La Reina De Los Condenados

Capítulo 4: Curiosidad peligrosa

Abigail caminó por las calles empedradas, rodeada de edificios antiguos, con paredes resquebrajadas y faroles tenues que apenas lograban vencer la oscuridad. El aire olía a humedad, licor fuerte y algo más... algo que solo los seres del inframundo sabrían reconocer: azufre y sangre seca. La atmósfera era densa, cargada de una energía oscura que vibraba en el ambiente.

Al llegar a un bar de puertas oxidadas con un cartel de neón rojo titilante que decía “El Infierno”, entró sin vacilar. Por dentro, el lugar parecía un cruce entre un club clandestino y un templo de decadencia: paredes negras adornadas con símbolos demoníacos, velas rojas derramadas sobre cráneos falsos y una música grave que parecía latir con el corazón de los condenados.

Abigail se sentó en la barra, cruzando las piernas con natural elegancia. Pidió un trago sin especificar. El cantinero, un demonio de ojos vacíos, ya sabía qué servirle.

Desde un rincón oscuro del bar, una figura familiar levantó la mirada. Taehyung. En el mundo humano, un ídolo. En el infierno, mucho más. Vestido de negro, su aura oscura era inconfundible.

—¿Qué te trae aquí? —preguntó con voz baja, arrastrada, casi seductora.

Abigail se levantó de su taburete con gracia y caminó hacia él. Se sentó a su lado, apoyando los codos en la barra.

—Buscando información —respondió, sin rodeos—. ¿Qué noticias hay en el mundo sobrenatural?

Taehyung soltó una risa baja, entre dientes.

—Nada bueno. El Consejo está dividido. El infierno huele a guerra. Una guerra interna.

Abigail enarcó una ceja, pensativa.

—Interesante... ¿Y los ángeles?

—Ocupados en pelear entre ellos —dijo con desdén—. Pero algunos están actuando por su cuenta, buscando alianzas aquí arriba.

Abigail sonrió, ladeando la cabeza.

—¿Y tú? ¿Sigues cantando para mí, aunque ya no estés en el infierno?

Él bajó la mirada, medio avergonzado, medio orgulloso.

—Digamos que... encontré nuevas formas de expresarme.

—¿Como ser un ídolo de K-pop? —se burló ella—. Quién lo diría. Mi demonio más leal, ahora firmando autógrafos y bailando coreografías.

Taehyung se encogió de hombros.

—La vida da giros, ¿no?

Abigail lo observó con una media sonrisa.

—He estado haciendo algo interesante aquí. Me hice pasar por accionista en JYP Entertainment.

Taehyung arqueó una ceja.

—¿Y qué tal?

—Entretenido. Conocí a Stray Kids. Son buenos. Pero hay algo raro...

—¿Raro cómo?

Ella se inclinó, bajando la voz.

—Hay observadores dentro. Dos demonios. Dos ángeles. Enviados por la orden.

Taehyung frunció el ceño.

—¿Qué buscan?

—Supuestamente están ahí para ayudarme a "entender a la humanidad".

—¿Tú? ¿Necesitando ayuda para entender humanos?

—Eso dijeron —respondió ella con ironía—. Al parecer, hay un desequilibrio. Algo grande. Y quieren que yo lo equilibre.

—¿Y por qué no fui elegido para ayudarte? Soy tu mejor amigo.

Abigail se echó a reír.

—Porque si tú estuvieras conmigo, estaríamos causando caos en vez de resolverlo.

Taehyung se rió, resignado.

—Soy un demonio muy responsable, lo juro.

—Claro que sí, demonio de la música —dijo Abigail, divertida.

En ese momento, la puerta del bar se abrió con un chirrido. Abigail se giró y sonrió al ver entrar a Felix y Seungmin.

—Justo a tiempo —comentó—. Taehyung y yo hablábamos de la vida, la muerte, el caos...

Felix se sentó junto a ella, con su típica sonrisa irreverente.

—¿Y qué le reclamabas esta vez?

—Se quejaba de no haber sido asignado como mi guía.

Seungmin rió.

—Bueno, el consejo sabía que no serían la mejor combinación para una misión delicada.

—¡Oigan! —protestó Taehyung con fingida indignación—. ¡Soy confiable!

—Por eso eres una celebridad —se burló Felix—. El demonio del drama.

Abigail rió entre dientes.

—Taehyung, ellos son Felix y Seungmin. Mis guías.

Taehyung extendió la mano.

—Un placer.

Felix la estrechó, con una sonrisa afilada.

—Sí, sabemos quién eres. El demonio que se enamoró de un ángel.

Taehyung se atragantó un poco.

—Eso fue hace siglos...

Seungmin agregó, riendo.

—Y todavía hay memes de eso allá abajo. “El ángel que le rompió el corazón al demonio más cursi”.

Abigail se quedó en silencio unos segundos, observándolo con curiosidad genuina.

—¿En serio? Nunca me lo contaste.

—No era importante...

Felix y Seungmin se miraron entre ellos, murmurando algo como "Claro que no..."

—¿Y cómo ustedes dos se hicieron tan cercanos? —preguntó Felix, aún curioso.

Taehyung sonrió, con nostalgia.

—Nos conocimos cuando ella se escapó del infierno. Tenía siete años. La encontré en medio del mundo humano, y decidí no devolverla.

Abigail asintió.

—Me mostró el mundo, sin filtros. Fue mi primer contacto real con la humanidad.

Seungmin abrió los ojos, sorprendido.

—¿Y qué hicieron?

—Todo lo que se nos ocurrió —respondió Taehyung—. Comimos helado, viajamos sin rumbo, nos colamos en conciertos, vimos el amanecer desde un tren...

—Nos quedamos atrapados en Corea por horas porque alguien vio a un humano que le llamó la atención —dijo Abigail, burlona.

—¡No empieces! —respondió él, cubriéndose el rostro—. ¡Tú también tuviste tu flechazo!

La sonrisa de Abigail desapareció un segundo, justo cuando la puerta volvió a abrirse.

Changbin y Lee Know entraron, serios, radiando autoridad.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Changbin.

Abigail se encogió de hombros.

—Reunión secreta. ¿No recibiste la invitación?

Taehyung se puso de pie, desafiante.

—Solo somos amigos.

Felix susurró a Seungmin:

—Alguien va a dormir en el sofá celestial esta noche...

Lee Know frunció el ceño.

—No puedes reunirte con demonios sin supervisión.

—¿Me vas a castigar con arpas y salmos?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.