Siento el cuerpo tan pesado…
Abro los ojos y lo primero que notan mis ojos es una ventana grandísima. Las cortinas azules…un momento ¿seguía en Hilton?
Me siento en el sillón sintiendo como me mareo de nuevo y llevo la mano a mi frente. Escucho el sonido de una puerta, pero lo logro levantar la mirada, hasta que siento unas manos en mi barbilla que me hacen mirar para arriba.
—Buenos días ¿Cómo te sientes? —pregunta Evan.
Se miraba realmente preocupado.
—Estoy bien ¿qué pasó? —Evan se sienta a mi lado y me pasa un vaso de agua. Lo recibo con una sonrisa.
—Te has peleado con una amiga y…
—Oh Dios…Tamara —susurro sintiéndome culpable, pero al mismo tiempo no tanto ¿eso era posible?
—Ella está bien —agrega deprisa. Entonces se sonroja y lo miro confundida—. Luego has salido corriendo y eh…yo he ido detrás de ti. Estabas muy alterada y te has desmayado.
Vuelvo a beber del vaso hasta dejarlo vacío. Lo coloco en la mesa.
—Gracias Evan.
—No fue nada.
Nos quedamos en silencio hasta que yo decido hablar de nuevo.
—Lo siento.
—¿Qué?
—Que lo siento. Por haberme ido ese día así de la nada y por haberte ignorado —lo miro con una sonrisa—. ¿Me disculpas? No quiero que me odies.
Evan toma mi mano le deja un beso en ella. Siento una punzada en el corazón que no supe interpretar muy bien.
—Tranquila Brave, necesitaras algo mas fuerte para hacer que te llegue a odiar —murmura arreglando un mechón de mi pelo detrás de mi oreja—. Pero volviendo al tema ¿porqué ya no podemos hablar? Si es por tu novio y te estoy causando algún problema está bien, no quiero que pelees con él o algo así.
Lo miro confundida.
—¿Novio? —le pregunto. Evan asiente.
—El chico ese moreno ¿Mario?
—Marcos —susurro.
—Ajá, él.
—Marcos no es mi novio —Evan alza sus cejas con sorpresa.
—¿Enserio?
—Si. Es un poco pesado, pero no es mi novio para nada —me río y Evan truena su lengua.
—Vaya, entonces ¿porqué no querías hablarme? ¿te he empezado a caer mal?
Suelto una risilla.
—No. Es que, no lo se. No he tenido más amigos además de Tamara, Vanesa y los chicos. Solo entré en pánico —le explico.
«No tiene nada que ver que mi ex te haya amenazado»
—Vale, hagamos algo —se levanta y toma mi mano indicándome que levante con él.
Le hago caso, pero siempre que estoy frente a Evan me sentía diminuta a pesar de medir 1.70, me sacaba muchísimos centímetros de más, eso estaba claro.
—¿Qué estamos haciendo?
—El día…oh espera —me suelta y toma una flor del florero que hay sobre una mesita—Listo, ahora sí. El día de hoy, yo Evan Miller, me ofrezco para ser amigo de la señorita Brave Jones. Prometo no traicionar su confianza, ser leal y no casi atropellarla nuevamente —suelto una risa y Evan me entrega la flor—. ¿Qué dice bella dama? ¿acepta mi amistad?
Me quedo viendo sus ojos por un buen rato hasta que sonrío por completo y decido seguirle el juego.
—Solamente si el señor Evan vuelve a comprarme un helado de chocolate.
—Con extra crema batida y muchas chispas de colores, sí. Lo haré, cuantas veces quieras —susurra.
Muerdo mi labio y luego asiento.
—Vale. Amigos entonces.
—Amigos —toma mi mano y le da un apretón.
En ese momento la puerta se abre dejando ver a Foster.
—Eh, hola. Jon, que bien que estas despierta, es hora de irnos —comenta.
Entonces miro la hora.
Ay no.
Ay no.
Abro mis ojos con pánico y suelto las manos de Evan.
—¡Es tardísimo! —grito y ambos pegan un salto.
—¿Para qué? —cuestiona Evan.
—Hoy es lo del museo Williams J.P y…
—Lo sé, por eso hay que irnos. Empieza a las 8 ¿llevaras a alguien? —pregunta mi tío viendo su reloj.
Entonces suelto las palabras sin intentar detenerme. Salen en automático dejándome sorprendida hasta a mí.
—Evan ¿quieres ir? —tanto mi tio como él me miran algo sacados de lugar.
—¿A dónde?
—Una conmemoración dedicada a mi madre —susurro y él asiente.
—Vale, sí ¿segura?
—Pues claro.
—De acuerdo, tengo dos horas…le diré a mi madre.
Él sale de la habitación y no noto que sigo sonriendo hasta que Foster me mira con una sonrisita.
—¿Qué?
Editado: 20.11.2024