La princesa y el guardaespaldas

26. Daphne

Siempre desde pequeña cuando nadie me veía me gustaba escurrirme en el armario de papá a escondidas cuando ellos salían a esos bailes elegantes  a los que invitaban o cuando iban a las galas de beneficencia,de las cuales mamá me traía de recuerdo algún objeto, una flor, un prendedor o una servilleta, amaba coleccionarlas, aún guardaba en mí cuarto una caja donde los resguardaba como el tesoro que eran y sacaba el uniforme que papá usaba en la milicia , sombrero y todo para salir corriendo a mí dormitorio y poner en fila uno por uno mis animales de peluche para someterlos a un interrogatorio, dependiendo de mí humor era el policía bueno o el policía malo, hoy definitivamente era este último.

  Matthew vino a mí  cargando con lo prometido dos vasos de café que duplicaban el tamaño regular, en esta ocasión habíamos escogido uno que estaba a unas cuantas calles de la universidad porque no estaba dispuesta a caminar demasiado. 

-De acuerdo en el día que acontece he  escogido la especialidad de la casa.

-Y cual se supone que es esa?- inquirí cruzandome de brazos.

-aun flat white con una sorpresa en el fondo- respondió, mostrándome posiblemente la sonrisa más grande que le había visto desde que nos habíamos conocido.

Si con eso esperaba disuadirme estaba equivocado.

-Y esa escucarachas?- espete mirando con una mueca de disgusto a mí alrededor.

-Oh vamos-se quejo- No seas tan   quisquillosa.Porque en lugar de eso no te apegaa a la  idea principal de este plan de ser catadores ?- sufirio.

-Al menos podrías haberte esforzado más en escoger el sitio al que me traerías- masculle- Déjame aclarar una cosa, si lo que quieres es ganarte mí perdón estás consiguiendo precisamente lo opuesto.

-Vaya, desconocía que pudieras ser exageradamente prejuiciosa.

-No lo soy - me defendi- Sencillamente me gusta que me traten como me lo merezco.

-Escucha linda- se inclino hacia mí sobre la mesa- Si lo que buscas es un  tratamiento de princesa lamento informarte que estás en el camino  incorrecto - respondió en un tono seco y duro, como si estuviera regañandome.

Un silencio incómodo se instaló entre ambos por lo que pareció ser un periodo interminable aunque tranquilamente podrían haber sido apenas unos minutos.

Lo había dicho por lo que le había contado en total confidencia en su casa o es que acaso sabía algo de mí identidad de la que estaba al tanto?

No, no había forma de que esto fuese así.

-Yo no quiero eso- murmuré, sacudiendome en mí asiento para eliminar esa horrible sensación de pánico que amenazaba con instalarse en mí interior.

-Pues, me alegre- afirmo- Porque no estoy dispuesto a ser como uno de esos estirados hombres  de Dinamarca- sentencie- Yo no soy esa clase de hombres.

-Y se supone que luego soy yo la llorona- bromee- Al ver ilustrame, dime qué clase de hombre eres.

-Oh linda, puede que hayas abierto la caja de Pandora- comento jocoso- Ya en serio, que te gustaría saber.

-Mmmm.Citas?

-Buen comienzo. Por supuesto que no me decantaria por una opción aburrida y tradicional, no, la llevaría a algún bosque donde ofrezcan hacer actividades interesantes como tirolesa o a un lago para andar en canoa, bungee jumping o remo, me agrada la naturaleza como podrás notarlo, sin embargo no descarto lo que se pueda hacer en la ciudad, andar en patín, búsqueda del tesoro, jugar al “Asesinados”, esa clase de cosas.

-Asesinados?- pregunté confundido.

-No sabes que es?

Negué.

-No, en el palac…En casa solo se jugaba al ajedrez y damas chinas.

Que tan estúpida podía ser, casi me mandó a la hoguera por un descuido.

-Lo tendre en mente, tal vez algún día podamos jugarlo, u otro juego de mesa- accedio- En casa tenemos una enorme colección… Que más quieres saber?

-Como conmemorarias os días especiales,  como por ejemplo un aniversario?

-Confieso que nunca me ha gustado seguir las líneas tiradas por nuestros ancestros referentes a lo que se debe hacer en estas circunstancias, claramente si a mí chica le gustan los osos de peluche y los bombones, invertiría una buena cantidad de dinero en consentirla a través de ellos, pero si pudiese llegar a un acuerdo con ella amaría poder rentar una casa rodante y llevarla por la ruta por una semana, recorriendo el país y creando momentos juntos en cada parada que hiciéramos.

-E…Eso suena?

-Extraño?

-Tierno- contesté sin poder salir del asombro.

-Puedo notar que estás en shock, dije algo mal?

Menee mí cabeza.

-No es eso, es que , y si esto es culpa de esos preconceptos que puedo tener, ibas a mencionar algo como llevarla a un motel y no dejarla salir por días.

Una carcajada brotó desde el fondo de su garganta y quedó flotando un instante en el aire.

-No te voy a mentir-alzo los hombros- El sexo es importante y crucial para mí vida no obstante no hago que esta gire en torno a ella. Me fascina complacer y ser complacido. De igual modo considero que hay cosas más importantes que se pueden hacer de a dos, o mejor dicho, que se pueden intercalar.

-Salir a pasear, bobear, ir al cine, alimentar a los peces en algún estanque, ir a los parques de diversiones, pintar, comer, cocinar, escuchar musica y comparar gustos… Podría seguir pero no quiero aburrirte.

-No lo haces - me descubrí respondiendo a la par que clavaba un codo en la mesa, relajando mí anterior postura, acunando mí cara en mí palma-Esta pregunta es crucial: que harías por ella en un mal día?

-Pfff dejaste para la dejaste para el final- rio- Que no haría es lo que interesa aquí, no la haría sentir mal, no invalidaria sus emociones, principalmente no me quejaría ni menos que menos le diría que está exagerando, le enseñaría que puede contar conmigo y que trabajaríamos codo a codo para buscar una solución a su problema, como el equipo que éramos.

 Matt clavo sus ojos en mí, provocando que las mariposas salieran de su capullo tras años de internación,iniciando un frenético baile. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.