La princesa y el guardaespaldas

18. Daphne.

El que diga que un cambio de look no hacía la gran diferencia entonces mentía porque sentía que podía ser una persona completamente distinta, sentía  que una fiera se había despertado en mí, tal vez esto se debiera a que ya no me parecía tanto como a mí, como lo hacía antes.

O así me percibí en cuanto entre en el aula magna, que habían reservado para la clase de improvisación y creación y las miradas no dejaban de clavarse en mí, entre ellas la de Matthew.

-Hola- saludé a la vez que me sentaba a su lado 

 delante de uno de los atriles.

-Bon giorno- respondió con aire distraído a la vez que me  ofrecia  uno de los dos cafés que había traído consigo.

-Wow, el chico es bilingüe- comenté burlona mientras lo agarraba-Por que es esto?

-Como me di cuenta de que te había  gustado el que te compre crei que sería una buena idea ir probando nuevos lugares- se alzó de hombros .

-De que hablas?

-Uno  de mis  mejores y peores defectos es  que  no soy  una de esas personas a las que le gustaba quedarse quieto.

-A que te refieres?- inquiri confundida.

 -A que te refieres con eso?

-Desde que tengo memoria me ha costado  conformarme,  asentarme y quedarme quieto en un lugar,   posiblemente por eso esta sea la cuarta carrera universitaria que he probado- afirmó y me dio una sonrisa timida- O la razón por la cual tengo un trabajo como una humano normal. 

-Pense que lo hacías  Zoey. No debe ser sencillo criar a una niña.

-No lo es, y si en parte lo hago por y para ella. Sin embargo, confía en mí cuando te digo esto, el amor que recibo lo vale.

-Eso es muy tierno- rei- Aparte, en mí opinión es 

 bueno no conformarse. Eso significa que en el fondo tu entiendes y eres consciente de que tienes  potencial para conseguir lo que quieras y mí intuición me dice que que no te de tendrás  hasta explotarlo.

-Gracias- comento, meneando su cabeza divertido como si lo que yo le hubiese dicho fuera mentira- Es complejo eso, el tema de pertenecer, de hallar tu sitio en el mundo, tu rinconcito. Uno donde puedas ser tu sin que te juzguen y sentirte libre.

-Lamentablemente se cómo se siente. En más de una ocasión he tenido la sensación de que mí vida está guionada y que alguien creo esa historia con principio y final antes de que yo saliera del útero de mí madre.

-Es una auténtica mierda- mascullo- En fin, regresando a tu pregunta inicial ese fue el motico que me llevo a ir a un nuevo café - hizo una pausa - De hecho.

-De hecho que?- repetí, mí voz delatando cuánto odiaba los silencios misteriosos.

-Por que no hacemos eso? Juntos?

-Recorrer cafés? Probar infusiones?

Asintió.

-Y por qué yo?

-Porque  no conozco a nadie y que tu tampoco. Para bien o para mal somos lo único que tenemos- sentenfio- Podríamos convertirlo en algo nuestro. Como una especie de ritual.

 -Podríamos llevar un diario y anotar, hacer críticas - me encontré planteando.

-Si- exclamó dándole un sorbo al suyo- Seremos una especie de catadores de cafe- añadió extendiendo su mano hacia mí.

-Me gusta como piensas, completo- dije estrechandola, y como mí nueva personalidad tomo el control de la situación sin previo aviso, dandole un guiño coqueto.

Gracias a las fuerzas del universo la profesora abrió su boca, interrumpiendonos y evitando que este momento fuese más bochornoso.

Aunque ninguno podía superar al que pasamos en su cocina.

-Uno de los grandes beneficios de la improvisación es la espontaneidad. Pero que es en realidad?Reaccionar a los estímulos de manera auténtica, sin pensarlos. La autenticidad del improvisador se determina por su profunda honestidad al improvisar, por la menor cantidad de censuras que tenga entre su inconsciente y consciente y su capacidad de percibir el entorno- comento plantandose en una plataforma que servía de mini escenario - Para ello es primordial conocer el tema del que se habla o se dibujara en nuestro caso, y estar relajado y liberado física y mentalmente. Hoy se encargarán, quienes están a la derecha de retratar a su compañero de la izquierda. Esa será su primera tarea en mí clase.

Sus ojos se  posaron sobre los míos y la manera en la que no se despegaron ni por un instante género que un escalofrío poco familiar me recorriese la columna.

-Anda, Jack, dibujame como a una chica de tus chicas francesas- bromee.

QUE DEMONIOS PASABA CONMIGO HOY?

Lo desconocía, como tampoco estaba al corriente de que mis palabras tendrían un efecto inquietante en su obra.

Créanme cuando digo que no estaba lista para ver ni afrontar lo que él había hecho por mí.




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