Tutores entrometidos
La reunión con los representantes estaba a punto de tener lugar la tarde pautada, el director del colegio poseía una expresión estoica que no le pasó desapercibida a nadie, tuvo una mañana larga, ocupada pues había llegado justo de haberse reunido con el presidente. ¿Por qué una figura de autoridad como ese hombre sentía tal necesidad hacia Farid? Este era demasiado joven para estar enredado en esos temas. Si cuando Fabio llegó al poder no requirió del joven, ¿por qué ahora parecía una pieza tan importante en los movimientos estratégicos del hombre? Al menos que, por supuesto, se tratara meramente de un peón, no por primera vez la joven contempló en su mente la posibilidad de que el director no fuese más que aquella pieza dispuesta a ser sacrificada para ocultar una estrategia más elaborada, más grande, su cuerpo sintió un escalofrío al pensar en una batalla entre el príncipe y el director, ella misma había probado lo peligrosa que se podía tornar la situación si se hacía enojar al hombre, la diferencia y lo sabía desde lo más profundo de su ser era que Farid no retrocedería ni por miedo ni por orgullo. Moriría apoyando su causa, la que fuera, él perecería con honor.
—¿Sera? —La joven alzó la vista para encontrarse con la mirada del joven, ambos se encontraban fuera de una de las aulas de clases, dentro estaban los representantes a la espera de las explicaciones de su director, no obstante, el rubio parecía más interesado en hablar con ella. —¿Está todo bien contigo? Pareces un poco… lívida.
Asintió. —Es que… estoy un poco nerviosa por los padres —mintió—, ¿qué haremos si te piden mi cabeza? —Se llevó las manos al cuello para parpadear excesivamente demostrándole que aún perturbada podría encontrarle diversión al asunto.
Él sonrió. —Diré que me gusta exactamente donde está.
Extendió una mano para señalarle el camino de entrada. Sera se preguntó por qué esos últimos días decía esas cosas, era como si intentara de alguna manera coquetear con ella pero no siendo verdaderamente abierto.
Cuando ingresaron al salón se quedó paralizada por un segundo al ver la cantidad de personas en el lugar, no se imaginaba que sería una reunión tan grande y no solamente había madres, también padres, la mayoría tenían la mirada puesta en ella con expectación.
—¡Buenas tardes! —Farid no cambió en nada su expresión cerrada, se posicionó a espaldas de la joven quien saludó a los presentes con una sonrisa. —Cielos, es impresionante verlos a casi todos aquí, creo que esto no había sucedido nunca. Cecilia puede iniciar ya que es la jefa del comité.
Una mujer de hermosa piel oscura se levantó, tenía el cabello largo con trenzas y vestía con un floreado vestido azul. Esta miró a Sera con curiosidad, pero igualmente le correspondió la sonrisa. —Estamos conscientes de lo ocupado que está director y queremos ser directos con esto: no sabemos cómo sentirnos con una humana cerca de nuestros hijos. —Bueno, eso sí fue rápido.
—¿Todos? —cuestionó Farid paseando lentamente su mirada por la sala, algunos asintieron mientras otros se encogían de hombros, la razón de aquella reunión era la curiosidad y no la preocupación. Muchos suponían que aquella chiquilla no podía representar un peligro para alguien quien pudiera defenderse con un poco de magia. El silencio se hizo en el lugar y el director carraspeó. —Lo comprendo. Entiendo perfectamente sus preocupaciones e incertidumbre, este fue un gran cambio y ni siquiera me molesté en notificarlos al respecto.
» Después de pensarlo detenidamente, me di cuenta que, ciertamente debo hacerles partícipes de cualquier situación que pueda preocuparles; ustedes confían en mí para velar por sus familiares así como lo hicieron con mi padre, el fundador de este colegio —entonces todos sin excepción asintieron, demostrando el respeto sentido por ellos. —, y yo confío plenamente en Seraphina Thorne —dirigió su mirada hasta ella. —. Ella es una buena amiga y les doy mi palabra, jamás hará daño a alguno de sus hijos.
Los murmullos se extendieron por toda la habitación, sorprendentemente ninguno en desacuerdo con el hombre, pero las preguntas eran muchas. «¿Cómo, dónde y cuándo se habían conocido? ¿Cuánto tiempo estaría allí? ¿Por qué había decidido abandonar el mundo de los humanos? ¿Él era la razón? ¿Había más de una amistad para una decisión tan radical? ¿Habían visto alguna vez al director declarar ese nivel de confianza?»
—Señores —acalló el hombre. —, creo que ya me encargué de despejar la interrogante por la cual estamos aquí, ¿está bien? Las demás preguntas, de índole personal, no tienen lugar en las instalaciones de este colegio.
Cecilia levantó la mano y Farid aprobó para que preguntara. —Debido a todo el revuelo ocasionado por la llegada de la señorita Thorne han surgido muchísimas interrogantes acerca del mundo humano, algunas de nosotros, otras de nuestros hijos. ¿Cree usted que exista alguna posibilidad de poder resolverlas?
El rubio ladeó la cabeza pareciendo pensativo por largo rato. —No estaría nada mal, la verdad, si Seraphina acepta podríamos establecer una fecha y horario donde pueda darnos más claridad acerca de su mundo. Hemos adoptado muchos objetos, artículos y demás sin saber realmente que tan beneficiosos nos pueden ser. ¿Qué opinas?
—Estaría encantada, quiero decir, sería un honor. —Enrojeció Sera.
Varios sonrieron por el juego de palabras.
Editado: 18.02.2025