La reina del sur

Capítulo 2

Bien temprano por la mañana desayunamos, casi solos, solo junto a la gente que trabaja en la posada. No queríamos perder tiempo y mucho menos queríamos seguir en la ciudad con la vieja mentirosa. Odio que le metiese el miedo a Brien. Sé que su mayor miedo es convertirse en prostituta porque su padre le metió en la cabeza que cuanto más se relacionase con hombres peor podría irle en la vida, y muy posiblemente acabaría en una taberna como prostituta. Espero que pasar tiempo, mucho, lejos de su padre y del reino le haga abrir los ojos. No necesito una dama asustadiza, necesito una guerrera.

– ¿Vas bien en el carruaje?- le pregunta Issan.

– Idiota.- se escucha desde dentro.

– ¿Qué le hiciste?- miro mal al cazador de piel más oscura, sin llegar a mi tonalidad.

– Nada.- dice con una falsa inocencia.

– Vio mi ropa interior.- grita Brien.- Entró sin llamar a mi cuarto.

– ¿Por qué no cerraste con llave?- le pregunta Marte un poco confundido, yo también me pregunto lo mismo.

– Se me olvidó, en Preim yo no me encargo de eso.- todos reímos, incluso el príncipe Daven se encargaba de cerrar sus puertas en palacio.

– Bueno, al menos aprendiste algo.- río.- Lleva más cuidado para la próxima, y siempre cierra la puerta con llave, no sabes quien puede querer entrar.

– De acuerdo.

Seguimos el viaje a caballo por varias horas más hasta que los caballos comienzan a resoplar, se ven cansados y necesitan descansar para beber agua y alimentarse. No necesitamos que se nos enfermen nuestros medios de transporte, sin ellos tardaríamos semanas en salir de Preim, y eso es demasiado tiempo. Una semana ya es demasiado, para mí, semanas sería algo desesperante.

– ¿Crees que esa anciana era una validus?

– No, pero quizás si una bruja.- me encojo de hombros.

Daven me mira antes de sentarse a mi lado, lejos del resto. Parece que lo están pasando bien, todo irá bien hasta que lleguemos al sur, a mi no me va a pasar nada pero ellos… bueno, somos personas territoriales pero tenemos nuestras razones. Los del norte han intentado conquistarnos tantas veces que nos hemos vuelto rehacios a ellos. No los van a echar por ser extranjeros pero no los van a ver con buenos ojos, algunos podrían llegar a insultarlos aunque no entenderán mucho.

– No parecía una bruja.

– No, solo una mentirosa.- ruedo los ojos.

– Aquel día en palacio hablaste de tu padre, pero ¿no sabes quien es tu madre?- río a medias, nadie cree que la Diosa sea mi madre de verdad.

– Daven, eres inteligente.- él asiente medio dubitativo.- Podrás adivinar quien es mi madre, sino lo haces de aquí a que lleguemos al primer reino del sur, yo misma te lo diré. Solo si lo intentas.

– Te gusta no darme respuestas inmediatas.

– Te quitaría el interés en mí.- él me mira sorprendido.- No soy ciega Daven, Krein tampoco lo era.- suspiro.- Él se dio cuenta antes que yo, él siempre sabía las cosas antes que yo.

– ¿Qué quieres decir con eso?

– Amo, y amaré a Krein durante toda mi larga vida.- asiente.- Pero Krein sería mi amigo y consejero por toda la vida, su juramento siempre pondría una barrera entre ambos. Así que le di una pequeña parte de mi corazón pero dejé el resto para enamorarme de otra persona.

– Entendido.

– Daven.- me mira otra vez con sus ojos pálidos.- Tiempo, es lo que más necesito para superar su muerte.

– Tienes tiempo.

– No tengo tanto, pero al menos mi cabeza estará distraída en este viaje para no pensar en que podría haber evitado su muerte.- resoplo.- Me negué a creer que podría ser tu hermana, de hecho, llegué a pensar que era Iren pero él no tenía la forma de envenenarme.

– ¿Envenenarte?

Daven se mira horrorizado, creo que a pesar de ver como era realmente su hermana pequeña. Esa niña a la que había defendido con todo su honor, todavía no la cree capaz de hacer ciertas cosas. Que el guardia de Daven lo intentase matar, se debió principalmente a un embrujo por parte de Ameba, pero los embrujos tan fuertes y lejanos, solo pueden perdurar hasta la muerte del embrujado por una bebida. En pocas palabras, Elena le dio algo para que intentase matar a Daven.

– Si, y no fui la única.

– ¿Con qué te envenenó?

– Con vanadio, y a Brien igual.- él me mira aún más sorprendido si es que puede.- Por eso ella me ayudó aquel día y no tú, ella tenía cosas pendientes con tu hermana.

– No tendré piedad con ella.- sonrío antes de apoyar mi cabeza en su hombro.

– Aprendí algo nuevo.- le aviso.

Lo descubrimos anoche después de que me escapase al bosque, fue realmente gracioso empapar a los Dioses. En mi defensa no pensé en eso, solo quería hacer lo de siempre, el aire pero pues no salió como esperaba. Tenía sed, pensaba en agua y pues todos, incluida yo, acabamos cubiertos de agua.

Me concentro un poco en el río que tengo delante, ni siquiera muevo las manos, solo me imagino haciendo algunas figuras y al abrir los ojos, no encuentro exactamente lo que estaba pensando pero si una enorme gota de agua, lejos para que estemos seguros.

– El mar.- asiento, aunque es mejor englobar a todo el agua.

– Piensa en mis dones, y en las profecías que he recitado y encontraras la respuesta a quien es mi madre.- me separo un poco de él.- Te amo Daven, por si necesitabas saberlo.

Me alejo de él sin escuchar respuesta, me siento al lado de Brien quien rápidamente me abraza y mira mal a los cazadores. Brien es demasiado asustadiza, y por desgracia todo se debe a su padre y a las ideas que le ha metido en la cabeza.

Saco la daga que me dio mi madre cuando escucho un ruido, busco rápido con mi mirada a Daven pero está al lado de Issan. Miro desesperada a todos los lugares que puedo. Busco el peligro sin dar con él.

Mi cuerpo se tensa, mi mente se queda en blanco pero no sale ninguna palabra antes de que vuelva a la normalidad. Me quedo paralizada, nerviosa y sigo buscando a quien ha provocado el ruido. Hasta que un pequeño cervatillo sale de detrás de unos matorrales. Resoplo porque no es nadie que quiera asesinarnos, sería demasiado pronto pero tenemos que estar pendientes de todo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.