La prometida de mi hermano

CAPÍTULO 40. ÉL ESTÁ BIEN

ÉL ESTÁ BIEN

«En cada latido de mi corazón, hay un eco de tu nombre. Dame la oportunidad de convertir ese eco en una melodía de amor eterno».

DOBLE ACTUALIZACIÓN. Parte 2

Rato después, Kaia reúne a todo el personal del gimnasio y les presenta a Serkan. Les informa que, a partir de ese momento, el CEO de Empresas Makris y el dueño del local, trabajará codo a codo con ellos. Las exclamaciones de sorpresa y desconcierto no se hacen esperar. La situación, a Kaia, por un momento, le parece divertida. Si a ella le costó asimilar la presencia de Serkan en el gimnasio, no puede ni imaginarse lo que será para el resto de los empleados.

Serkan, además de ser un tipo muy apuesto, proyecta seguridad, imponencia y poder. Y aunque, al principio, ella pensó que parecería un pez fuera del agua, lo cierto es que, con su innato don de liderazgo y su carisma, se acopló con rapidez, y ganó el respeto y aceptación de todos.

En los días siguientes, Serkan llega después de mediodía, y se encierra con Kaia en la oficina, donde analizan datos y formulan estrategias. A ella todo eso la emociona sobremanera. Serkan, sin duda, ha hecho la tarea, demostrándole por qué es uno de los empresarios más ricos y poderosos del país. Ha investigado los mercados, potenciales clientes e inversores, los locales comerciales, las distribuidoras de equipos, posibles constructoras y todo lo referente al programa de becas e incentivos, que es lo que más le interesa a Kaia.

Si Serkan quería impresionarla, lo consiguió, claro que ella, no se lo reconocerá. No mientras siga desconfiando de él y de sus intenciones. Por el momento, ha cumplido su parte del trato, y su relación se ha limitado al ámbito laboral, ni por un segundo, ha tocado terreno personal.

Kaia admite, aunque a regañadientes, que disfruta de su compañía más de lo que ella desearía. La fuerte atracción que siente por él es innegable. Con solo mirarlo, las piernas le flaquean, las manos le tiemblan sutilmente y su traicionero corazón late enloquecido. Sin embargo, sabe que estas reacciones y respuestas físicas no son suficientes para olvidar el pasado.

Es cierto, el hombre que se presenta cada tarde se parece mucho al que despertaba junto a ella en aquella suite en Croacia, con quien vivió dos de las semanas más maravillosas de su vida. Es caballeroso, respetuoso, atento. Nunca, en ningún momento, ha intentado siquiera tocarla, no la ha mirado de forma insinuante ni ha hecho comentarios fuera de lugar. Por momentos, Kaia ha llegado a pensar que, después de todo, el interés de Serkan en el proyecto es puramente comercial.

Y ella no sabe, a ciencia cierta, si esa posibilidad, la alegra o la entristece.

—El campeonato internacional de gimnasia aérea es en dos meses —comenta Serkan, tres días después, mientras revisa la información en la página web oficial del evento, desde su laptop personal—. Contactaremos a los mejores instructores del país para que te preparen —dice con el rostro serio, concentrado en la pantalla—. Los contrataremos, pagaremos todos sus gastos en la ciudad y…

—No participaré en esta ocasión —interrumpe sin apartar la vista del documento que tiene en las manos—. Solo seré entrenadora.

—¿Por qué? —le pregunta, extrañado.

—No puedo —contesta de manera cortante.

—¿No puedes? ¿Por qué? —insiste.

Kaia endereza su postura y respira profundo. Sabe que, independientemente de lo que ha sucedido entre ellos, tiene que decírselo en algún momento. Ya lo había decidido mucho antes de que él se apareciera en el gimnasio aquella tarde.

Serkan tiene derecho a saberlo; de hecho, esa fue la razón real por la que aceptó trabajar con él. Aun así, la idea de enfrentarlo le oprime el corazón. Pero, ella necesita acostumbrarse a su presencia sin que duela tanto.

—Hace más de tres años que no entreno como es debido —dice—. Necesito retomar hábitos alimenticios, rutinas de entrenamiento que exigen mucho esfuerzo físico y otras cosas más. No tengo las condiciones necesarias y no estaré lista a tiempo —pasa saliva, reprendiéndose a sí misma por no decir la verdad completa.

—Entiendo —responde comprensivo—. Entonces, esta vez, nos enfocaremos en las alumnas que seleccionaste.

—Sí, únicamente en ellas.

Kaia regresa la vista al documento, cierra los ojos con fuerza, no puede seguir ocultándoselo, siente el peso de la verdad como una piedra en su pecho. Pronto se hará más notorio y cuanto más tiempo pase, más complicada se tornará la situación.

Aunque no desea ningún tipo de relación con Serkan más allá de lo laboral, ya que sus heridas aún siguen abiertas, ella no es una mujer egoísta, ni inmadura. Sabe que él está tan involucrado como ella y, por lo tanto, tiene derecho a saberlo.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 26.09.2024

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