La Reina Del Agua-Tercer libro De La Saga: Elementos-

Capítulo 4

"La furia no traerá respuestas, pero la paciencia quizá nos revele lo que aún no vemos

"La furia no traerá respuestas, pero la paciencia quizá nos revele lo que aún no vemos."

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Me quedé parada. Analicé la noticia que nos estaba dando Yulen. Ahora mismo no comprendía por qué su madre había pensado que era una buena idea concertar un matrimonio para Yulen. En esos momentos pude contemplar que estaba devastado, quizás más de lo que creía. Era extraño ver a Yulen de ese modo; solo en escasas ocasiones le había visto así de abatido. Quizás la idea de casarse no le agradaba, o quizás la idea de casarse con alguien que no conocía podía ser desconcertante.

Fire no dijo nada, solo se quedó callada, mirando a su mejor amigo. No pude evitar mirar a ambos y, en cierta manera, sentí envidia, sentí envidia de la conexión que había entre ellos dos. Yo nunca había experimentado eso, esa conexión de amistad, de mirar a una persona y saber lo que estaba cruzando por su mente. Cuando eres reina, tienes poco tiempo para las amistades, así como para los amores.

Pero ahora que lo pensaba, a mí nunca me habían impuesto que debía casarme, nunca. Aunque, dada la reputación de Yulen, era normal que quizás esa idea resultara provechosa. Sí, debía de ser por eso. Era lógico, dado que Fubuki estaba siendo mancillado por el futuro rey y por el rey de la corte angelical. Una imagen que, sin duda, haría que los seguidores de la corona se replantearan si dar un golpe de estado o rechazarlos como futuros reyes. Era un plan bastante brillante para mejorar la reputación de ambos, aunque, claro, para la reputación de Elyan haría falta más que un matrimonio para que mejorase.

—No puede hacer eso —miré a Fire. Pude divisar la rabia en sus ojos verdes, podía ver pasión en ellos.

—Sí que pueden —intervine. Los dos me miraron—. Dado que la reputación de Yulen es algo nefasta, es normal que concertar un matrimonio, seguramente con una princesa de buena familia y buena reputación, pueda ayudar a favorecer la suya. Es lógico, un plan brillante. Estoy de acuerdo con la decisión de tu madre —me sinceré.

Yulen maldijo y, mirándome con rabia, me dijo:

—¿Qué vas a saber tú de lo que es favorable o no? ¿Te has enamorado alguna vez? No creo. Nunca sabrás lo que es que te amen y ser amada, así de sencillo —dijo con veneno en su voz.

Sus palabras se me clavaron como puñales. Alcé la cabeza. No podía dejar que mis emociones se apoderaran de mí.

—Solo miro por el futuro de Cagmel, simplemente. Como futuro rey, dejas mucho que desear. Quizás con este matrimonio mejores tu reputación, quizás te conviertas en el rey que merecen tus súbditos —mi voz era fría como el hielo que cubría este reino.

—A veces me pregunto qué vi para enamorarme de ti. A veces me pregunto qué pude ver en ti. Pero claro, el amor no se elige, ni siquiera a la persona a la que amas, porque los sentimientos son caprichosos. Pero bueno, me tuve que enamorar de la única persona que no siente, que no sabe lo que es la compasión. Quizás ese sea mi castigo por desear algo que no puedo tener —dijo Fire suspirando, y sin más, se fue.

Yulen se quedó con los ojos abiertos. Me miró, haciendo que yo le mirase a él. En esos momentos me quedé sin palabras, no sabía qué decir, simplemente me quedé parada, observando el cuerpo de Fire yéndose, dejándome con mil dudas en la cabeza.

¿Me amaba? ¿Por qué? ¿Por qué torturarse con algo que no puede tocar, con algo que no puede desear? Entonces caí en la cuenta de que yo estaba en las mismas que ella. Ella estaba enamorada de mí, yo estaba enamorada de Asia y Asia estaba enamorada de Aston. Ambas, Fire y yo, compartíamos eso: desear a personas que no podíamos tener ni tocar.

—Fire es demasiado mujer para ti. Me alegro de que no la puedas tocar, me alegro de que nunca podáis estar juntas, porque ella se merece mucho más de lo que tú le puedes dar —sin más, también se fue Yulen, dejándome sola.

No lo tomé en cuenta. Comprendía que, en esos momentos, no viera que era beneficioso para él. Aún era un crío y debía aprender de la vida. Por ello, simplemente lo dejé pasar. En otras circunstancias habría reaccionado de manera negativa; no me gustaba que me hablasen de esa manera. Pero, aunque la gente no lo creyese, podía llegar a comprender los sentimientos que los seres tenían, sentimientos que, en mi opinión, eran innecesarios, pero había seres que necesitaban expresarlos.

—Algún día entenderás por qué hacen esto, algún día entenderás que lo hacen por tu bien —dije en un suspiro y, sin más, salí al exterior. Necesitaba tomar aire.

Como era de esperar, las calles frías de Fubuki eran solitarias




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