La Promesa de Charlotte.

Capítulo 05: Llamas benditas

Tener a Leonore en todo momento pegada a mí fue un martirio. Me costó mucho concentrarme en clases sin tener que estar cuidando que no fuera a suceder nada que otros pudieran ver como extraño. Acabar las clases fue un completo alivio.

—¿A dónde iremos?—pregunta Leonore sin dejar de seguirme.

—Con alguien que creo podrá ayudarnos—respondo tratando de recordar donde se ubica la vidente.

—Que bien, estaba comenzando a pensar que no teníamos opciones—contesta soltando una pequeña sonrisa.

Me deja algo confundido y me invade un sentimiento de culpa. ¿En verdad pensé dejarla a su suerte con tal de salvarme yo? Quizá hubiera sido lo mejor para mí, pero simplemente no pude hacerlo. La culpabilidad me atrapa cuando pienso en ello.

—No te preocupes, saldremos de esto—respondo.

Obviamente quiero hacerlo. No tengo ganas de morir.

—No debe estar muy lejos el sitio que busco—digo mientras sigo buscando.

Después de un rato logro dar de nuevo con el lugar. Luce exactamente igual que en mi primera visita. Siento una ligera incomodidad en el ojo derecho.

—Eh…

Leonore titubea y duda un poco. Parece que siente lo mismo que yo.

—¿Seguro que es aquí?—pregunta extrañada.

—Si—respondo con algo de incomodidad.

Una parte de mi dice que entre, mi ojo derecho pide huir. No tengo idea de a quien hacerle caso.

—Quedarnos aquí no solucionará nada, vamos—digo mientras camino hacia la entrada.

Leonore me sigue de cerca. Tampoco quiero que se aleje, algo me está dejando intranquilo. Mi primera visita no me dejo esta sensación, pero hoy es diferente.

—¿Hola?—pregunto con cautela al entrar.

Todo está apagado, no parece haber nadie en el lugar. Sobre una mesa hay una pequeña hoja, pero no puedo distinguir bien que dice sin acercarme. Camino lentamente hacia el lugar, me está dando miedo estar aquí.

—No me gusta como luce este sitio—dice Leonore agarrando mi brazo derecho.

—¿Piensas que a mí sí?—contesto sarcásticamente.

Ya más cerca del papel puedo ver de qué se trata. Un símbolo extraño esta dibujado en él. Mi ojo derecho reacciona, como si se tratara de una alerta, como si pudiera tomar control sobre él.

—No me gusta como se ve ese símbolo, vámonos—pide Leonore al borde de los nervios. Su ojo también se ha activado.

—Creo que te haré caso…

Un brillo pasa volando, impactando mi brazo izquierdo. El dolor es increíblemente fuerte y en cuestión de segundos estoy gritando.

—¡Frank!—grita Leonore al verme caer al piso.

—Asqueroso demonio—dice una voz familiar.

Observo lo que se ha clavado en mi brazo. Un pequeño cuchillo es lo que me provoca el dolor. Ya he tenido accidentes con objetos filosos como este, pero el sufrimiento que me da esta arma es diferente, quema mi sangre y mi ojo derecho es el que se lleva la peor parte.

—No entiendo cómo pudiste engañarme la primera vez, pero no lo has conseguido hoy—dice Andrea saliendo de las sombras.

¿Pero quién rayos es esta mujer?

—Como sea, sufre una muerte agonizante entre la luz que tanto detestas—continua mientras saca una espada, similar a un estoque con un grabado extraño.

—¡Espere, no lo haga!—chilla Leonore al ver la escena.

—Tú también ¿eh?—dice lanzando otra cuchilla, pero esta vez en dirección a Leonore.

Ella cierra los ojos por reflejo, esperando el impacto. Sin embargo este no llega, atraviesa a Leonore como si de humo se tratase y el arma se clava en la pared.

—¿Qué acaba de pasar?—se pregunta Andrea.

Leonore también está cuestionando eso.

—Acabaré contigo después de él—me señala.

Acto seguido empuña el estoque y lo clava en mi estómago. Unas llamas azules salen de mi herida y el dolor se intensifica. Observo como la sangre que escupo se comporta como si de ácido se tratase. ¿Qué rayos pasa conmigo? ¿Será el pacto? ¿Todo fue parte de un plan de Alice para que alguien más se encargara de mí?

—¡Frank! ¡NO!—grita Leonore al verme.

—No quiero… morir aquí… detente—pido con las pocas fuerzas que me brinda el ojo.

—Asqueroso demonio, seres como tú no merecen misericordia—dice sin ceder a mi petición.

—¡Por favor, deténgase!—vuelve a gritar Leonore.

Andrea se queda pensando un momento, pero no retira el estoque.

—Puedo explicarlo… solo déjeme hablar—vuelvo a pedir mientras continúo escupiendo sangre acida.

—¡Si lo mata no podré reencarnar y él no podrá ayudarme! ¡Por favor!—suplica Leonore.

Creo que me duele más saber que me ve como herramienta que la espada que me atraviesa.

—Muy bien, tienes diez segundos, después te mandaré de regreso al infierno—contesta sacando la espada de mi vientre.



#7382 en Otros
#834 en Aventura
#5552 en Fantasía
#2262 en Personajes sobrenaturales

En el texto hay: cazadores, espiritus, demonios

Editado: 18.10.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.