Recuerdos congelados
El día siguiente la nieve aún continuaba, pequeños pero constantes copos caían una y otra vez, la temperatura por supuesto era baja, así fue durante toda la noche, Sera observaba la blancura mientras tomaba una taza de chocolate. A su lado, Mildred parecía igual de abstraída. Ese día los niños no tendrían actividades las habían cancelado para permitirles disfrutar del primer amanecer nevado y podían observarles correr por todo el reino completamente felices, juguetones, sus risas resonaban en cada rincón.
—¿En dónde está Farid?
Mildred no apartó la vista de la ventana al responder: —Está en una reunión desde anoche. —No lo dijo, pero en su rostro se demostraba el descontento hacia el actuar del director, era evidente que la anciana no apoyaba su alianza a pesar de su lealtad.
—La presencia del príncipe Darek les tiene un poco inquietos, asumo.
La anciana se giró para mirarla; sus ojos eran astutos, sabios, dignos de alguien que había vivido y pasado por mucho. Sera podría ser reservada, pero nada en la vida le preparó para ocultar completamente sus pensamientos.
—Bailaste ayer con él —Parecía como si apenas estuviera recordándolo. —, y hablaron. ¿Por qué parecía tan interesado en tu conversación, muchacha?
—¿Eso quiere decir que mis palabras no te parecen interesantes? —cuestionó recibiendo de la mujer un fuerte resoplido. —Quería saber si estaba bien por lo del risco. Y quizás… enviar una especie de mensaje a Farid. —No ocultaría algo que seguramente el hombre le revelaría a su mano derecha.
—Cree que el director y tú están en una especie de relación, ¿no es así? Por eso tuvo la atención puesta en ti la mayor parte del tiempo.
El corazón de la joven dio un vuelco, bueno, ella había descubierto al príncipe observándola en más de una ocasión, pero que alguien más lo hiciera era bastante alarmante. ¿Quién más se había dado cuenta? ¿Era posible que el príncipe hubiera planificado todo para provocar una reacción en Farid? Pues era más que posible, no obstante, obtener algún tipo de emoción en el director parecía improbable.
Ella se encogió de hombros. —No soy más que una amiga para Farid, me encargué de dejarlo en claro al príncipe y a quien fuera —Eso no era mentira tampoco, esa pregunta abundó bastante durante el baile—. No fingiré ser más de lo que soy, además, por mentir no meteré en problemas a tu director con alguien más…
Mildred se echó a reír con ganas, luego hizo un movimiento con su mano señalando la estancia. —Este es su amor, amante y mejor amiga; la escuela. Y no eres nada sutil, niña.
Ella hizo una mueca. —No me vas a negar que es atractivo.
La anciana rodó los ojos. —Mucho.
—Y atento, respetable y… encantador. No estoy diciendo que me guste, solamente me siento un poco… intrigada, ¿está bien? ¿Por qué digo esto? ¡Se lo dirás!
—¡Claro que no! —Dijo la anciana—. No estoy en este lugar para ser su vista y oído. Bueno, sí. Pero con situaciones graves, esto no es nada malo. Si le dijera al director acerca de todas las muchachas que suspiran al verle, no podría hacer otra cosa y tengo muchas responsabilidades. Él te presta más atención de la que piensas, muchacha. De hecho, nunca se olvidó de aquella niña que lo salvó, no puede ser casualidad, eres tú, ¿verdad? —Ella asintió. —Solamente es cuestión de hacerle actuar, ¿me entiendes?
—No.
—Haz que le sea imposible solamente notarte. Eres muy bonita y él no es indiferente, debes ser valiente aunque sea para intentarlo y si no funciona, bueno, lo dejan atrás y ya. Pero no deberías tener miedo de buscar lo que quieres.
—Si él me quisiera vendría a mí, ¿no crees? —Bueno, era una pregunta válida, por muy mágico que el reino fuese, seguramente algo tan básico como el cortejo no podía variar tanto entre mundos.
—Si no estuvieras bajo su ala, seguramente lo hiciera. Su vida ha estado repleta de responsabilidades, sentido del deber y honor, ¿realmente crees que alguien con ese pasado haría un movimiento hacia su protegida? ¡No! se sentiría como si se estuviese aprovechando. ¿Por qué crees que te dio ese collar aparte de su protección? Es un caballero.
«Bienvenida al Reino del Sauce, donde son pocos los caballeros que existen y yo no soy uno de ellos». La voz del príncipe resonó fuerte en sus pensamientos, el hombre le había revelado muchísimo con esa oración y no sólo por él. Sera sonrió sin dar respuesta a la anciana y se perdió por largo rato en sus pensamientos.
La caída de nieve mermó una hora después, salió del castillo para jugar con aquella fría creación, le encantaba, como en su niñez podía pasar largo rato entreteniéndose con ella; su mente evocó a sus padres, no negaría para sí misma lo mucho que extrañaba los cálidos brazos de los Thorne. Sera fue una niña verdaderamente amada y deseada, los cirujanos hicieron lo imposible para darle la bienvenida y ella se sintió bien consigo misma por haberles podido retribuir con el mismo cariño. Jamás les rechazó ni les recriminó nada porque no tenía bases para ello, asistió a los mejores colegios y todas sus presentaciones estuvo acompañada por ellos. Desearía poder abrazarlos por última vez así fuese un segundo.
Sin siquiera darse cuenta, una solitaria lágrima cayó de su mejilla hasta la nieve y se perdió en ella. Una de sus manos tembló cuando la levantó para limpiarse las gotas que fluían cada vez más gruesas en sus ojos y pudo contemplar con asombro como la nieve empezaba a moverse; se echó hacia atrás aún sorprendida para ver un círculo materializarse del hielo, una especie de luz morada rodeó lo que se parecía bastante a una bola de nieve. Observó alrededor pero nadie estaba cerca, ni siquiera las gárgolas vigilantes parecían prestarle atención. La curiosidad fue el impulso de sus actos, tomó el artilugio evidentemente ya formado por la base, esta era definitivamente madera fuerte y oscura. Dentro de la esfera había diminutos copos de nieve y cuando lo sacudió no apareció un paisaje frente ella como debía, de hecho, ante sus ojos los pequeños copos formaron algo bastante parecido a dos personas, un hombre y una mujer de hielo, luego, una personita mucho más pequeña, con cabello rizado castaño se lanzaba a los brazos de las figuras para darle un fuerte abrazo en el cual la pareja se fundió con inmenso afecto.
Editado: 18.02.2025