La prometida de mi hermano

CAPÍTULO 36. ¿QUÉ LE HICISTE?

¿QUÉ LE HICISTE?

"Engañar es como romper un espejo, las piezas pueden juntarse, pero la imagen nunca será la misma".

Corban, después de levantarse de la mesa donde están Serkan y Xandro, se dirige a hacia donde Ghania y Eleni charlan animadamente. A medida que se acerca, sus ojos se llenan de una calidez indescriptible al ver a su esposa.

Ghania le sonríe radiante, y esa luz en su mirada refresca el pecho de Corban, recordándole, una vez más, lo afortunado que es de tenerla en su vida. Verla disfrutar de su boda con tanta tranquilidad y alegría lo llena de felicidad y orgullo. Sabe que para ella llegar a este día no ha sido nada fácil.

Corban siente cómo su corazón se expande al pensar en todo lo que ella tuvo que superar para que este momento fuese posible, cómo ambos lucharon contra todos los contratiempos y el dolor del pasado. El camino que recorrieron estuvo lleno de obstáculos y sacrificios, pero Ghania, con su determinación y su fortaleza, enfrentó todo para que su amor y su unión pudiera convertirse en una realidad.

Y, ahora, están allí, juntos, amándose como anhelaban.

Incapaz de contener el impulso, se inclina y le da un beso suave, cargado de ternura, agradecimiento y profundo amor. Ghania le devuelve el beso con una sonrisa conmovida. Se sienta a su lado, y una paz indescriptible lo envuelve. En este día, nada es más perfecto que verla feliz.

—Es hora de partir el pastel —anuncia Eleni, poniéndose de pie con una sonrisa.

Ghania asiente de acuerdo. Cuando Eleni se aleja, Corban aprovecha, abraza a Ghania por la cintura y la acerca hacia él con suavidad, dichoso de tenerla entre sus brazos.

—Te amo —le susurra, al tiempo que sus labios rozan los de ella.

Ghania sonríe, completamente enamorada, en sus ojos se refleja de inmediato el amor infinito que siente por él.

—Yo te amo más —responde, con dulzura.

Corban sacude la cabeza con una expresión juguetona.

—Eso es imposible —contesta, y une sus labios en un beso dulce, profundo, lleno de promesas.

Las manos de Ghania se posan suavemente sobre el rostro del hombre que ahora es su esposo, y él la atrae aún más hacia su cuerpo. Ambos sienten cómo sus corazones laten al mismo ritmo, como si estuvieran sincronizados.

—Ya quiero que estemos a solas, señora Makris —murmura Corban, cerca de su oído—. Quiero saber qué se siente tener sexo duro y salvaje con una mujer casada.

Ghania suelta una risita divertida y sus ojos se llenan de picardía y complicidad.

—Yo quiero saber si es cierto eso de que los hombres casados son muy calientes e insaciables —susurra y se muerde el labio con provocación.

—Oh, señora Makris, no haga esas cosas —señala su labio—, o no alcanzaremos a cortar el pastel.

Ríen con divertida complicidad.

—¡Casi lo había olvidado! —refunfuña Ghania—. Eleni debe estar esperándonos.

Corban suspira con resignación.

—Ni modo.

—Vamos, señor Makris —se levanta con una gran sonrisa, aunque no quiere soltarse de los brazos de su esposo, el lugar donde más segura y amada se siente—. Todavía tenemos una fiesta que celebrar.

Corban asiente con una mirada y una sonrisa que le derrite los huesos. Empieza a buscar con la mirada a Kaia, quiere que ella la acompañe a la mesa del pastel. Sin embargo, no la encuentra.

—Ve con mi madre —le pide Corban y le da un rápido beso en los labios—. Yo buscaré a Kaia. Creo que la vi con Serkan hace poco.

—¿Con tu hermano? —pregunta Ghania, con extrañeza.

Corban se encoge de hombros.

—Sí. Iban hacia allá —señala hacia unos arbustos—. Espero que se entiendan y empiecen a llevarse bien —dice ilusionado.

Nada lo haría más feliz que ver a Serkan y Kaia llevarse bien como concuñados. Conoce de sobra cuán protector es su hermano; cuando alguien le importa, hace todo lo posible por mantenerlo a salvo, así que, contar con la amistad de Serkan significaría que Kaia estaría mucho más segura.

No deja de inquietarlo el hecho de irse de luna de miel y dejarla sola por otra temporada, aunque rápidamente se tranquiliza al recordar que, durante su estancia en Suiza, Kaia estuvo sola y no tuvo ningún contratiempo.

Ghania frunce el ceño y asiente. Se encamina de inmediato a donde Eleni la espera. Como buena matriarca, su suegra imparte instrucciones a los camareros y la servidumbre para asegurarse de que todo continúe fluyendo a la perfección, tal como lo ha hecho hasta ahora. Ghania no puede evitar admirar la habilidad con la que su suegra maneja todo con precisión y calma, garantizando que cada aspecto de la celebración siga impecable.

—¡Corban! —Xandro lo llama al verlo dirigirse hacia los arbustos, donde él sabe que Serkan está con la hermana de la novia.

Corban se detiene, y Xandro se acerca a él.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 26.09.2024

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