24. Daphne.

Me hubiese gustado fingir que no había llegado en un momento incómodo entre Matt y quién sea quien esté aquí, podría haber mirado al costado o simplemente saludar pero el problema es que se me daba terrible esto de disimular y fingir, por irónico que sonara . 

La situación se puso incluso más intensa cuando el misterioso muchacho se retiró y el aire quedó cargado de una energía extraña. 

-No  me digas que estás arreglando cuentas con uno de tus proveedores o que, es un sujeto que te debía dinero?-  dije en un tono burlón, con el que intentaba que esa línea gruesa en su frente se fuese porque no le quedaba del todo bien.

No es que apreciara haberme percatado de esto ni mucho menos, ni siquiera debería estar fijandome en este estilo de cosas.

-Cuentame- pedi, tocando mí barbilla- Cual de los escenarios propuestos es el correcto?-lo inste a responder- Acaso se hacen apuestas aquí?- le consulte observando el lugar? O hay partidas  clandestinas?

Matt meneo su cabeza como si necesitase esos segundos para procesar lo que yo acababa de plantearle. Cómo si estuviese desvariando o me hubiese vuelto loca.

-Te sorprendería saber la cantidad de juegos y partidas clandestinas que se llevan a cabo aqui- contesto.

-Juro que no me  habría imaginado jamas de esa manera- confesé-  No cuando uno ingresa y se encuentra con un ambiente tan familiar.

-Tendrias que estar agradecida de tenerme como guía - comento soltando una carcajada y cruzando la mesapara pararse delante de mí- Uno bastante asombroso si se puede agregar- afirmó  quitando una capa invisible de polvo de su hombro- No cualquiera estaría dispuesto a enseñarte los grandes secretos del universo.

-Ya he tenido de esos antes- bufé-No eres el primero. Lamento informarte que no tienes ese privilegio.

Por supuesto que esto era una  mentira porque para comenzar nadie se tomaba el trabajo o el tiempo de explicarme absolutamente nada. Siempre que tenía alguna duda , ya fuese de por qué tenía que usar ridículos vestidos vaporosos, o si era cierto el cotilleo que habia oido sobre los dirigentes que iriamos a visitar, lo cual sucedia mas a menudo de lo que cualquiera podria suponer, lo que obtenía a cambio era silencio, uno penetrante y lúgubre, con el que básicamente me informaban que era mejor que me metiera en mis asuntos y que me limitase a hacer lo que se esperaba que hiciera: mantenerme linda , tierna y comportarme como lo que era, una princesa educada y respetuosa.

En otras palabras: una maquina.

Respecto a las tareas habituales que escapaban de las reglamentarias de la monarquía,mis empleados se encargaban de haber todo por mí en el palacio, de hecho  podría haberle pedido a uno de mis sirvientes, hipotéticamente hablando y si hubiésemos visitado un sitio como este, que corriera a patear los pinos si yo no lograba hacer una chuza.

-Ah si?- dijo él sacandome de mis pensamientos.

-Si, aunque ninguno ha sido tan altanero y presumido como tu.

-Al  contrario de lo que alguien como tu puede llegar a creer  esto me permite ganar  varios puntos a favor con las chicas, ellas quieren a un tipo seguro de si mismo,no un flaquillo enclenque -flexiono un brazo y un bicep tonificado en su justa medida sobresalio por su chaqueta de trabajo, esa que curiosamente resaltaba el color de sus pupilas convirtiendolas.... Hipnotizantes.

-No estoy muy segura de que sea asi, y permíteme darte un consejo, si vas a andar por ahí presumiendo lo que tienes, tal vez te convendría  ejercitar un poco más - hice una seña con mí pulgar y mí indice- No  quiero ser la portadora de las malas noticias pero cualquiera sin pelos en la lengua podría venir y poner en tela de juicio sus destrezas como boxeador o incluso como un profesor de karate con esos ... fideitos. 

La diversión y la confianza junto con su ego se vinieron abajo en cuestión de segundos con esa acusación.

-Acabas de comparar mis extremidades con un trozo de pasta?

-Si, y que si lo hice? - asentí respondí estirando mí cuello, una técnica que usaba en casa cuando mantenía una discusión con papá y con la que le dejaba saber que no le tenía miedo , que no me intimidaba.-Ese es el problema con ustedes los hombres- lo acuse,aproximandome y  posando una uña en su pecho el cual estaba muy firme,  provocando que entrase en una especie de trance durante el cual la parte maquiavelica de mi cabeza no podía dejar de pensar en como luciria sin esa capa de tela encima.

-Sabes cuando alguien quiere atacar a una persona no deja su declaración a mitad de camino- espeto.

-De que estás hablando?

-De repente te quedaste callada y te pusiste a mirar al vacío.

Sentí un calor inundar mis mejillas ante su aclaración, y rogaba que él no se hubiera dado cuenta de ello.

-Es como si te hubieses quedado sin argumentos- sentenció- Lo que sería extraño viniendo de ti dado que constantemente das la impresión de que tienes algo para decir.

Aguarden , esto era un reclamo? O yo estaba malinterpretandolo?

-Desde cuando te molesta esto?- inquirí - Si mal no recuerdo es por eso que estás conmigo, pocos lo soportan y tu no has dado indicio de lo opuesto, hasta hoy no me habías dado ni una señal de que esto fuese un defecto.

-Yo…Yo - balbuceo, removiendose nervioso en su posición.

-Ahi es donde iba. Ese es el problema con ustedes los hombres, asumen que son indispensables y que la fuerza le puede ganar a la lógica , es por eso que las chances de que sean excelentes reyes o gobernantes es casi nula. Se dejan llevar por sus impulsos. Y estos los derrotan, además de que se aterran y se convierten en unos cobardes cuando una mujer se anima a hacerles frente.

-Y eso es lo que estás haciendo?-pregunto y hubo algo en el tono de voz que utilizó que no me gustó.

-Claro que si. Tómate unos segundos y recapacita, con un comentario he tirado abajo tu pobre autoestima.

-Oye- exclamó, aún así no lo hizo en la forma en la que estaba acostumbrada a oírlo, no había simpatia, más bien parecía haber enfado-Np te metas ahi- me advirtio- Lo que menos tengo es un autoestima baja.