Estaba paranoica. En las clases, miraba a todos lados, analizando a las personas a mi alrededor. Apenas había dormido; la angustia y la ansiedad me impedían descansar. Todo me resultaba agobiante. Me sentía observada y, en todo momento, estaba en alerta. Cada día que pasaba en este lugar, sin encontrar ninguno de los portales, me resultaba cada vez más cansado y aterrador.
Cada día ocurría algo nuevo, algo no muy agradable. Solo llevaba tres semanas aquí, pero parecía que había pasado toda una vida. Había visto cómo las sirenas se llevaban a inocentes a su terreno, personas que nunca volvían y a quienes daban por desaparecidas. La mayoría de esas personas eran híbridos o humanos con algún pariente mágico. Había una gran discriminación contra la raza humana y, aunque se suponía que yo era una elemental, me sentía más humana; me aterraba que me hicieran lo mismo.
Un día, sin poder evitarlo, reuní a todos, menos a Aston, a quien aún no soportaba. Mis ojeras eran evidentes, mi cuerpo se sentía pesado y era como si mi energía se estuviera desvaneciendo. Anna me había advertido que estaba más pálida de lo normal y me sugirió ir a la enfermería si no me sentía bien, pero me negué; sentía que podía aguantar un poco más.
Sentados, alejados de las miradas curiosas de los demás, les tendí la carta. Uno a uno empezaron a leerla. Sus expresiones cambiaron del asombro al horror, para luego maldecir.
—Esto debe ser una broma. Nadie sabe que eres el elemental de la tierra —dijo Fire, sin poder creer lo que estaba leyendo.
—Yo también lo he pensado. No he dado señales de serlo y siempre paso desapercibido —dije, suspirando mientras me reclinaba en la silla.
—Sí, pero aun así, tu aura ha cambiado —intervino Yulen, el único que se había mantenido tranquilo ante la noticia—. Desprendes más poder, quizá porque tu despertar está cerca. ¿Sabes lo que es el despertar?
Negué con la cabeza.
—Ya pasaste el duelo entre tu parte híbrida y la elemental, ¿verdad? —Asentí, eso sí lo sabía; Anna se había encargado de explicármelo.
—Bueno, pues el despertar es algo bastante más complejo —dijo Yulen, apoyando los codos en la mesa. Esbozó una sonrisa pícara en otra dirección, giró la cabeza y devoró con la mirada a una elfa que pasaba por su lado. Puse los ojos en blanco; Anna solo ladeó la cabeza. Fue Fire quien le dio un golpe en la cabeza. Yulen, haciendo una mueca, volvió a mirarme.
—Llamita, este cuerpo está para que las mujeres lo disfruten —se señaló a sí mismo. Oí a Anna reírse.
—Quizá te miren porque les pareces repulsivo —dijo Anna, encogiéndose de hombros.
Él levantó una ceja, le sonrió y se reclinó en su silla, colocando los brazos detrás de la cabeza. Mirando a Anna, le dijo:
—Mira, preciosa, el repulsivo es tu novio. Comparado con él, yo soy un dios —Vi una pizca de rencor en su voz.
—Es que cualquiera es mejor que él —sentenció ella, encogiéndose de hombros—. No eres tan impresionante, precioso. Solo una cara bonita, nada más —esbozó una sonrisa.
Yulen no dijo nada, se quedó callado observando un poco más a Anna. Tosiendo falsamente, hice que todos se giraran hacia mí.
—¿Hola? ¿Podrías explicarme lo del despertar, por favor? —dije, algo molesta.
—No quiero perder mi valioso tiempo, pero como estoy de buen humor, te lo explicaré —sonrió, mostrando sus perfectos dientes.
"—De verdad, humana, golpéalo. Quiero ver cómo se le borra esa estúpida sonrisa o, mejor aún, déjame salir a mí. No le haré daño, lo juro. Solo un pequeño susto, muy pequeño. Venga, nunca te pido nada."
Me reí. Este hombre tenía un humor negro, pero lo peor era que algo me decía que lo decía en serio, que no era una broma.
"—No te rías, lo digo en serio, Gaia. No lo aguanto... Bueno, no aguanto a casi nadie. A ti te soporto, ya es algo."
Me quedé helada al oír cómo decía mi nombre real. Un escalofrío me recorrió, pero lo ignoré.
"—Eso es porque estás dentro de mí. Si no, seguramente estarías planeando mi muerte."
Pude oír su risa en mi cabeza, y, por alguna razón, me sentí satisfecha de haberle hecho reír. Las palabras de aquel chico aún resonaban en mi mente: "He sentido una inmensa tristeza, y no venía de ti". ¿Cuánto había soportado este hombre? ¿Cómo culparlo por matar a quienes le habían arrebatado a su hija? No podía hacerlo, entendía perfectamente su reacción. Nilsa había confiado en su pueblo, y ellos la traicionaron.
—¿De qué te ríes? —me preguntó Anna, jugueteando con su comida.
—Come —ordenó Yulen, haciendo que ella lo mirara mal.
—Nada, no es importante —respondí, restando importancia al asunto. Nadie sabía que Holden estaba dentro de mí, excepto el chico, pero aún no quería revelarlo.
—Estábamos hablando del despertar. Céntrate, Yulen. Ella necesita saber lo que le está pasando. Además, no olvidemos que la están buscando; todos sabemos lo que pasaría si le ocurre algo —sentenció Acua.
—El despertar ocurre cuando tus poderes, que están adormecidos, empiezan a hacerse notar porque ya eres consciente de ellos. Es como si quisieran escapar de tu cuerpo, como si quisieran demostrar que ya están despiertos. Todos pasamos por eso. Normalmente sucede a los tres años, pero como los tuyos han estado dormidos durante más tiempo, ahora están saliendo de manera violenta. Quieren que el mundo sepa que existen.