La princesa y el guardaespaldas

5.Matthew

Hacían tantos años que no estaba en una clase que me había olvidado de como era la dinámica de estas cosas. El olor a libros nuevos , los murmullos de alumnos entusiasmados, el típico empollon que se creia mejor que los demás y que asumía que nos superaría a todos, esto me hacía añorar las epocas en las que me tenía como prioridad a mí y no tenía que preocuparme de los demás. 

 

Saque el móvil y me incline para realizar una llamada rápida al rey Thomas y asi ponerlo al corriente de la situacion en la que me habia involucrado recientemente. Cuidar de su hija como si mi vida dependiera de ella, y vaya que si lo hacia, no solo la mia sino que la de Zoe tambien, porque que ocurria si yo faltaba a mi palabra? Ella seria perjudicada por esto o tendria la decencia de arremeter contra mi nada mas? Tenia que consultarlo en algun momento porque no podia olvidar que no estaba en una pelicula de Hollywood, yo no era Kevin Costner y ella no era Whitney Houston, estos sujetos eran reales y habian librado guerras y batallas, tendria que tener cuidado con ellos.

 

Menee mi cabeza y me obligue a eliminar esos pensamientos negativos de ella. Si queria triunfar en esta mision no podia permitirme que la negatividad ganase. Tenia que sacarla  de la pintura lo mas rapido posible, antes de que echase raices y acabase autosaboteandome, como solia hacerlo la mayoria de las veces.

 

Volvi la vista a la pantalla del movil una risita estúpida se formó en mis labios al pensar lo ridículo que sonaba eso, si alguien me hubiese dicho o hace un año atrás que tendría a alguien de la realeza entre mi lista de contactos seguramente lo habría retado a un encuentro uno versus uno en el ring porque no tenia sentido. 

 

-Buen dia, Matthew- saludo él desde el otro lado y podia oir el tropel de los caballos. De seguro estaba en viendo una carrera o un partido de polo, lo que sea que hagan estos tipos cuyas preocupaciones no eran tantas como las de los que teniamos que contar las monedas para cerciorarnos de que podiamos llegar a fin de mes con nuestros ahorros- Como va todo?

 

-Su majestad, buen dia. Yo me encuentro muy bien y usted?

 

-Yo, muy  bien - respondio- Y por favor, llamame Thomas- suspiro e hizo la pausa para darle un sorbo a su trago. Podia imaginarlo bebiendo un martini con una aceituna sobre ella- A que se debe tu llamada?- pregunto.

 

-Queria comentarle que ya entable el primer contacto con Daphne- anuncie- Ella estaba recorriendo el patio del campus hace unos instantes atras. 

 

-Como la viste? Que vestia? Con quien iba?

 

-La vi… Feliz- dije, dudando, porque era un tanto dificil poder dar por sentado como alguien se sentia desde la distancia- Llevaba una solera con escote corazón blanca,con diminutas flores, y un pantalon de cuero negro junto a unos tacones altos- tuve que morderme la lengua porque estuve a punto de decirle que ese pantalon le hacia un culo de infarto.

 

-Como se nota que ya esta lejos de casa y que se esta tomando todas las libertades habida y por haber- llamenme loco pero lo podia ver pellizcando el puente de su nariz. como lo hacia cualquier padre con las actitudes de sus hijos rebeldes- Y como fue que te acercaste a ella.

 

Los engranajes de mi cerebro empezaron a andar con una velocidad inusual a lo que estaban acostumbrados. Que debia hacer, tenia que admitir que la embesti sin cuidado alguno y la tire al piso, para luego huir como un cobarde sin disculparme o tendria que mentir?

 

-Y…Estoy esperando- espeto.

 

-Cuando ella estaba paseando con una chica, la cual por el dosier que llevaba en sus brazos, me da la impresion de que era su asistente , emprendi una caminata rapida en su direccion y la golpee con mi hombro, haciendola trastabillar y caer al piso.

 

Silencio absoluto…. Aguarden, esto significaba que la habia cagado? Podia ir despidiendome de mi sueño y los beneficios para Zozo?

 

-Y funciono?- inquirio, su tono de voz se habia vuelto seco, severo, mostrando un claro descontento hacia mi persona y mis acciones.

 

-Si. Ella me dirigio unas cuantas palabras poco amigables y a los minutos la senti seguirme los pasos, ya  sin su lacalla.

 

-Pues si eso sirvio para que ella reparara en ti, te felicito aunque no me agrada mucho que exista la posibilidad de que hayas podido hacerle daño a mi pequeña.

 

-Le juro señor que fui cuidadoso dentro de lo que cabe- murmure.Mi vista se desplazó a la puerta principal por la cual ingreso una mujer que estaba en sus cincuenta, con un maletin y una boina que habia visto tiempos mejores- No fue como que la atropelle con la potencia de un toro.

 

 Quise agregar que no era mi culpa que ella fuera torpe y no fuese capaz de mantenerse firme en sus talones. O que de no haber llevado esos ridiculos zancos no habria terminado en el suelo, sin embargo preferi mantener eso para mi.

 

-Creo en ti. Mantenme al tanto de lo que sucede luego- ordeno poniendo fin a la llamada.

 

-Adios para usted tambien- mascullé ante la falta de educación. No me sorprendía, estos patanes asumían que eran superiores al resto de los humanos y que podian tratarlos como se les diera la gana.

 

-Querra decir hola, señor?- dijo la profesora, instalandose detras de su escritorio.

 

-Russell.



 

-Señor Russell.Me presento ante usted  y sus compañeros. Soy la señora Gilliet, Angeline Gilliet. Vengo de  Francia, mas precisamente de Normandia. En mi juventud, trabaje como guía en “Le Louvre”, aproximadamente por una decada,dedicando mis dias a llevar a los turistas curiosos por numerosos corredores y explicando la historia de los cuadros que colgaban en las paredes, la cual me habia estudiado previamente debido a mi falta de conocimiento sobre el tema. Circunstancia que en cierto punto me llegó a cansar, no podia quedarme con lo que otros ponian en los libros, tenia la necesidad de ser yo quien investigase, que fuese yo quien descubriera por mi cuenta  que habia motivado al artista a crear tal obra y fue por eso que abandone mi trabajo y me inscribi en la universidad a artes plásticas- sonrio y era evidente que lo orgullosa que estaba de si misma y sus logros. Una rafaga de envidia me llegó de golpe haciendome sentir avergonzado- Ya llevo cerca de quince años dando clases y he trabajado con grandes colegas que se transfomaron en mis colaboradores y lidiado con coleccionistas.




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