel animal no era peligroso. La noche callo en la ciudad y los ogros se retiraron luego de una amena comida, yo por otro lado luego de la cena me perdí por unos momentos, Andrew y Jorge estaban preocupados por mí y no me dejaban sola, si no estaba uno conmigo estaba el otro, necesitaba un momento de soledad. Caminé entre el campo de flores silvestres, la luna brilla con intensidad, las flores adoptan un color más opaco en la noche, pero no pierden su belleza, yo las acaricio y con cuidado me adentro al campo de flores, al estar en el centro solo respiro; necesito un respiro, solo un momento de quietud y tranquilidad, sin pensar en nada, sin sentir nada más que paz. Mis oídos captan un sonido, no había mucho ruido por lo cual aquel sonido no pasó desapercibido, abrí mis ojos y miré al cielo, sobre mi volaba una criatura, la cual poco a poco fue descendiendo hasta estar de pie frente a mi. El mismo dragón que irrumpió en el campeonato se encontraba frente a mi. No era coincidencia que estuviera aquí también, algo más pasaba. La criatura inclino su cabeza, yo con cuidado me acerque, el animal no se alejó lo cual era una buena señal, con mi mano temblorosa acaricie su enorme cabeza, el cerro sus ojos ante mi contacto, al abrir sus ojos me mira, de alguna extraña manera sentia una familiaridad increíble con la criatura, se que no me lastimara, puedo verlo en sus ojos, el me busca a mi, yo soy el motivo por el cual dejo las montañas pero aún no entiendo qué quiere conmigo.



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En el texto hay: misterio, segunda guerra mundial, realeza

Editado: 06.05.2020

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