La Promesa de los 18 Años

El Pasado Oscuro de Rubí

Rubí siempre había sido la chica perfecta. Desde pequeña, había aprendido a ser la que todos esperaban que fuera: la hija ejemplar, la amiga fiel, la estudiante modelo. Nadie imaginaba que, detrás de esa fachada perfecta, se escondía un corazón roto, lleno de resentimiento.

Era difícil recordar el tiempo en el que las cosas no eran así, cuando su vida parecía tener un rumbo claro, cuando pensaba que todo estaba bien. Pero luego todo cambió, y su vida nunca volvió a ser la misma.

Todo comenzó con Samantha. Al principio, Rubí pensó que su amistad con Vladimir era algo sólido, que no había nada que pudiera romperlo. Pero cuando vio a Samantha acercarse a él, cuando vio cómo su amiga y su novio comenzaban a pasar más tiempo juntos, algo dentro de ella se rompió. Al principio fue un pequeño detalle, algo que no le dio mucha importancia, pero luego las señales se hicieron más claras. La complicidad en sus miradas, las sonrisas que compartían, los momentos en los que Vladimir parecía alejarse cada vez más de ella, todo eso la consumía lentamente. Rubí no quería creerlo, no quería aceptar que lo que más temía estaba sucediendo. Pero la verdad salió a la luz, y fue un golpe más fuerte de lo que había imaginado.

La traición de Samantha fue lo que la cambió para siempre. No era solo el hecho de que su amiga hubiera estado allí, tomando lo que le pertenecía, sino lo que significaba. Samantha había cruzado una línea que nadie debía cruzar, y lo peor de todo era que lo hacía con la misma apariencia de inocencia que siempre la había caracterizado. Rubí comenzó a sentirse como si su mundo se desmoronara ante sus ojos. Había amado a Vladimir, había creído que su amor era suficiente, que nada podría separarlos. Pero ahí estaba, su propia amiga, arruinando todo con su presencia.

Después de esa revelación, Rubí intentó mantener la calma. Al principio, pensó que podría superarlo, que el tiempo sanaría sus heridas. Pero el dolor se acumulaba, y la ira también. Ya no podía ignorar lo que sentía, y comenzó a dar rienda suelta a su odio. De alguna manera, la idea de vengarse de Samantha se instaló en su mente como una necesidad. Necesitaba hacerle sentir lo mismo que ella había sentido.

Los meses que siguieron fueron una mezcla de indiferencia y silencio. Rubí dejó de lado su amistad con Samantha, pero más importante aún, dejó de lado su corazón. Comenzó a cerrarse a todo, a volverse más fría, más calculadora. Ya no quería ser la chica que todos adoraban, la que todos pensaban que era perfecta. Decidió que sería la que todos temieran. Y cuando conoció a Alexander, supo que había encontrado el aliado perfecto. Alexander, como ella, entendía lo que era jugar al juego de las apariencias, lo que significaba usar a los demás como piezas en un tablero. Juntos, podían conseguir lo que querían. Pero lo que Rubí no esperaba era que, mientras se adentraba más en este juego de alianzas, comenzara a ver a Alexander como una pieza más que podía usar.

La oportunidad de vengarse de Samantha se presentó cuando Alexander comenzó a acercarse a la familia Mora. Rubí vio en eso una oportunidad para recuperar lo que había perdido, para devolverle a Samantha el dolor que ella misma había experimentado. Se alió con él, sin pensarlo dos veces. No le importaba si Alexander tenía otros intereses, lo que le importaba era que, con su ayuda, podría destruir la vida de Samantha. Había pasado demasiado tiempo guardando su dolor, y ahora estaba lista para que todo el mundo viera lo que había pasado realmente.

Pero a medida que Rubí se adentraba más en este plan, algo comenzó a cambiar. No era solo su odio hacia Samantha lo que la impulsaba; también había algo más, algo que no podía controlar. En lo más profundo de su ser, todavía sentía una punzada de lo que había sido su relación con Vladimir. Esa herida que nunca terminó de sanar, ese amor no correspondido que la seguía atormentando. Y en el momento en que vio a Vladimir de nuevo, esa herida se abrió con más fuerza que nunca.

No podía negar lo que sentía. Aunque se hubiera convencido de que lo mejor era deshacerse de él, su corazón aún latía por él, y eso la dejaba vulnerable. Sin embargo, su rencor hacia Samantha era más grande. Necesitaba ver cómo caía, cómo perdía lo que tanto había deseado. Y Alexander, por supuesto, era el instrumento perfecto para hacerlo.

Los días siguientes fueron un torbellino de emociones y decisiones calculadas. Rubí se sumió en sus pensamientos, planificando cada paso, buscando la manera de asegurarse de que su venganza fuera completa. Samantha no se daría cuenta de lo que se le venía encima hasta que fuera demasiado tarde. Y mientras todo eso ocurría, Rubí seguía sonriendo, con la misma fachada de perfección, como si nada estuviera pasando. Pero dentro de ella, la oscuridad se iba apoderando de su alma, y ya no había vuelta atrás. La Rubí que alguna vez fue dulce y confiable ya no existía. Solo quedaba la sombra de lo que había sido, dispuesta a destruir todo lo que tocaba.

La historia de Rubí no era solo la de una chica traicionada, sino la de una mujer que se había convertido en su propia venganza. Y, aunque se decía a sí misma que todo lo que hacía era por justicia, en el fondo sabía que solo estaba alimentando su propio odio, una ira que no dejaría de consumirla hasta que hubiera acabado con Samantha.

Y así, en su silencio, Rubí continuó tejiendo su red, sin mostrar nunca su verdadera cara. Todos seguirían viéndola como la chica perfecta, mientras ella movía las piezas del tablero, esperando el momento perfecto para atacar. Y ese momento, Rubí lo sabía, estaba cada vez más cerca.

Rubí recordó el día en que conoció a Alexander con una claridad inquietante. Fue una tarde cálida, un día cualquiera que podría haber parecido normal, pero que se convertiría en uno de los más significativos de su vida. Estaba en una de las reuniones de la familia Mora, cuando alguien la presentó a él, un joven que había llegado con una propuesta que Rubí no esperaba, pero que rápidamente comprendió que podía ser su oportunidad de hacer que todo volviera a su lugar.




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