La protegida del director

CAPÍTULO 2

Conocer los alrededores

Había dormido muchísimo; su cuerpo estaba tan cansado, su mente tan abrumada que en cuanto tocó la cama con sábanas de plumas en aquella habitación descansó por horas. Cuando sus ojos se abrieron aquella mañana lo primero que acudió a su mente fue haber tenido un sueño bastante vívido con sauces mágicos y hechiceros atractivos. Sin embargo, al echar un repaso alrededor fue consciente de ese entorno, le era desconocido y mágico por completo. Realmente había sucedido. Farid la salvó y huyeron juntos.

Se sentó en la cama echando hacia atrás su melena oscura y rizada, seguramente estaba hecha un desastre, rebuscó en sus bolsillos el móvil para darse cuenta de que estaba cargado a un noventa por ciento. Lamentablemente le era inútil porque no tenía señal. Bueno, no es que esperara que hubiera antenas o internet inalámbrico en aquel reino. Ninguna compañía telefónica tendría tanto alcance. No obstante el aparato le servía para ubicarse en la fecha y por lo que parecía su primer instinto había acertado porque durmió mucho, durante un día; era catorce de febrero. Apagó el móvil para conservar la carga, nunca se sabía si lo necesitaría en algún momento. Estiró los brazos para desperezarse lanzando otra mirada a la estancia. Era sencilla y bonita. Digna habitación de un palacio aunque no con muchos artilugios; solamente un armario, una mesa y un hermoso espejo ovalado con su silla. En la decoración predominaba el dorado así como en el salón del recibidor, pero no lo hacía de una manera chillona, más bien delicada, y el color de las paredes contrastaba con el mismo.

Mildred, el ama de llaves del colegio de Farid ingresó a la habitación con una bandeja repleta de comida en sus manos. Su estómago gruñó en deleite al percibir olores conocidos, la mujer frente a ella era bastante anciana, delgada y baja. En su juventud debió ser una absoluta belleza porque aún conservaba de la misma, además tenía alas que la llevaban con parsimonia de un lado a otro. No preguntó, pero estaba bastante segura de que era un hada de piel brillante. Mildred le tendió la bandeja para luego proceder a sentarse en la cama sin dejar de observarle con atención como si tuviera el poder de leer su mente. Con cuidado la joven tomó la taza cuyo líquido olía a café, luego empezó a comer vorazmente los huevos revueltos, pan tostado y mermelada de frambuesas.

—Oh, muchas gracias —dijo a la recién llegada después de comer—. No tenía idea de lo hambrienta que estaba hasta ahora.

—Estuvimos preocupados por ti. No sabíamos que podías dormir tanto. ¿Estás bien, muchacha?

Se sonrojó. —El cansancio me pasó factura. Estoy bien, gracias. ¿Cómo supiste que había despertado?

—Las aves son parlanchinas —Señaló hasta una ventana que no había visto. Pequeños pájaros de color turquesa se asomaban por la misma sin pudor y parecían parlotear entre ellos, luego volaban y otros aparecían repitiendo el procedimiento—. Tienen curiosidad, ya sea porque eres nueva o humana. Pronto encontrarán otro entretenimiento y podrás dejarlas abiertas. Es extraño que las gárgolas no las espantaron.

—¿Pueden sentirse ellas también curiosas?

Las cortinas bajaron.

—Todos lo estamos.

—¿Quieres hacerme algunas preguntas o…?

—Oh, no —Mildred movió una mano en gesto despreocupado—. Estoy aquí trabajando porque confío plenamente en el criterio del director y eso abarca a todas las áreas. Pero no quise dejarte desayunando sola en tu primer día, además, tengo la responsabilidad de indicarte todo:

» Los desayunos y comidas puedes hacerlas aquí en la habitación, solamente tienes que informarme para traerlos. Por favor, dime con anticipación cualquier comida que te apetezca. En el caso de las cenas son a las siete y se reúne el personal para hablar de lo ocurrido en el día, sería un honor contar con tu compañía.

La joven asintió de acuerdo. —No soy muy buena cocinera, pero en lo que concierne a la limpieza puedo ayudar. Si me dices que área o…

Mildred se echó a reír. —Oh, lo siento. No, no es necesario. Estás en un castillo encantado y una de las ventajas de la magia es la ayuda para temas triviales. Con un movimiento de mis manos ya está todo en orden.

—Hay mucho para aprender.

—Eres la invitada de nuestro director. Siéntete libre de explorar a tu antojo tanto dentro como fuera del castillo. Pero antes, es mi deber indicarte que en el armario hay unas cuantas prendas que pueden servirte hasta que venga la modista y en el baño hay artículos de higiene y perfumes. Él dispuso todo para ti.

—Es muy amable de su parte.

—Sí, lo es. Tuvo que irse temprano a una reunión con el Ministro de seguridad. Si quieres salir a explorar puedes hacerlo con toda tranquilidad —luego esperó unos segundos como si considerara dejarle saber alguna información extra—. Las miradas estarán puestas en ti, todos se conocen y tú eres la nueva. No te harán daño y tampoco te abordaran directamente hasta que el director se pronuncie acerca de tu situación.

» Este reino está repleto de muchas criaturas; algunas tan hermosas que son hipnóticas y otras que no lo son tanto, te pido por favor prudencia con esas, no los mires fijamente. Ellos saben lo desagradables que son y no les molesta. Ahora, tampoco te sumerjas en ningún lago o río si llegas a toparte con alguno.



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En el texto hay: amor, venganza, realeza

Editado: 15.01.2025

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