Sin mentiras

-La Nota-

Nosotros ya estábamos saliendo, sin embargo seguía buscándole la quinta pata al gato. Siento que nací con un detector de mentiras y esa fue la razón, por la cual me puse a investigar todo acerca de Alex. Fue de esta forma, que ya sabía el secreto que me ocultaba...

Alex me había mentido sobre su edad, él no tenía 21 años sino 24. Aunque soy de las personas que se sienten dolidas con las mentiras y suelen mandar todo a la borda desde un principio, yo quería saber porqué me mintió... y torturarlo un poco antes de que me diga la verdad. 

De esta forma, fue que envié sutiles mensajes como:

-- Es bueno que no me mientas. 

-- Lo que más odio son las personas que no son honestas. 

Más tarde, me enteraría que mi estrategia y esos mensajes sembraron una culpa en Alex por haberme mentido, justamente lo que quería lograr. Me decidí a plantearle esto la próxima vez que nos veamos y fue así, prepare una simple carta en la que describía brevemente mi investigación y en la que daba por sentado que me estaba mintiendo. 

Cuando llegó el momento de nuestra cita, me senté junto a él en el pasto y podía sentirlo incomodo, fue entonces que le dije:

-- Alex... ¿Me estás mintiendo? -vi su cara de sorpresa, yo le miré fijo y espere una respuesta.

--... Yo... -él no sabía que decir, así que estaba tartamudeando. 

-- ¿Sabes? Odio las mentiras, no te mentí en nada y espero que tu tampoco lo hagas. Entenderé si hay cosas que no quieres contarme, pero no me mientas. -dije segura. Él me vio y suspiró.

-- Es cierto, te mentí. Yo no tengo la edad que te dije, tenía miedo... me tardé en terminar la escuela secundaria hubo años de mi vida que deseaba mantener olvidados. En serio no quería mentirte pero... no sabía cómo ibas a reaccionar. -podía sentir la pena en sus palabras, el dolor... y eso era suficiente para que sonriera cálidamente y tomará su mano. 

Aunque quería antes dejarle en claro algo, así que mi rostro cambio de inmediato, mi mirada era fría pero segura.

-- ¿Sabes? -él me vio-. Odio las mentiras.

Él quedo congelado, podía sentir como el miedo que sentia podía ser transmitido con solo verme. Yo fingí sentirme muy ofendida, pero luego suspiré y le entregué el papel. Alex lo abrió y me miro sorprendido.

-- Tú... ¿Cómo es que...? -dijo sin poder creérselo.

-- Por favor, no me subestimes. Entiendo que tuviste miedo de decirme la verdad pero... prefiero que seas sincero conmigo. -sonreí-. Así que no me mientas de nuevo, de lo contrario te juro que no va a ser tan fácil que te deje hablar.

-- Lo siento de nuevo, prometo que no voy a mentirte más. No te ocultaré nada. -dijo seguro y tomo mis manos. 

-- Confiaré en ti -le dije, entonces hicimos la promesa de meñique-. ¿Sabes? si llegas a mentir... te tragaras mil agujas. 

-- Sí. -él cerro sus ojos y yo sólo podía verle.

Esa fue la primera vez que me mintió algo sobre él, podía entender que para Alex esos años perdidos lo torturaban incluso después de tanto tiempo. Quería que confiara en mí porque de esa forma yo también lo haría. 

Estaba consciente de que si empezábamos a mentirnos, solo causaríamos una gran brecha entre nosotros y que tarde o temprano terminaríamos.