La promesa de un te quiero bajo la lluvia

Capitulo XV

Brave

Hace 10 años

—¡Cuidado!

Caigo golpeándome contra un árbol. La bicicleta se resbala a unos metros de mi cuerpo. Siento el ardor en mis manos y parte de mi rostro.

—¡Brave! Oh Dios mío cariño —me toma en brazos y hace una mueca—. Eso ha de doler muchísimo.

Y cuando me mira a los ojos me es imposible no hacer un puchero y soltar a llorar. Mi madre sonríe y besa mi frente antes de recostar mi cabeza en su hombro.

—Tranquila, mami te cuida.

Siento que caminamos por un rato y después llegamos a la cocina. Ella sube al baño a buscar cosas y yo me quedo lloriqueando. Levanto la mirada cuando alguien entra.

—Papi…

—Ahora no Jones —grita y dejo de llorar.

No sé que tenía con siempre llamarme por mi apellido y no por mi nombre.

—¿Dónde está Mary? —señalo las escaleras y él suelta un gruñido. Cuando por fin me mira con atención para en seco. Veo preocupación en sus ojos— ¿Qué te pasó?

Iba a responder, pero justo en ese instante mi madre apareció. Traía consigo una cajita blanca y pañuelos.

—Se ha caído de la bicicleta —susurra.

—¿No sabes cuidar a tu hija? —murmura con desprecio. Mi madre aprieta la cajita con furia.

—Nuestra hija —me lanza una mirada y mi padre se ríe.

—Si, nuestra. Límpiala e intenta que no se miren las heridas, Richards vendrá hoy a cenar y trae a su hijo.

—Sabes que no me gusta que Lucas juegue con Brave, es dos años mayor y es muy brusco con ella —se acerca a mi y saca una toalla para limpiar parte de la sangre en mis manos y rostro.

—Tonterías, Jones se la pasa muy bien con él ¿cierto, niña? —asiento agachando la cabeza—. ¿Ves? Nada de que preocuparse.

—¿Y tú por qué estas tan apurado? —pregunta mi madre viéndolo con curiosidad.

—Cosas del trabajo, algo que no te incumbe —saca una manzana del refrigerador y luego se acerca a ella—. Déjala impecable, sabes del trato.

Después sale lanzándome una mirada de desprecio.

—¡No olvides recoger a los mellizos! —es lo último que grita.

Mi madre sigue limpiándome las heridas y cuando termina pone unas curitas. Besa mi frente, mis manos, mi cabeza y mis mejillas.

—Te amo Brave, perdón por dejar que chocaras con ese árbol, mami no dejará que eso pase de nuevo ¿sí? —asiento y la abrazo.

—¿Puede venir Vanessa mañana? La extraño —ella sonríe.

—Claro que puede, llamaré a su madre ¿quieres que venga Tammy? —abro mis ojos y empiezo a negar. Ella suelta una carcajada— De acuerdo, solo Vane.

—Mami.

—¿Si amor?

—No me agrada Lucas —susurro—. Siempre está besándome las mejillas y toma mis manos con fuerza cuando no quiero abrazarlo o me grita si juego con otros niños en el colegio —hago una mueca y ella acaricia mi pelo.

—Lo sé princesa, ya lo arreglaré —suelta un suspiro largo y luego vuelve a sonreír—. ¿No quieres acompañarme hoy al taller? Tengo muchas pinturas nuevas que quiero estrenar. Podemos ir después de recoger a tus hermanos —levanto mi rostro con entusiasmo.

—¡Si! ¿Puede venir el tío Foster?

—Sería maravilloso, pero solo seremos tú y yo por hoy ¿te parece bien?

—Muy bien.

Besa mi cabeza y yo la abrazo.

Éramos ella y yo contra todo. Y en mi corazón, siempre será así.




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