La princesa y el guardaespaldas

22. Daphne

A lo largo de mí vida me había despertado en distintos lugares, bueno larga dependiendo de con que vara se midiera y se juzgara mí paso en este mundo,  y cuando decía extraños lo decía en serio por ejemplo: yates, hoteles , terrazas, con tacones en mis oídos y hasta una vez en un sótano luego de perder en una partida de póker con el flamante duque de Inglaterra y de (buscar otro país) porque mamá me había enseñado que así como genia que ser una buena ganadora también tenía que ser una buena perdedora y en ese entonces tuve que cumplir con mí parte del trato.

Hasta ahora el único sitio en el que no había amanecido era un calabozo aunque no dudaba que si llegaba al mandato y ocupaba el lugar de papá varios de nuestros queridos ciudadanos propondría esa idea y no me extrañaba acabar igual que María Antonieta, sin embargo nunca había terminado en una mesa cubierta de pintura de color luego de pasar largas horas construyendo una maqueta del sistema solar para una niña que aún no llegaba a cumplir ni 12 años, la misma edad en la que me regalaron mí primer pony.

Y fue  justamente  el sol el que me desperto impactando de lleno contra mí cara. Los sucesos que le siguieron transcurrieron en cámara lenta, mí cuello se estiró y con mucho esfuerzo mire hacía la pared buscando con los ojos entrecerrados al reloj que colgaba de este.

Un gruñido se me escapó al ver qué ya era demasiado tarde para ir a clases... No obstante tenía algo por lo que  que agradecer  hoy… Había amanecido con la ropa  puesta. Esto sí que era una novedad.

Impulsada por una repentina adrenalina que comenzó a circular por mis venas rápidamente me puse de pie a la vez que mí cerebro intentaba acostumbrarse al lugar en el que me encontraba uno que claramente no era el mío, estaba en la casa de un compañero que tranquilamente, a pesar de que el había dicho que no lo haría , podría haberse aprovechado de mi.

Supongo que eso lo convertía en un auténtico caballero, o no?

Otros en su posición quizás habrían actuado de una manera diferente. Y eso le sumaba puntos a favor.

Aunque no tantos. No. No subiría al podio de mis personas favoritas porque si lo hacía sabía a la perfección que sucedería después. Mí estabilidad emocional se vería comprometida en especial porque mí futuro continuaba siendo incierto, nada me aseguraba que yo podría continuar aquí. Dudaba bastante que pudiera sobrevivir a un romance fallido.

Tomé mis cosas antes de que los pensamientos intrusivos que tantas veces me habían llevado a cometer graves errores me arrastran a revisar sus pertenencias , no es como si yo quisiera descubrir la clase de ropa interior que tenía... o si. 

No,no lo hacía. Cualquier aspecto relacionado a su intimidad era terreno prohibido.

Poco sabía yo ni tenía como adivinar en el  camino en el taxi que al llegar a la residencia me esperaría lo peor , una charla con papá dónde tuve que explicarle.

-Hola cielo, es agradable ver tu cara después de tanto tiempo- afirmó, respaldandose en su asiento, ese en el que amaba de pequeña, soñando y fantaseando con que en un futuro sería yo quien lo ocuparía.

Una sonrisa inconsciente se formó en mí rostro al pensar en la ironía de este asunto pero no perduró demasiado, así de fácil como llego se fue al caer en la cuenta de que papá podría haber creído que estaba feliz de verlo…

-Como va todo por allí?- se inclino , acercándose de más a la cámara , como si fuera un sabueso que estaba en busca de una pista que pudiera meterme en problemas- Por lo que observó puedo suponer que tu actualidad está… Convulsionada, juzgando las manchas de pinturas en tu cara.

-Ahhh, esto- pase la palma en un intento por borrar la evidencia de mí piel- No es lo que parece.

-Y que es?- inquirió confundido.

-Anoche me quedé hasta tarde en la casa de Matthew.

-Matthew? Lo siento, linda. Con cada palabra que sale de tu boca me siento más y mas perdido.

-Disculpa- asenti- Él es uno de mis compañeros, el único que se ha dignado a entablar un vínculo conmigo… O como gustes llamarle y ayer me invitó a su residencia para que lo ayudase a construir un proyecto de ciencias para su sobrina, Zoe.

-Entiendo- frotó su barbilla con ese aire diplomático que lo caracterizaba- Y que tal? Es bueno? Amable contigo? Te trata bien? 

-No puedo quejarme- me alce de hombros- Como mencioné, es mí contacto humano principal, aparte de la niña de la que está a cargo. Comenzamos a interactuar cuando la profesora nos obligó a conformar un equipo en su clase para una tarea que nos ha dado. Y desde entonces no he podido sacarmelo de encima.

Una sensación extraña me abordo sin permiso al tomar conciencia de una brutal verdad… Con una mano en el corazón la presencia de Matt no era desagradable para mí, o molesta o fastidiosa, lo opuesto, desde que habia llegado a mi vida de esa forma catastrófica, la había transformado al 100% , tenerlo a mí lado era magnífico, sabía que mientras estuviera cerca habría diversión, aventuras y sorpresa constantemente.

Confieso que para ser alguien que las detestaba, empezaba a aceptarlas poco a poco siempre  y cuando él estuviese involucrado en medio.

-Él y Zoey han sido muy atentos conmigo y me han hecho sentir cómoda, no tienes que preocuparte por eso.

-No es eso justamente lo que me mantiene en vilo en mí dormitorio con la luna en alto.

Me retorci en cuanto una aguda punzada me pincho en la altura de las costillas. Algo que ocurría antes de que las malas noticias llegasen a mí.

Mamá decía que ese era mí interruptor secreto y peligroso. Nada bueno o beneficioso para mí pasaba cuando alguien lo presionaba “a mis espaldas, tomándose el atrevimiento, sin mí aprobación, de levantar la tapa protectora para tocarlo,  causando solo desastre y en esta ocasión la traición había venido de parte de mí progenitor.

-Yo permití que te fueras de tu país bajo ciertas condiciones y mucho me temo que no estarías cumpliendo con ellas como habías prometido…




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