La protegida del director

CAPÍTULO 3

La protegida del director

Era como si un nudo estuviera atascado en su garganta e hizo todo su esfuerzo para sacarlo tosiendo con fuerza notando que de hecho era agua, mucha, la que se había alojado allí. Por varios segundos tosió y tosió llevando su mano al pecho aliviando la presión allí. Con los ojos aún cerrados se recostó en el suelo rocoso para descansar un poco y sus ojos se abrieron de golpe al recordar cómo había llegado a esa situación.

El gato, el risco, las sirenas… morir devorada y todo eso.

El sol brillaba ajeno a las perversidades del mundo, a sus tribulaciones y daba luz a la criatura que acariciaba su rostro con aparente fascinación. Sera se estremeció ante el frío contacto, no pudo hacer otra cosa que asombrarse por la cercanía de la sirena; tenía uñas largas y afiladas, posiblemente tan dañinas como para cortarla a la mitad y sus dientes, oh, caramba, parecía la dentadura de una piraña. Esas armas no disminuían su preciosidad ni un ápice, no obstante, el terror le recorrió por completo el cuerpo. Las manos de la sirena se dirigieron hasta el cuello de ella y bajaron lentamente.

—Aunque la escena sea estimulante —una voz ronca, masculina y oscura interrumpió la evidente curiosidad de la criatura, Sera no se movió porque temía enfurecer a la exploradora—, no creo que ella aprecie tu contacto, sirena —finalizó él.

La sirena sonrió y sin soltarla dirigió su mirada azulada por encima de ella. —Nunca había visto a una humana con vida. —No hablaba, cantaba; entonaba una melodía sugerente y embriagadora, no pudo evitar parpadear por la confusión que se estaba gestando en sus sentidos. Volvió la vista a ella. —Es bonita.

La risa del desconocido era tan profunda como su voz. —Algunos son más interesantes así. Gracias, Marina. No olvidaré tu colaboración.

—Para mí es un placer apoyarle a usted, príncipe renuente, siempre le esperaremos en las profundidades —cantó antes soltarla para saltar hacia atrás hacia el agua y nadando lejos con sus compañeras.

Sera estaba completamente empapada y confundida. Se sentó rápidamente viendo como sus pies aún estaban inmersos en el agua sacándolos de inmediato e hizo todo su esfuerzo para enfrentar al desconocido. Este apoyaba la cadera contra el tronco de un árbol mientras que sus brazos permanecían cruzados. Su liso cabello era tan negro como su ropa. Muy alto, fornido y elegante. Tenía facciones finas, líneas rectas y aristocráticas, además de expresión dura. El rictus en sus delgados labios indicaba que no reía ni bromeaba a menudo. Sus ojos de color violeta intenso le recordaron mucho al gato.

—Así que las turquesas noticiosas no han perdido en absoluto su toque. Hay una nueva habitante en el reino y es humana nada menos, pero lo más sorprendente y delicioso es que es la protegida del director.

Sera carraspeó acercándose más al joven por puro instinto, no debería confiar en sí misma, sus arrebatos eran peligrosos. Sin duda, lo de la sirena no fue suerte, ni casualidad, lamentablemente tampoco la protección del director, aquel desconocido le había salvado, y seguramente con un propósito.

—¿Por qué la sirena no se dio un festín conmigo?

—Porque yo se lo pedí.

Simple, directo y austero en explicaciones.

Avanzó otro paso. —¿Por qué? ¿Eres un buen samaritano que no podía permitir ver a una pobre incauta ser despedaza hasta la muerte? O, quizás, ¿hay una razón completamente desconocida para tu altruismo?

—Todas, ninguna. —Se encogió de hombros. —No hay respuesta exacta si quiero quedar como un caballero.

Había algo en su voz; una fina ironía que la estaba exasperando. A pesar de su postura relajada, los ojos de ese joven mostraban una intensidad poderosa, no le sorprendería que fuese algún tipo de tunante, tenía toda la pinta de pícaro y ella no podía dejar de observarle con avidez. Seguramente era de esas criaturas tan hermosas e hipnóticas y quizás ella no era completamente inmune a su encanto.

—No te ofendas, pero realmente dudo muchísimo que la caballerosidad tenga cabida en esta situación. Te agradezco por salvarme, de verdad lo hago, pero no puedo evitar sentirme inquieta por lo que vendrá a continuación. Y no conozco aún las reglas de cortesía para este caso.

Él se despegó del árbol y dejó caer las manos. —Aceptaré tu agradecimiento con palabras si me respondes a una pregunta, ese es mi trato.

Sera lo pensó por largo rato, pero después asintió.

—¿Por qué una figura como Farid, el director, está dispuesto a protegerte?

Ella jamás conversó con el director si su acuerdo era un secreto o una desventaja. A pesar de todos los recelos que pudiese tener, en ese momento ella temía ser devuelta al agua. No quería morir, tampoco dejar sus restos en aquellos dientes de piraña, entonces Farid tendría que disculpar su imprudencia.

Suspiró. —Hace años le salvé la vida, solamente me está devolviendo el favor porque estoy en muchos problemas en mi mundo. —Creyó pertinente no hablar mucho acerca de la promesa o de la manera en cómo salvó su vida ni el estado en que lo encontró.

Si bien eran detalles importantes, no estaba obligada a ser explicita. El pelinegro asintió como si de hecho, fuese la información que le faltaba. A su espalda, un movimiento llamó la atención de Sera, una bola de pelos negra se sacudió tres veces. Ella chilló señalando al gato con un dedo.



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En el texto hay: amor, venganza, realeza

Editado: 15.01.2025

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