La prometida de mi hermano

CAPÍTULO 5

APENAS HA COMENZADO

"Nuestras almas, como dos imanes ineludibles, se atraen con una fuerza irresistible, tejiendo un destino que ni el tiempo ni la distancia pueden deshacer".

Serkan, con una copa de coñac en la mano y una pelota antiestrés en la otra, contempla la ciudad de Atenas desde la ventana de la habitación de su pent-house. A lo lejos, la Acrópolis se alza majestuosa. Las luces de la ciudad brillan como un mar de estrellas sobre el horizonte. Los edificios altos, iluminados, destacan contra el cielo oscuro, creando una silueta impresionante.

Los sonidos de la noche se filtran tenuemente a través de la ventana cerrada. Se pueden escuchar los ecos lejanos del tráfico, el zumbido de las motocicletas que serpentean entre los coches, y uno que otro claxon ocasional.

Desde su altura, Serkan mueve rítmicamente la pequeña pelota entre sus dedos. Ya es tarde, y mañana, tiene una reunión importante a primera hora con unos inversionistas; debería irse a la cama. Debería dormir. Pero no se siente cansado. Está inquieto y no puede dejar de hacerse una pregunta.

¿Qué va a hacer con respecto a Kaia Zikros?

Necesita respuestas.

Había subestimado la situación, pensado que ese asunto iba a ser fácil. Suponía que la prueba de que es una bailarina de casino era suficiente para descartarla como pareja adecuada para su hermano.

Convencido de eso, fue hasta allá, decidido a abordarla. Se presentó ante ella y se ofreció a llevarla a casa esperando encontrar la típica actitud interesada y coqueta que suelen tener las chicas del casino, que están dispuestas a hacer cualquier cosa por acercarse a un hombre como él.

Sin embargo, Kaia no actuó de la manera que él esperaba. Derribó todas sus expectativas desde el primer momento.

Incluso, pensó que ella vivía en un lujoso apartamento pagado por Corban, pero en eso también se equivocó.

Serkan se pregunta por qué.

La única explicación lógica que encuentra es que, una mujer con suficiente inteligencia, seguro, no coqueteó con él porque no se arriesgaría a poner en peligro lo que tiene o puede tener con otro hombre adinerado. Y de ser así, representa una amenaza mucho mayor de lo que había imaginado.

O, tal vez, solo tal vez, es por otra razón muy distinta. La lógica le exige considerar esa posibilidad. Quizá Kaia no es la clase de chica que la evidencia sugiere. Recuerda su actitud desconfiada, su cuerpo tenso y nervioso.

No, definitivamente, ella no es como él esperaba.

Por eso decidió investigar más a fondo.

Así que contrató un equipo de seguridad para seguir sus pasos. Durante varios días, los investigadores observaron cada movimiento de la pareja, documentando sus encuentros, rutinas y comportamientos.

Monitoreaban a Corban desde que salía de la mansión o del edificio donde están ubicadas las oficinas administrativas de los casinos, lo siguieron cuando tomaba taxis que lo llevaban a una zona de la ciudad en un edificio ruinoso donde nadie viviría si tuviera elección.

Tomaron fotos cuando era recibido, en algunas ocasiones por Kaia, o cuando otras veces él entraba con llaves propias. Anotaban las noches que dormía en ese lugar y, cuando en una oportunidad, se fue mucho después de que Kaia se marchara para el trabajo. En otra ocasión, documentaron los investigadores, que Kaia lo despidió en la puerta, Corban le susurró algo en el oído y se dieron un abrazo emotivo.

—¿No hubo besos? —preguntó Serkan con el rostro inexpresivo, mientras revisaba el informe.

—No, señor Makris. No compartieron besos. Solo lo que se puede ver en las fotos.

El equipo de seguridad también investigó a Kaia y descubrieron que lleva una rutina estricta y marcada. Cada mañana, bien temprano, abandona el apartamento y se dirige a una reconocida empresa de cosméticos, donde trabaja como archivadora, un empleo poco remunerado pero respetable. Por las noches, su destino es el casino donde Serkan la conoció.

En el informe también consta que, una vez a la semana, Kaia y Corban salen juntos, pero solo en las tardes y para hacer diligencias. Van al supermercado, compran algunos víveres, medicinas y anticonceptivos, luego regresan al apartamento. En esos días, por lo general, Corban suele quedarse a pasar la noche. En algunas ocasiones, después de las compras, se sientan a tomar un café en alguna cafetería del centro de la ciudad.

Serkan observa las fotos en su escritorio y contempla el rostro de Kaia.

—Es realmente muy hermosa —reconoce.

En las imágenes muestran a Corban y Kaia sentados frente a frente, como dos amigos íntimos de toda la vida. Kaia se ve sonriente, aunque no deja de verse cansada y mientras que Corban luce radiante y entusiasmado.

Serkan detalla las fotos una y otra vez, pero por mucho que se esfuerza no ve amor en esa pareja, por lo menos, Kaia no luce como una mujer enamorada.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 27.06.2024

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